“We wanted flying cars, but we got 140 characters.” (Peter Thiel)
Hace mucho que repetimos como mantra: ¿cómo puede ser que sepamos tanto acerca de tantas cosas, pero que las decisiones colectivas de gobernanza que tomamos -o que se toman por nosotros- (sobretodo en Occidente) sean cada vez peores? Si tuvimos que inventar una cátedra como Artificial Intelligence and Democracy en la School of Transnational Governance, para que un talento como @HelgaNowotny se haga preguntas como Can democracy survive #AI?… algo está muy podrido en Dinamarca (en el mundo).
Pero estamos hartos de diagnósticos y a esta altura sabemos que todos tienen razón, los que dicen que vivimos en el peor de los mundos posibles, los que insisten en que vivimos en el mejor de los mundos posibles, y los que se solazan con anchas avenidas del medio, que casi nadie transita.
En nuestra búsqueda de atajos, de corcocituitos a la linealidad, de reconciliación de los utopías con la materia vibrante, de lo simple con lo enrevesado (wicked), son muchos quienes nos han abierto los ojos a lo largo de este último medio siglo. Tanto clásicos como postmodernos, tanto humanistas como científicos, tanto especialistas como generalistas.
Cuando las ideas mas creativas del último medio siglo parecen haberse agotado alrededor de 1920 (Bhaskar, 2021), quizás debamos recurrir a una siembra masiva de polímatas (como se quiere hacer para revivir a los mamuts) para revertir los rendimientos meméticos decrecientes y aspirar a una consiliencia entre cultura y naturaleza.
1 Fenomenología polímata
Al poco tiempo de iniciar la primera de las cinco cursadas de Escenarios de Futuros en UDESA junto a Julito Alonso, le añadimos una nueva sección a la que titulamos Polímatas. Se trataría de personajes antidisciplinarios ejemplares (desde Leonardo da Vinci hasta Angela Merkel) que por reunir una combinatoria de habilidades y disposiciones anímicas, conectivas y ecológicas (innovación, incredulidad, liderazgo, capacidad de deformación de la realidad, etc) podrían aspirar a convertirse en encarnaciones del aprendizaje activo, de la resiliencia, de la capacidad de inspirar y sobretodo en modelos de formación no atados a disciplina alguna.
Con la colaboración, además de tres coayudantes de lujo, como fueron Angeles Peña, Renata Pando y Maia Moreno diseñamos una decena de perfiles entre los cuales sumamos a: John Cage, Steward Brand, Bruno Latour, Xul Solar, Neri Oxman; Reality Club, MIT Media Lab; Ferrán Andria, David McAndles; Donna Haraway y Buckminster Fuller [Aquí un ejemplo de análisis centrado en David Bowie, polímata]
Si bien siempre nos interesó el perfil de los creadores inter-, trans- o anti-disciplinarios y conocíamos la palabra, nunca la usamos en un escrito o actividad propia. Cuando la desarrollamos in extenso en un artículo que nos es grato sobre Gregory Bateson, la intercambiamos por polígrafo, aunque el sufijo de haber sido usado verbatim habría dejado afuera a la etnografía del film que Gregory ayudó a inventar, así como a algunos de sus otros talentos que lo vieron deambular o codiseñar al menos 6 disciplinas (zoología, antropología, teoría de la comunicación, zoo-semiótica, cibernética, teoría de lo sagrado y varias mas) (Piscitelli, 1980).
Fue así que al poco tiempo de diseñar nuestro primer programa descubrimos que los polímatas se convertirían en un ingrediente clave para formular preguntas, para rastrear insumos, para deshojar respuestas y sobretodo para hacer ingeniería inversa de las capacidades de descubrir, trenzar, conectar y sobretodo subvertir los modos usuales de interrogar abriendo nuevos campos antidisciplinarios.
