Cine & Filosofía
Alain Badiou estudió filosofía en la Escuela Normal Superior de París entre 1956 (fecha de la independencia de Marruecos) y 1961. Dio clases en la Universidad de París VIII (Vincennes/Saint-Denis -doinde lo conocí) y en la ENS desde 1969 hasta 1999, cuando fue nombrado director de su departamento de filosofía. Impartió cursos en el Collège international de philosophie. Fue discípulo de Louis Althusser, influenciado por sus primeros trabajos epistemológicos. Es considerado, junto con su contemporáneo Jacques Rancière (conocido entre nos por El maestro ignorante), como uno de los filósofos más importante de la actualidad en Francia.
Es raro acceder a un biopic sobre un filósofo contemporáneo (arriba la película completa). Gracias a una extraña carambola, que incluyó en julio de 2014 una serie de conferencias de cinco días titulada «Badiou sobre Badiou» en el Kendall College of Art and Design en Grand Rapids, Michigan y continuó con un rodaje rodaje en Paris en mayo de 2016 a manos de Gorav and Rohan Kalyan la proeza se concretó.
Nietzsche escribió que toda filosofía es una biografía del filósofo. La vida de Alain Badiou sugiere que lo contrario también es cierto. El primer largometraje sobre el filósofo vivo más famoso de Francia tiene mucho para ilustrarnos.
En esta pelicula sui generis Badiou hace extensas referencias a su constelación familiar, a la frialdad de su madre, a su preferencia por su hermano, a su crianza en Rabat, Marruecos a manos de mujeres árabes que tiñeron para siempre su vinculación con los oprimidos. A los pocos minutos cambia de registro y deja lo familiar para abrazar lo politico que en su caso es profundamente personal (se casó 3 veces con compañeras de ruta ideológicas) y tuvo 4 hijos).
Toda filosofía es profundamente política: el Mayo francés
Los dos viajes políticos con Roger Lallemand, lo llevaron a Camiri cuando Regis Debray (y su aventura muy poco feliz con el Che) estaba preso y corría la posibilidad de una condena a muerte. Eran mundos completamente diferentes a los nuestros porque el capitalismo aun no se había expandido completamente. Hoy ya no tenemos dos horizontes diferentes. Se acepta que todo es igual en todas partes,
La creación ex-nihilo es solo para los dioses. Los humanos siempre venimos de un maestro. Para Badiou ese maestro fue Sartre y la obra que lo convirtió en filosófo fue El Ser y la Nada. Pero pensar es pensar contra, y Badiou fue mucho mas allá que Sartre. El desarrollo del estructuralismo en los 60 le dió vía libre a los formalismos y a la ciencia rechazando la fenomenología de Husserl, de Heidegger y del propio Sartre, sus maestros.
El gran desafío era salvar la figura de la subjetividad dentro del contexto de la estructura y la conciencia. Organizar la posibilidad de una síntesis entre Sartre y Platón. Algo imposible pero como decía Lacan lo imposible es lo real.
1968 divide la vida de Badiou -cuando tenia 34 años- en dos. El mayo francés es para el filósofo el modelo de lo que es un acontecimiento, la categoría clave de su filosofía. En ese momento estaba dando una clase de poesía sobre Rimbaud, Mallarmé y Lautreamont quien instaba a ir a las barricadas en vez de estudiar sus poemas.
Badiou se sumó a las primeras asambleas y reuniones entre estudiantes y obreros sorprendido por los mundos disjuntos en los que ambos vivían. El mayo 68 abrió vasos comunicantes entre realidades personales y colectivas hasta entonces totalmente segregadas y antinómicas.
Como corolario entre 1968 y 1978 Badiou no pudo escribir una sola línea. Todo ese tiempo lo dedicó a la política y a re(descubrir) el mundo. El secreto de un evento no es su espectacularidad sino su facilidad y veracidad. El secreto del Mayo francés como acontecimiento fue su pulsión revolucionaria (fácilmente desactivada como lo comenta Kristin Ross en May 68 and its afterlives en shows que llegó a servir a una agenda política antitética a las aspiraciones del movimiento. Los sociólogos, los ex-líderes estudiantiles arrepentidos y los principales medios de comunicación dieron a lo que fue un evento político un significado predominantemente cultural y ético (de paso Badiou confunde a Tupamaros con Montoneros en su listado de liberaciones sucesivas “una revolución planetaria de jóvenes educados”).
Siempre se vuelve a París
Su regreso a París con Foucault, Deleuze y muchos otros tuvo un twist emocional porque se junto con Cecile Winter, su segunda mujer, una estudiante maoísta en Vincennes con quien adoptó un chico congolés.
