¿Conocer a alguien o a muchos en uno?
Lo saben, lo saben, el listado de gente que quiero conocer personalmente se achica a medida.. que esas personas van desapareciendo, o que yo mismo me voy aburriendo de casi todo, incluyendo de mi mismo. Y aunque siempre hay algún genio nuevo, o cada tanto encontramos un autor desconocido o un problematizador de fuste, la verdad es que me interesan cada mas los colectivos (cuanta razón tiene Reynaldo Ladagga cuando abunda acerca de los cmabios en la sunidades de innovación que ya no son mas los nombres propios sino los colectivos) que los individuos, los agenciamientos que las personalidades, las instituciones que la rompen (desde el Cirque du Soleil hasta el formato de Pechakucha, desde el Centro Annenberg para la comunicación a las redes sociales y la lista sigue y sigue).
Pero claro siempre hay contraejemplos y excepciones, diferencias que hacen una diferencia, encuentros pendientes casi tanto como la asignaturas que no supimos aprobar en su momento.
Y en este debe (jalonado ya saben ustedes por 5 o 6 nombres celebres a quienes conocí a la mitad en vida) estaba Manuel Castells, nacido en Albacete en 1942, que paso gran parte de su infancia y juventud en Barcelona y que tuvo una trayectoria fructífera y fascinante como ya contamos en su momento y sobre lo cual volvimos mas recientemente.
Y Manuel se parece mucho a ese personaje de X-Men que se desdobla en cientos y nunca se lo encuentra donde se lo busca, pero allí también está-
Cuando el camino es la recompensa
Finalmente el encuentro tuvo lugar, y no fue uno solo sino que se continuó a lo largo de tres días y tuvo muchos formatos e idas y vueltas, combinó lo social con lo personal, lo académico con lo anecdótico, lo laboral con lo lúdico, en un entorno de ensueño cual fue el eje que tapiza la ruta interestatal número 10 que une las ciudades de Los Ángeles y de Santa Monica.
Porque así como Nietzsche insistió hasta el hartazgo con que todo lo dicho es dicho por alguien, hay que incluir en esa declinación que todo lo dicho es dicho en algún lugar, desde cierto sitial, instalado en cierto entorno y ese anclaje de la locución lo impregna todo y cómo.
Habíamos sido citados por Manuel en su casa en el corazón de un gigantesco edificio en Santa Monica adonde no íbamos desde 1990. Pero antes de llegar tuvimos que hacer todos los ritos que impregnan cualquier visita a esta megalópolis, la mas parecida al Sprawl de Gibson que se pueda imaginar (el Strip de Las Vegas sería otra cosa, pero todavía nos faltaban 3 dias para enterarnos en ese entonces).
Ciudades de coches amar
Porque claro Los Angeles es una ciudad de ritos automovilísticos y primero que nada hay que agenciarse de un coche si se quiere ser alguien y llegar a algo en esta inmensa ciudad -y como siempre no estaba el que reservamos así que nos dieron un Volvo 0 km modelo S40 con una parafernalia electrónica maravillosa (techo corredizo, alarma anticolisión, airbags de nueva generación, velocidad de crucero y la lista sigue y sigue). Y después empezaron los tanteos de como llegar al centro y encontrarnos con el Hotel Omni que nos habían reservado los organizadores de la conferencia en Annenberg. Y como todo es gigantesco y fuera de escala cada equivocación cuesta unos cuantos km. y existe la posibilidad de una y mil veces ir en dirección contraria.
Pero el oficio y la intuición también funcionan y casi inesperadamente nos cruzamos con la calle Olive en el corazón del downtown y al rato estábamos instalados en pleno centro a pocos metros del Los Ángeles Walt Disney Concert Hall, otra impresionante maravilla diseñada por Frank Gehry que nos hizo acordar tanto al MOMA en Bilbao. Y ya instalados en el piso 16 convalidamos lo que nos había llamado la atención llegando al centro, que en estos 15 años Los Ángeles había cambiado increíblemente para bien y que se había convertido en una de las ciudades mas hermosas de USA.
Después fue todo confirmación y sorpresa de esta primera impresión para bien. Eso si tachonado de larguisimos viajes de un lado para otro en la interminable Gran Los Angeles. Porque del centro nos fuimos a Long Beach y volvimos a ver los costados del Queen Mary convertido en bizarro hotel, y de allí no nos quedó sino ir a Newport Beach -y pisar nuevamente su bello peer acunados por las gaviotas- y casi sin quererlo encontramos nuevamente la planchada que nos llevó a la balsa que cruza a Balboa Península y desde allí encontramos a los tumbos la autopista 405 que lleva directamente a Santa Monica.