Si bien a lo largo de 5 cuatrimestres trabajamos intensamente en la selección, antecedentes y presentación de los polímatas, hasta ahora no habíamos sistematizado conceptualmente las razones de nuestra selección y menos aún criterios para su determinación. Este post inicia este trabajo vinculando reflexiones generales sobre polímatas, con dinámicas acerca de la aceleración o ralentización de las grandes revoluciones mentales [(Alessandro Baricco, 2018) fue uno de los pocos que asoció la revolución digital a una revolución mental].
Cuando Alex Blanch nos convocó para desarrollar ab nihilo ese programa en Escenarios del Futuro en UDESA a fines de 2019, después de mucho dudar finalmente aceptamos al constatar que diseñar futuros solo es posible si también diseñamos presentes y futuros concomitantes, y que para incursionar con éxito en esta tarea mas que enrevesada, convendría examinar en detalle no tanto las trayectorias de los futurólogos profesionales (que datan al menos de 1950), sino sobre todo la de los ariginales, es decir de quienes provenientes de otras disciplinas (ya que no hace mucho que hay estudios académicos sobre el futuro), precisamente por su excentricidad, tendrían mucho para decir no solo acerca del futuro sino sobre el resto de los tiempos verbales. Si bien los Polimatas no son parte de los Future Studies sirven como arquetipo del proyecto de estudiante que queremos que diseñen y habiten esos futuros. Y por eso nuestro interés muy intenso en sus deambulaciones.
2. Maltrato historiográfico
La historia “no es amable con los polímatas”. Muchos a diferencia de los epónimos disciplinarios (sobretodo los que bautizaron a una disciplina, medida u área de trabajo con su nombre) fueron olvidados, mientras que otros fueron “aplastados por una categoría (disciplinaria)”. Así muchos de ellos sólo son recordados, por logros parciales en los territorios mas consagrados.
En los últimos años, el término polímata, que antes se limitaba a los académicos, se ha extendido a personas cuyos logros van desde el atletismo hasta la política (como lo vemos reflejado en los listados anuales de la revista Time y en particular en su inventario del siglo XX que los dividió en Artistas y Entertainers; Constructores & Titanes, Lideres & Revolucionarios, Científicos e ingenieros; Héroes e Iconos).
Entendemos por polímata a ‘alguien que está interesado y aprende sobre muchos temas‘. Pero en nuestro caso hemos expandido esta definición de Burke (2020) incluyendo a emprendedores como Elon Musk, quien se graduó en economía y física antes de fundar Tesla y otras empresas, o a Steve Jobs que siendo un drop-out universitario reinventó al menos cinco industrias (computación, música, animación, retailing y telecomunicaciones) con efectos espectaculares.
En nuestro listado de polímatas deberíamos incluir asimismo a Sergei Brin, quien estudió matemáticas e informática antes de fundar Google junto con otro informático, Larry Page. También nos faltó incorporar a un personaje policromático como fue John Maynard Keynes: “el maestro economista debe poseer una rara combinación de dones. Debe alcanzar un alto nivel en varias direcciones diferentes y debe combinar talentos que no suelen encontrarse juntos. Debe ser matemático, historiador, estadista, filósofo, hasta cierto punto” (Carter, 2021). Según ese criterio, sin mencionar su curiosidad por muchos intereses de Isaac Newton, Keynes ciertamente califica como tal.
También hemos analizado -o tenemos en carpeta- a algunos escritores de ficción destacados, como Johann Wolfgang von Goethe, George Eliot, Aldous Huxley y Jorge Luis Borges, pero esto se debe esencialmente a que también produjeron no ficción, por lo general ensayos. De manera similar, deberíamos incluir a Vladimir Nabokov, no como autor de Lolita sino como crítico literario, entomólogo y escritor sobre ajedrez, mientras que August Strindberg debería aparece como historiador cultural más que como dramaturgo. Por el contrario, Umberto Eco cabe en esta categorización como un estudioso que también escribió novelas.