Finalmente Badiou le dedica mucho tiempo en el film y pone énfasis en la verdadera vida y en el coraje por asumirla. La subjetivacion es la transformación de la ansiedad en coraje. El descubrimiento de que el débil puede ser el mas fuerte de acuerdo a cierta ideológica y organización (Sloterdijk también trabajó estos temas en Haz de cambiar tu vida. Sobre antropotécnica; 2009).
Los años 80 señalan el inicio de la contrarrevolución liberal anclada en la falta de profundidad de la contrarrevolución cultural de los 60. Badiou insiste en que se trata de la ley de la historia (las revoluciones siempre fracasan hasta que triunfan). Cierra la entrevista una referencia a su tercera mujer Judith Balso.
Esas pinceladas -muchas que no conocíamos-, nos sirvieron para engarzar con una entrevista reciente donde retoma algunos de estos temas, pero mas que nada esclarece ese intento siempre difícil de articular estructuralismo con fenomenología, marxismo con existencialismo, rechazo del capitalismo con su infancia poco feliz.
Muchas vidas pasadas
Los que tenemos muchas décadas sobre las espaldas hemos vivido muchas vidas pasadas. Empezamos allá lejos y hace tiempo. Lo conocí a Alain Badiou a principios de 1969, era uno de los mas destacados discípulos de Louis Althusser, y tomé uno de los primeros seminarios que dictó en la Universidad de Vincennes recientemente creada en enero de ese año (adonde asistíamos a diario con Tomás Abraham).
Previamente había leído su maravilloso artículo en la revista Critique ‘Le (Re)commencement du matérialisme dialectique’ [review of Louis Althusser, Pour Marx and Althusser et al., Lire le Capital]. Critique 240 (May 1967): 438-467. (recopilado por Karsz, Saúl et al (1970), en el pionero Lectura de Althusser, Buenos Aires: Galerna).
Badiou estuvo innumerables veces en la Argentina, su obra ha sido prolífica y no hay género literario que no haya atravesado con brío y donaire (desde los tratados ontológicos a las obras de teatro, desde novelas a cursos, desde debates con Zizek, Deleuze o Ranciere a sus estudios sobre San Pablo).
Inesperadamente lo reencontramos en una conversación que mantuvo con Mariano Horenstein, en junio de 2019 en París, en presencia de Isabelle Vodoz (atesorada en ese maravilloso libro de entrevistas Conversaciones de diván (La Fabrica, Septiembre 2021) que compramos hace poco en Madrid). Y que nos reveló por enésima vez su capacidad de hacer distinciones valiosas para nuestros proyectos de diseño de futuros.
Badiou, Polímata
Siempre me fascinó de Badiou su polimatía, su capacidad de expresarse con profundidad y elegancia en muchos campos expresivos, ser un filósofo con un formación clásica extraordinaria y al mismo tiempo -por ello seguramente- uno de los pocos que dialoga con el Pulso del Mundo desde sus inicios como escritor en 1960 hasta hoy seis décadas mas tarde.
Horenstein es un psicoanalistas cordobés que entabló un interesante proyecto de dialogar a través de la interfaz psicoanalíticas con hacedores, pensadores, artistas. En ese contexto se enzarzó con Badiou en un potente tour de force
Para Badiou la importancia del psicoanálisis ha sido muy grande en un momento particular de su devenir como filósofo. Atrapado entre su existencialismo sartreano y el estructuralismo la actualidad filosófica de fines de los años 60, debía optar por abandonar al sujeto (esa categoría burguesa como le exigía su maestro Althusser) o compatibilizar sus formalismos matemáticos con ella. La solución le fue propuesta por Lacan y el psicoanálisis. Le permitieron conservar la categoría de sujeto, en un contexto que ya no necesitaba ser fenomenológico o existencialista, manteniendo un concepto estructural del sujeto donde el psicoanálisis funcionaba como síntesis.
La filosofía no es indispensable, pero no viene nada mal
Para Badiou el filósofo no es socialmente necesario porque conocemos sociedades sin filósofos. La filosofía es una singularidad cultural, social, humana. Tiene una larga historia, pero no es general ni universal. La filosofía ha comenzado junto con las matemáticas en Grecia, en el siglo V A.C., y se ha desarrollado en un cierto número de países, pero no en todos (no en China según él).
Pero aún cuando se puede vivir sin filosofía su existencia es beneficiosa. Eso si el lugar de la filosofía es incierto y está siempre por inventarse. Puede tratarse de grandes profesores universitarios como la mayoría de los filósofos alemanes: Kant, Hegel. O por el contrario, ha habido filósofos que rechazan de plano esta figura como es el caso de los positivistas, como Auguste Comte, o el de Sartre, que nunca fue profesor universitario.
Están los filósofos que fueron, antes que nada, hombres de opinión. Es decir hombres del combate ideológico, político. En Francia iniciaron esta vertiente Voltaire o Rousseau, que tienen una función crítica al interior de la sociedad. Y hay figuras más contestatarias, más rebeldes, que son en general figuras políticas.