O al menos así creíamos porque nos agarró el rush hour y para finalmente estacionar en la continuación de Ocean Drive tardamos mas de una hora, pero no importó porque sentimos en carne propia la energía de los embotellamientos y la potencia de autopistas de 10 carriles por mano y ademas Manuel Castells no estaba en lo mas mínimo preocupado por nuestra tardanza.
Un personaje que no se some a la persona
Después de estacionar malamente en la oficina de correos de al lado de su casa y de comernos el amago del conserje de que el gran personaje estaba de viaje, subimos finalmente al 8vo piso donde una vista de ensueño baña la costa y allí en persona nos esperaba el gran Manuel y en seguida asomó la hidalga silueta de su mujer con la que se conoce desde hace mas de 20 años la rusa Emma Kiselyova -que merece una semblanza parte.
Hay encuentros bien nacidos y otros no tanto, hay knack (lo que hay que tener) o no hay knack. Hay «affordances» como dice Donald Norman de las interfases bien sucedidas, y hay imposibilidad de contacto o desgano en los encuentros. En ese caso se dió todo lo primero, y a los pocos minutos Manuel nos invitaba con vino tinto y blanco, a gusto de cada paladar, y la charla se encendía graciosamente y Emma nos contaba entusiasmada sus idas y vueltas desde que estudiaba y trabajaba en Siberia hasta llegar a ser una investigadora de la Universidad de Southern California y mas precisamente la mano derecha de la actual rectora de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).
Nos quedamos un rato largo a solas con Emma y después cruzamos prestos porque nos esperaba Manuel en uno de los restaurantes mas chics del barrio, el afamado Chaya (que tiene dos sucursales mas, una en Beverly Hills y la otra en San Francisco ademas de esta en Venice) en la esquina de Main y Navy, poblado de actores y directores y guionistas jóvenes y no tanto, obedientes a esa maquina de forjar ilusiones que es Hollywood y que han adoptado a espacios como estos como su entorno de goce sin fin.
Hablar, estar, parpadear.. pasarla bien che
¿Pero de que hablamos con Manuel y que otras cosas hicimos en estos intensos 12 días de los cuales ya hemos consumido casi 2/3 partes? Bueno tampoco se ilusionen tanto. No es que nuestras charlas con Castells hayan llegado a ninguna verdad revelada u oculta. Ni tampoco se trató de fintas como esas a las que tan acostumbrados estamos los machos para ver quien le gana a quien.
Al contrario el encuentro fue mas que tranquilo, y gastamos tanto tiempo en hablar de bueyes perdidos como de imaginar escenarios compartidos en el futuro inmediato, o colaboraciones de distinto tipo que seguramente se desplegaran a pleno en el 2007 -y que ya comenzaron con nuestra elección como árbitro en el neonato Journal of Communication y con esta primera visita a la University of Southern California.
Como siempre fue mas divertido el chismerio que la gran teoría, las anécdotas que los grandes arabescos. Así pudimos comprobar que no casualmente Manuel se adaptó tanto a la vida en Berkeley, que su vuelta a Barcelona tuvo todo el éxito que cabía suponer, pero aun así, y siendo que él si es profeta en su tierra, le ha costado muchisimo tener interlocutores rápidos, despiertos, atentos y sobretodo sparrings de fuste en su tierra natal.
Por eso y aunque él no lo confiesa -ni tendría porque hacerlo- es casi seguro que la pasa mucho mejor en Santa Mónica que en Barcelona. Y no se trata tan solo de impresiones sino de verlo interactuar con sus pares en la Annenberg School con motivo de la reunión que él y su doctorando Sasha convocaron este año.
El gladiador en acción
Allí Manuel, aunque no declaradamente un primun inter pares, llevó la voz cantante en muchos temas y cuestiones. Sus comentarios fueron acerados, sus preguntas filosas, sus señalamientos muy concretos y a veces durísimos. No se trata de una persona que pise algodones y tampoco le interesa el comentario almibarado o el elogio barato.
En cada intervención, ante cada presentación, en cada referencia había siempre un nivel reflexivo y critico que barría en oleadas y abarcaba tres o cuatro problemas simultáneamente.