3 Disciplinas
Definir a un polímata como a un individuo que ha dominado varias disciplinas plantea la pregunta: ¿qué es una disciplina? La historia de las disciplinas académicas es doble, tanto intelectual como institucional. En la antigüedad clásica, la idea de disciplina oscilaba entre al menos cuatro dominios: el atletismo, la religión, la guerra y la filosofía. La disciplina se aprendía siguiendo la regla de un maestro (convirtiéndose así en su «discípulo») e interiorizándola, practicando un ascetismo de autocontrol, tanto de la mente como del cuerpo.
Con el transcurso del tiempo, el término «disciplina» pasó a referirse a una rama particular del conocimiento. En el siglo V, Martianus Capella escribió sobre siete «disciplinas», también conocidas como las siete artes liberales: gramática, lógica, retórica, aritmética, geometría, música y astronomía. La idea de ‘disciplinas’ en plural implicaba organización, institucionalización y, de hecho, el comienzo de un largo proceso de especialización que se aceleró en el último medio siglo hasta llegar a una fragmentación inabarcable.
Los criterios para considerar a alguien un polímata han cambiado en los últimos seiscientos años. A medida que las disciplinas tradicionales se han fragmentado, la idea de «muchas» disciplinas se ha diluido y el listón ha bajado. A veces demasxiado modestamente a las personas vivas -y muertas- que han realizado contribuciones originales a dos disciplinas, como el derecho y la economía, se la definen como «polímata», peor deberían ser residuales.
Nuestra selección ofrece estudios de casos. Se centra alternativamente en los gigantes, los «monstruos de la erudición«, una frase que se remonta al holandés Herman Boerhaave, activo a principios del siglo XVIII habiendo contribuído a la medicina, la fisiología, la química y la botánica. Pero también abarca a talentos atípicos del siglo XX/XXI como Neri Oxman, Jane Goodall o Donna Haraway que atraviesan varias orientaciones y carreras, pero mas que nada poseen una visión holística/pragmática del conocimiento en contraposicion al reduccionismo disciplinario y a la profundización monotemática sin fin.
Este proyecto aspira a ser más que una galería de retratos individuales enmarcados, a veces por comparación y más a menudo por contextualización. Uno de los principales objetivos de este análisis es bosquejar algunas tendencias intelectuales y sociales y así responder preguntas generales sobre formas de organización social y climas de opinión favorables o desfavorables a los esfuerzos polimáticos (Burke, 2020). Pero sobretodo brindar modelos de que otras visiones transversales son posibles, que las lecturas meta- abundan y que estos descastados disciplinarios antes que marginales condenados al olvido, son en realidad las auténticas vanguardias resembradoras de «grandes ideas».
Las universidades han sido por turnos favorables y desfavorables para la creación de polímatas (y en casos muy especiales como el círculo de Jena, para su generosa difusión, Wulff, 2022). Algunos polímatas han preferido hacer carrera fuera de la universidad porque ofrece más libertad. Otros se han mudado de una facultad o departamento a otro, como si se rebelaran contra la restricción de pertenecer una disciplina en particular. Algunas universidades han sido lo suficientemente flexibles para adaptarse a estos movimientos, con el MIT como mejor ejemplo.
A un nivel más personal, las preguntas sobre los polímatas incluyen: ¿qué impulsó a estas personas a descollar en forma multívora? ¿Fue una curiosidad simple pero omnívora, lo que San Agustín llamó “saber por el hecho de saber«, o hay algo más que subyace a lo que el politólogo Harold Lasswell llamaba su «pasión por la omnisciencia«? ¿Qué provoca los cambios para pasar de una disciplina a otra y sobretodo para mantenerse en la frontera o borde entre ellas? ¿Se trata de un bajo umbral de aburrimiento o de un grado inusual de apertura mental? ¿Cómo han encontrado los polímatas el tiempo y la energía para emprender sus múltiples estudios? ¿Cómo se han ganado la vida? ¿Se habrá terminado el tiempo de los polímatas cuando el GPT3 dice poder ocupar su lugar?