La historia de la filosofía es una disciplina sui generis. No es algo que comparte su lugar con las demás disciplinas, como la vida, como el Estado, como la política. Llega después, y debe organizar el lugar de… eso que significa llegar después. El filósofo vive siempre en una suerte de extranjería.
Podemos hacer una comparación entre el psicoanalista y el filósofo. El lugar del psicoanalista está más del lado de la medicina, mientras que el del filósofo está más del lado de la enseñanza. Pero se trata en ambos casos de prácticas marginales. Y el artista aunque puede ser marginal esta más vinculado a la actividad social (¿Mefisto?). Todo el poder se rodea de pintores, arquitectos, músicos o escritores.
Un verdadero filósofo, y un verdadero psicoanalista, no están vinculados al poder. Se debe pensar en contra del poder. Porque cuando uno piensa realmente, abarca en el pensamiento las posibilidades del mundo. No se piensa a partir del estado del mundo. Se piensa también las posibilidades, y por lo tanto no hay que estar del lado del poder, puesto que todo poder es conservador, por definición.
El filósofo no puede ser un hombre del poder. Tampoco el psicoanalista, que trabaja con el inconsciente. Pero el inconsciente es rebelde. El superyó es el poder. El psicoanalista lucha contra el superyó, para intentar tocar el inconsciente verdadero, el inconsciente que no está dominado o falsificado por el superyó. Hay pues en el psicoanálisis una lucha contra el poder, y en la filosofía una crítica del poder. Es éste también un vínculo entre ambos.
Para los pobres, los chicos/jóvenes en las ciudades, Badiou ve problemas que verdaderamente deberían concitar el interés de los psicoanalistas, vinculados a la cuestión de la insuficiencia del padre, al déficit de lo simbólico (que el mismo padeció). Una pobreza de lo simbólico. Son problemas que impiden ordenar la relación de lo imaginario con lo real. Problemas que finalmente conducen en falsas direcciones, como la violencia islámica. Para él todos estos problemas son políticos. Pero hay un estrato inconsciente muy fuerte que corresponde al psicoanalista. Y cree que el psicoanalista debería tomar posición al respecto. Crear lugares adonde esos chicos puedan concurrir y narrar sus historias, y no lo hacen. Por eso está un poco furioso con los psicoanalistas.
Psicoanálisis y política
La cuestión verdaderamente no es la relación entre filosofía y psicoanálisis, la cuestión es la relación entre psicoanálisis y política. Hoy (nuevamente como hace 100 años describía Freud) hay un malestar en la civilización. Aquel malestar en la cultura se debía a la guerra del ’14, la guerra mundial y demás. Hay un malestar en la cultura, y este malestar en la cultura tiene efectos inconscientes considerables, que requieren del psicoanálisis.
Cuando dice que el psicoanálisis puede salvarnos, dice que debe iluminarnos sobre el malestar subjetivo contemporáneo que padece toda una porción de la juventud (Nos olvidamos muy fácilmente de que mas del 50% de la juvetud es pobre en Argentina). Debe explicarnos por qué existen esas cosas. Por qué hay una desorientación subjetiva, esencial, en toda una parte de la juventud contemporánea. Hay que describir el malestar de la cultura actual.
Hoy el psicoanálisis (como tantas otras disciplinas) es una especialidad. Está ausente del debate cultural general. Así como Lacan hablaba mucho de los filósofos, de Hegel, de Heidegger, de Descartes, etc., pero era un poco antifilósofo, así Badiou habla del psicoanálisis… …siendo un poco (bastante) antipsicoanalista…
El psicoanálisis es también una disciplina que remite a un determinado número de construcciones intelectuales, a una raíz neurótica. No siempre, pero frecuentemente. Es decir que los psicoanalistas saben ver la pequeñez que hay en todo aquello que es grande. Mientras el filósofo procura ver aquello que es grande en todo lo pequeño. Badiou como filósofo procura ver la promesa de grandeza que hay en eso que es pequeño.
Pulso del Mundo
Badiou sostiene que la situación es muy difícil en el presente. Es optimista, fundamentalmente; no es escéptico como Zizek (o como Byung Chan Hal). Pero cree que la situación actual es una situación muy difícil porque marchamos a la guerra. Si las cosas siguen como están, iremos a la guerra. Inevitablemente, a la tercera guerra mundial, está preparándose. Se prepara entre Estados Unidos y China, desde hace mucho.
Habrá dos bloques, eso ya se ve . Estarán los Estados Unidos y los occidentales que se alinearán detrás. Del otro lado Rusia, China. Y nada puede impedir esa guerra sino un freno rotundo a las contradicciones del capitalismo mundial. La guerra ya ha comenzado en Siria, en el mar de China.