Después de haber dedicado una vida a pensar y a investigar, después de haberse pasado años en la elaboración de La era de la información, después de haber trabajado en la redacción de varios volúmenes casuisticos con coautores de la talla de Pekka Himanen, Castells no da el brazo a torcer y se planta firmemente en lo que el considera su rasgo mas acabado y peculiar: ser un investigador profesional y revistar en primera A internacional en estos menesteres.
Manuel está atento a todo y todo le interesa. Conoce en detalles el ascenso y la consolidación del poder de Nestor K. Sabe tanto de lo que pasa en la Argentina como nosotros sino mas, pero también está mas que afinado su oído a la política interna tanto norteamericana como española. En estos días una de sus varias asistentes de investigación siguió en sumo detalle el escándalo de un político como Mark Foley acusado de mailear pornograficamente a becarios jóvenes de su staff y de estar siendo protegido por autoridades de la cámara baja al punto de que probablemente le cueste la mayoría republicana a Bush (el tema es tapa de este semana tanto en Time como en Newsweek).
Mas alla de este caso nada puntual, lo que realmente le preocupa a Manuel es la existencia de información cada vez mas voluminosa e indigerible, la imposibilidad de filtrarla y tratarla en forma inteligente y el riesgo de que en poco tiempo mas estemos inundados por trivialidades o -como bien decía Cass Sunstein quien acaba de publicar la extraordinaria obra Infotopia: How Many Minds Produce Knowledge– por el desvanecimiento de los mediadores de interes general – y los investigadores mucho mas que los periodistas son sus encarnaciones actuales.
La gran tragedia de las ciencias sociales: la imposibildad de mapear fundamentales sobre empiricidades
Pero quizás lo que le preocupa a Manuel tanto o mas que todo lo anterior es una intuición que corroía al ultimo Bateson cual es la asimetría que hay entre información y comprensión, y sobretodo la falta total de correspondencia entre los conceptos y las empiricidades.
Cada día emergen nuevos fenómenos de comunicación, pero estamos totalmente imposibilitados siquiera de verlos (no vemos que no vemos como bien decía Heinz Von Foerster) porque carecemos del mínimum común de antenas para relevarlos. Y peor aun, hay poca y casi ninguna investigación empírica de fondo respecto de las nuevas prácticas digitales (un contraejemplo excecional es la monumental The wealth of networks de Yochai Benkler).
Nos movemos permanentemente entre el fárrago cenagoso de las noticias periodísticas, y las diatribas iluminadas de quienes no aceptan nada de lo que sucede en su incandescente rizomaticidad, y encima pontifican acerca de porque todo esta mal y como el mundo se esta descarriando respecto de un edén original -posiciones compartidas desde Ivan Illich hasta los retrovanguardistas de todo tipo que hoy pululan.
Manuel que dedicó su vida entera a construir primero los datos para pensar estos fenómenos, y después los conceptos para enmarcar esos datos, se indigna cotidianamente ante la chapucería, la logogalia y la incomprensión monstruosa que caracteriza a las reviews del mundo digital y por eso le está dedicando ganas enormes y fuerzas sin par a balizar ambos terrenos.
En este sentido su afinidad con Bateson crece cada día, porque el gran Gregory estaba tan interesado en aumentar los fundamentales, como en mapearlos sobre los campos empíricos y en este sentido el trabajo de Castells crece cada día en importancia y aumenta con la perspectiva del tiempo en valía.
Hablamos de muchas mas cosas con Manuel, lo vimos dirigiendo discusiones y orientando lecturas y perspectivas, pudimos almorzar con sus doctorandas que son todas despiertas, energizadas y con ganas de comerse al mundo con sus preguntas y propuestas.
Decididamente conocer en persona a Castells era una asignatura pendiente y a pesar de la brevedad del encuentro, su intensidad y alegría lo justificaron mas que plenamente. Ahora es el momento del trabajo del concepto y de la castellización -también pensando contra él, que es la mejor manera de pensar con/tra los grandes-, de preocupaciones e inquietudes.
Gracias por el relato. Siempre es agradable leer algo suyo. Y mientras leia me reconfortaba viendo que le ha prestado poca atencion a los errores de grafia, cosa a la q tambien soy muy afecto. He comenzado a leer a Castells y me preguntaba (aprovecho para trasladarle la posibilidad de una respuesta que seguro sera provechosa para mi) si entre tanta charla en algun momento tocaron el tema del periodismo digital como materia de estudio en las universidades…