4 Tipos de polímatas
Las distinciones entre los tipos de polimatas son muy elásticas y muy tentativas. Podemos describir a algunos de ellos como pasivos; limitados; o seriales. Por polimatas “pasivos” entendemos a individuos que parecen saberlo todo pero no producen nada (o, en todo caso, nada nuevo). En la frontera entre pasivo y activo están los sistematizadores o sintetizadores como Francis Bacon o Auguste Comte.
Los académicos que manejan varios temas más o menos simultáneamente pueden contrastarse con lo que podríamos llamar polimatas ’seriales’, que se mueven de un campo a otro en el curso de sus vidas intelectuales (un ejemplo mayúsculo es Gregory Bateson que fundó seis campos de conocimiento). Otro como Joseph Needham, iniciaba un ensayo autobiográfico con la pregunta “¿Cómo fue que un bioquímico se convirtió en historiador y sinólogo?” Seguir la pista e intentar comprender trayectorias de este tipo es uno de los grandes desafíos de incluir la sección Polímatas en nuestras investigaciones de los últimos años.
Otra tipología posible distingue solo dos variedades de polímatas, el tipo centrífugo, que acumula conocimiento sin preocuparse por las conexiones, y el erudito centrípeto, que tiene una visión de la unidad del conocimiento y trata de encajar sus diferentes partes en un gran sistema (como fue el caso de Edward O Wilson). El primer grupo disfruta o sufre de curiosidad omnívora. El segundo grupo está fascinado, algunos dirían obsesionado, con lo que uno de ellos, Johann Heinrich Alsted, llamó “la belleza del orden”.
Esta distinción entre centrífugo y centrípeto hace eco al contraste ofrecido por Isaiah Berlin (2007) en una famosa conferencia sobre Leon Tolstoi, entre lo que él (siguiendo al antiguo poeta griego Arquíloco) llamó ‘zorros’, que saben ‘muchas cosas’, y ‘erizos’, que saben ‘una cosa importante’. Aunque la frontera entre ambos (y las autopercepciones) son bastante gelatinosas y los hay entreverados en ambas categorías.
En nuestra quinta versión los dividimos en reflexivos y actores por un lado y en filocientíficos y filoartistas por el otro.
Pero en umna relectura de la primera temporada habíamos llegado mucho mas lejos recategorizándolos como:
1. Arquetípicos
Xul Solar
Leonardo
Bill Gates
2. Irreduccionistas
Bruno Latour
3. Sinestésicos
John Cage
David McCandles
Manuel Lima
Neri Oxman
Ferran Adria
4. Bandas Creativas
Reality Club
The Media Lab
5. World Changers
Steve Jobs
Angela Merkel
6. Buenos Ancestros
Stewart Brand
Donna Haraway
7 Digital Champions
John Maeda
8 Master Coaches
9 Intrépidos
10 Ecólogos de la mente
Comno tarea pendiente tenemos que reagrupar a los 70 ya trabajados y a los 30 pendientes en una clasificación mucho mas fluída y atrevida parecida a la aquí propuesta.
5. Polímatas como atractores culturales
Los polímatas no nacen se hacen, sobretodo en ambientes altamente estimulantes, donde predominan las conversaciones cruzadas y las confrontaciones meméticas lo mas potentes posibles (como ocurrió en los famosos círculos -desde el de Viena hasta el de Bloomsbury; desde Shakespeare & Co hasta el mas potente de todos, el círculo de Jena de 1795/1805 (Wulff, 2022). En nuestra época algunos de esos vórtices de fabricación de disidencias, persistencias y emergencia han sido la Bauhaus, el Media Lab del MIT, el Strelska Institute de Moscú (cerrado a las pocas horas de iniciada la guerra ruso-ucraniana) y otros ámbitos afines.