Hay fuerzas que trabajan contra eso. Sobre todo la juventud. Aun cuando sean fuerzas un poco ciegas. Hay movilización. Hay protestas. Hay también una crisis del sistema político, muy sorprendente. El hecho de que los estadounidenses hayan elegido a Trump, lo que pasa en Francia con Macron, la cuestión del Brexit en Inglaterra, Hungría, Italia, todo ello ha creado una situación muy confusa y complicada, que favorece a la guerra. Porque cuando no se logran resolver los problemas, la guerra es una tentación.
Hay que unir a todas las fuerzas que por una razón u otra pueden trabajar en una nueva figura de la paz, pero nada está dado, y las fuerzas políticas positivas, portadoras de un porvenir, nunca han estado tan débiles como ahora. No han estado tan débiles desde el siglo XIX. Badiou compara la situación actual a la situación anterior a la primera guerra mundial, en 1914. Era igual. Había una rivalidad entre Francia e Inglaterra por un lado y Alemania por el otro. Nadie encontraba cómo regular el problema.
Las fuerzas de izquierda eran muy débiles en realidad. Eso se vio disimulado por el acontecimiento de la revolución de octubre en Rusia. Pero de hecho, dos años antes de la revolución de Octubre nadie veía al comunismo en el mundo, no existía. Entonces, la fórmula que suele utilizar es una fórmula de Lenin. Lenin había dicho, en el año ’14 o ’15: o bien la revolución impedirá la guerra, o bien la guerra provocará la revolución. Sucedió la segunda hipótesis, dos veces. La primera guerra mundial derivó en la revolución de Rusia, la segunda en la de China. Cuánto preferiría que se dé la otra hipótesis, que es que la revolución impide la guerra, pero eso no sucede a menudo.
Final y recomienzo de una fantástica entrevista
Inesperado final de entrevista con referencias a guerras, problemas no solucionados ni solucionables, recordatorios de lo ocurrido hace 100 años, no solo una pandemia sino una guerra mundial y una incógnita mayúscula ¿donde ocurrirá la revolución como consecuencia de la tercera guerra? ¿En Asia, en el Islam?
Mientras nosotros nos solazamos con el metaverso, adoramos al nuevo rey Blockchain, creemos que Elon Musk es el Julio Cesar del tercer milenio y perdemos de vista las mil y una señales que nos indican que nuestro pensamiento sigue dormido, y nuestra acción sigue siendo de corto plazo, de pequeño alcance y centrada en una minoría que imagina reinar por siempre cuando el propio planeta ya se hartó de nosotros.
Convicción y Futurización
Es cierto que en Badiou permanece una cierta candidez (la revolución finalmente tendrá lugar) y mucho atavismo, imaginando que el comunismo sigue siendo la llama sagrada que volverá mejor al mundo. De lo que no cabe duda es de que su vida ha sido verdadera y de que a los 84 años sigue dando pelea en un mundo crecientemente injusto y desalmado. Como lo hiciera Bertrand Russell hace largo tiempo atrás. Filósofo no es el que piensa mejor, o critica o recita entusiasmado, sino el que hace de su vida un lugar de búsqueda sin fin y de desconfianza frente a la opulencia y la trivialidad.
Nunca me imaginé en 1969 cuando atesoraba los Cahiers pour l’analyse en Paris -donde a diferencia de las filosofías basadas en la interpretación del significado o la experiencia vivida, los Cahiers buscaron combinar el estructuralismo y el psicoanálisis con la formalización lógica o matemática, generando un campo de reflexión teórica que continúa guiando algunos de los trabajos filosóficos más significativos y provocadores del siglo XX- que mi ADN memético sería transformado para siempre.
En esa Enciclopdia del desafío al pensamiento constituido Badiou publicó solo dos textos ‘La Subversion infinitésimale’, CpA 9 y Marque et manque: à propos du zéro’, CpA 10. Dos textos endiablademente dificiles y a contrapelo de los infinitamente mas literarios de Deleuze, Foucualt o Derrida.
¿Cómo podía yo saber en ese entonces -como nos ilustra el neonato Benjamin Labatut– que en la profesión de la lecto/escritura, estamos jugando con partículas elementales? Que nuestra materia prima –las palabras y las historias– son altamente reactivas, incluso radioactivas. Así que siempre existe la posibilidad de que una llegué, golpee un pedacito de tu ADN, y te convierta en otra cosa, en un mutante inútil, en un monstruo, o, dios no lo quiera, en un escritor respetado o en un lector avispado
Esa reactividad y radioactividad presente en los escritos -y posteriormente en las acciones -de Badiou me marcarían para siempre convirtiéndome en otra cosa. Por suerte. Gracias Maestro pensador Badiou aunque rara vez lo conté entre tales.
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