Algunos polímatas fueron relativamente solitarios, Leonardo más que la mayoría, pero el joven Leonardo fue un actor renombrado en la corte de Milán. Giambattista Vico, a menudo descrito como solitario, llevó una vida sociable en Nápoles, al menos en su juventud. Los grupos pequeños a menudo estimulan la creatividad de sus miembros y algunos eruditos se han vuelto famosos por ideas que probablemente se originaron en ambientes grupales.
Por reduccionismo eurocéntrico nuestra selección de 70 polímatas a la fecha [esperamos llegar a 100 en 2023 y ahi cerrar el proyecto] está atornillado a la cultura occidental casi sin excepciones (para un gran inventario alternativo ver Ahmed, 2019).
Comienza con el uomo universale del Renacimiento encarnado en Leonardo, pero se centra en las consecuencias a largo plazo de dos crisis del conocimiento, la primera de mediados del siglo XVII y la segunda de mediados del XIX, ambas como respuestas a la proliferación masiva de libros (todavía es demasiado pronto para predecir las consecuencias a largo plazo de una tercera crisis, tras la revolución digital). Las tres crisis produjeron “explosiones” de conocimiento, en el sentido tanto de rápida expansión como de intensa fragmentación.
6 Rasgos polimáticos compartidos
Un listado previsible, pero no por ello menos útil, identifica las siguientes habilidades como rasgos distintivos de los polímatas:
– Todos los polímatas demuestran una sobredosis de curiosidad, conocida desde hace mucho tiempo como libido sciendi y descripta por el polímata Francis Bacon como «apetito inquisitivo«. De hecho uno de los problemas derivados de la explosión informacional de las últimas dos décadas, que llegó al paroxismo con la invención de nuevas medidas cuatri- y quinquillonarias de bytes [ronna y quetta representan un 10 elevado a la 27 y un 10 elevado a la 30] es previsamente la sustitución de la cantiudad por la caldiad y la suposición -errónea- de que la heurística es reducible al «pattern recognition» desprovisto de condimentos de emocionalidad, intencionalidad y voluntad humanas.
– Una cualidad importante de al menos algunos polímatas es el poder de concentración, tanto a nivel inconsciente como consciente. Al igual que en el caso anterior dicha concentración se entrena y perfecciona, mientras que muchos indicadores de debilitamiento digital de la concentración parecerían conspirar en contra suya.
– Una buena memoria es otra gran ventaja. Los alumnos se reían de Gregory Bateson porque les obligaba a aprender poemas en latín, perom nada sustituye a la memorización de las tablas matemáticas y otros recursos mnemotécnicos. La externalización de la producción cultural colectiva a manos de Google y otros repositorios también debilita el arte de la memoria, dificultando así la formación polimática.
– La capacidad de asimilar nuevos tipos de información, preferiblemente a gran velocidad (como es el caso de Richard Saul Wurman), es algo que los polímatas necesitan y algunos han poseído. Quizás este, mas que ningún otro sea (aunque todos son factores concurrentes) el rasgo mas potente de los polímatas y también el elemento que los emparienta con los inventores e innovadores sectoriales. No es de extrañar porque apunta a la abducción esa habilidad tematizada por Charles Sanders Pierce, Thomas Sebeok y Umberto Eco consistente en convertir a un solo caso (nuevo) en una regla (universal) -asi aprenden a reconocer los bebes a los gatos, no alimentados por una base de datos de millones de imágenes).
– Una imaginación vívida forma una parte importante del equipamiento psicológico de un polímata (Charles Darwin contaba con ella, pero también Albert Einstein o Richard Feynman). La visualización del conocimiento (graphicacy) una parte central de los alfabetismos post-COVID, exige movilizar las capacidades estéticas en recombinación con las analíticas.
– También es necesaria una enorme energía física para hacer este trabajo. Una buena memoria y una imaginación viva serían de poca utilidad para un polímata si él o ella no trabajaran duro para emplear estas cualidades Johann Wolfgang von Goethe al igual que Joseph Needham o Jane Goodall eran/son incansables. Sin hacer apología de los workalcoholics cognitivos o sensoriales, ni la dispersión ni la procastinación conjugan con la polimatía.
– Contradictoriamente un exceso de energía a menudo conduce a la inquietud, que puede verse como un rasgo positivo que fomenta la polimatía en serie, o incentiva la desventaja de la curiosidad dispersa desenfocada. Es precisamente esta tensión constante entre concentración y amplitud de miras; profundización creciente y zoom ampliado; multiplicidad de idiomas y visiones y generación de nuevas lecturas, lo que vuelve tan difícil el diseño de polímatas (otra cosa es el reconocimiento apres coup, como hacemos nosotros y otros investigadores como Peter Burke; Waqās Ahmed) cuando la carrera de estos poli-talentos ya se ha desplegado en su volumen y amplitud.
– La pasión por el trabajo a menudo es impulsada por la competencia (tan visualizada por los descubrimientos simultáneos, un rasgo que singulariza cada vez a mas a los premios Nobel científicos), pero también por la cooperación y la existencia cada vez mas feliz de institutos antidiscplinarios (uno de los últimos ha sido el fundado por Neri Oxman -nuestra Ariadna del siglo XXI- en Nueva York, después de su partida del MIT).
– Seguramente sería un error, sin embargo, ver a los logros de los polímatas como puramente apolíneos, todo trabajo y nada de juego. También hay un aspecto dionisíaco en sus logros, el placer que se obtiene tanto al adquirir conocimientos como al resolver problemas de enorme complejidad tan bien descriptos -y evidenciado- en esta conversación entre Chris Anderson curador de TED y Steward Brandt, un octogenario leonardiano.
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Dada el amplísimo campo de temas que recorren, su capacidad inusual de trenzarlos en forma inesperada y productiva; la facilidad con que conversan simultámente en lenguajes estético y científicos y la fecunda capacidad que tienen de no sucumbir al reduccionismo, promoviendo la emergencia de nuevas realidades materiales y virtuales, vuelve casi imposible delinear una taxomomía y tabla de Mendeleyev de los polímatas, asi que el desafío continúa.
7. Rendimientos meméticos decrecientes
Como queda registrado en este video, durante mucho tiempo algo parecía evidente: la humanidad era cada vez más inteligente y su progreso era imparable. Las investigaciones sobre la inteligencia lo confirmaban. Sin embargo, hace algunos años este avance vertiginoso se detuvo y los valores del coeficiente intelectual se estancaron. ¿A qué se debe?
El politólogo James Flynn (2007) descubrió en 1984 que los valores de inteligencia medidos en numerosos países habían aumentado de forma constante desde principios del siglo XX. Es algo que se conoce como «efecto Flynn” y que se justificó por una mejor alimentación y atención médica, pero sobre todo, por un mayor acceso a la educación.
Sin embargo, poco después del cambio de milenio, estadísticos noruegos descubrieron que el efecto Flynn había desaparecido. Al contrario: desde entonces algunos países incluso han registrado valores de coeficiente intelectual ligeramente decrecientes. Hasta el día de hoy, a los investigadores les desconcierta una cuestión: ¿por qué nos estamos volviendo más tontos de nuevo?
Muchos neurobiólogos y psicólogos sospechan que la digitalización y los cambios en los medios de comunicación podrían tener un impacto negativo en los índices del coeficiente intelectual. Se ha demostrado que el aumento del tiempo que pasamos ante las pantallas y la disponibilidad constante a través de los teléfonos inteligentes reducen nuestra capacidad de concentración.
Nuestro cerebro se vería desbordado. Por otro lado el origen de esta contra-tendencia podría tener un origen en factores biológicos externos como el aumento exponencial de la producción de combustibles fósiles y el uso cotidiano de plástico.
Mas allá de estas hipótesis lineales (la literatura de si estamos mejor (intelectual y materialmente) que hace un siglo o dos no para de crecer y divide sin resto en dos bandos a los optimistas (Hans Rossling, Steven Pinker, Max Roser, Yuval Harari) y a los pesimistas culturales evolutivos (Bhaskar, 2022) la aparición de algunos artículos con análisis matemáticos y cuantitativos están dando una señal de alerta acerca de la productividad científica -que podría hacerse extensiva a la proliferación polimática.
7 ¿Crisis de los polímatas como crisis de la innovación en general o al vesre?
¿Es posible medir (como quizás se pueda hacer con los científicos convencionales) el nivel de productividad (tanto cualitativo como cuantitativo de los polímatas)?
¿Hay alguna razón de fondo para que Peter Burke (2020) se desvele por armar su larguísimo listado de 500 polímatas occidentales incluyendo solo a los fallecidos hasta llegar a 2017: (Todorov, 2017; Sacks, 2015; Eco, 2016; Minsky, 2016; Girard, 2015; Goody, 2015) sin incluir a ninguno vivo? En nuestro listado de los últimos 3 años hemos incluido a varios de esa categoría (34 de 69 incluyendo a algunos que murieron desde 2020 hasta hoy).
¿No podríamos leer la sequía cultural de perdida de disrupción de la ciencia, como a la herencia agotada del especialismo y el reduccionismo (factores demográficos, económicos, tecnológicos pero sobretodo de agotamiento cultural? incluídos).
En ese caso ¿no deberíamos por el contrario apostar masivamente a la siembra de polímatas para poder contrarrestar la incapacidad de resolución de los macroproblemas mundiales, y abrirnos así a un nuevo ciclo de producción científica de primer orden, solo que dejada esta vez no en manos de hiper-especialistas (y menos de digitalistas a ultranza, fuera del control corporativo y menos aún de la visión sesgada de los oligarcas millonarios) sino de antidisciplinarios (pertenecientes a un nuevo tipo de organizaciones holocráticas, con criterios de gobernanza sobre políticas de innovación a definir), entrenados en complejidad, transciencias, nuevos materiales, biología sintética, simulación matemática e híbridos afines como su DNA formativo?
Referencias
Ahmed, Waqās (2019) The Polymath: Unlocking the Power of Human Versatility.
Baricco, Alessandro (2018). The game. Anagrama.
Berlin (2016) El Erizo y el Zorro. Península
Bhaskar (2021) Human Frontiers: The Future of Big Ideas in an Age of Small Thinking. The MIT Press.
Burke, Peter (2021) The Polymath: A Cultural History from Leonardo da Vinci to Susan Sontag. Yale University Press.
Carter, Zachary D. (2021) The Price of Peace: Money, Democracy, and the Life of John Maynard Keynes. Random House.
Flynn, James (2007) What Is Intelligence?: Beyond the Flynn Effect. Cambridge University Press
Johnson, Paul (2007) Creators. From Chaucer and Durer to Picasso and Disney. Harper Perennial.
Oxman, Neri (2020) The Neri Oxman Material Ecology Catalogue. The Museum of Modern Art
Perez, Carlota (2003) Technological Revolutions and Financial Capital: The Dynamics of Bubbles and Golden Ages. Edward Elgar Pub.
Piscitelli, Alejandro (1980) Gregory Bateson, polígrafo. Revista Mutantia
Wulff, Andrea (2022) Magníficos rebeldes: Los primeros románticos y la invención del yo. Taurus.
NB Una primera versión de esta nota incluyó una larga sección final dedicada a los rendimientos decrecientes de la ciencia (y a su probable impacto en la cantidad de polímatas). Dado que mas que orden hacía ruido gracias a los comenatrios de Julito Alonso la convertiremos a la brevedad en un nuevo post complementario.
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