Nadie es profeta en todas sus tierras
Fernando Flores nos enseñó muchas cosas. Especialmente un truismo que casi todos ignoramos, y que las representaciones sociales alentadas por los medios, no hacen sino profundizar para mal.
La expertise y la competencia de alto nivel se ejerce en muy pocos dominios. Podemos ser grandes profesores, pero al mismo tiempo pésimos padres (o hijos). Podemos jactarnos de destilar gustos refinados, pero gritamos como descosidos desde el tablón. Podemos dárnoslas de cultos y leídos, y somos incapaces de detectar nuevas tendencias, y de ver en el autor novel de hoy, el estilo del consagrado de mañana. Y la lista sigue y sigue.
Como si se tratara de una extrapolación berreta de uno de esos teoremas de incompletitud en donde un sistema formal potente no puede ser al mismo tiempo exhaustivo y no-contradictorio, todos los seres humano estamos atravesados por una incompletitud mucho mas grave y al mismo tiempo interesante.
De Favaloro a Negroponte, la metida de pata es permanente
Nos destacamos en algunas áreas y hacemos sapo, mal (aparte de tragárnoslos pero esa es una especialidad de los políticos, una especie de otra clase) en la mayoría de las otras.
Truismo decíamos al principio aprendido con Flores, porque una mínima capacidad de distinción debería habernos inmunizado hace rato de las opiniones políticas de Borges, de los consejos cívicos del rabino Bergman, de las tonterías (peligrosas) sobre políticas de seguridad pronunciadas por Blumberg (aunque al final ni siquiera era ingeniero), o del paternalismo (extra-medico) de Favaloro.
Pero no hemos venido hoy a hablar de estos héroes nacionales, sino solo a dar un par de endechas sobre la decisión tomada por Nicholas Negroponte hace pocos días, de reducir la planta de su emprendimiento en OLPC a la mitad, y de bajar los sueldos de la treintena de elegidos para seguir junto al guru camino a la inmortalidad.
¿Echar de mas o de menos?, ¿Antes o después?
Dado el bajísimo rendimiento del proyecto, y la incapacidad de cumplir con sus promesas (de las 7 millones de máquinas que deberían haberse vendido en el 2007 y las entre 100 y 200 millones del 2008, en total solo se han colocado, con enormes esfuerzos cerca de 500.000 en todo el mundo), quizás Negroponte debería haberlos despedido mucho antes.
Ironías aparte por enésima vez (y esto lo hemos comentado con fruición en el weblog sobre OLPC de educ.ar en su momento), un proyecto maravilloso se pinchó en el camino, por «n» razones que los expertos en management podrán inventariar con mucha mayor capacidad y agudeza que yo. Eppur… el proyecto de Negroponte sigue vivo en intuición e inteligencia, y por eso queremos volcar un par de elogios en su favor, sin privarnos es claro de complementarlos con un par de criticas no menos sentidas.
Inviabilidad mayúscula y al mismo tiempo enorme promesa
El proyecto de Negoponte no fue viable (que fácil es decirlo desde la retrospectiva) por un montón de limitaciones, alfunas de las cuales lamentablemente entrevimos desde el comienzo.
Pero aquí solo nos queremos referir a dos errores que a nuestro juicio lo conviertieron desde hace mucho en una gallina bataraza. En ambos casos se trató del desconocimiento por parte de Negroponte de una máxima de la epistemología constructvista que dice que «no vemos que no vemos».
Negroponte creía que veía mas y mejor como todo visionario, y en algún sentido tenia mas que razón, porque sino no estariamos hablando de él, sino de cualquier otro o de ninguno. Pero ¿Qué fue lo que Negroponte no alcanzo a ver? ¿En que consistió su doble desconocimiento?
Habiendo participado intensivamente de gran parte del desarrollo del proyecto OLPC, y habiendo mantenido mas de una decena de encuentros con Nicholas Negroponte, podemos asegurar que su incansable repetición de que el proyecto OLPC no era un proyecto tecnológico sino educativo, suponía una doble malinterpretación de ambos términos.
Algo mas que una doble malinterpretacion terminológica…
En Negroponte hubo desconocimiento de la educación, porque su espontaneísmo pedagógico, desconocía tanto la necesidad de cierto conocimiento infraestructural que necesita de la imposición y de la repetición (desde las tablas matemáticas hasta la poesía, desde el himno nacional hasta las nociones básicas de pesos y medidas), el gran desfasaje que hay entre la declamación de la epistemología constructivista, y las ventajas relativas que el conductivismo sigue teniendo en las aulas en ciertos temas y disciplinas.
Pero sobretodo la idiosincracia cultural, las pautas de transmisión y la dieta cognitiva de los maestros, casi totalmente ortogonal a la de los alumnos, especialmente en el Tercer Mundo.
En Negroponte hubo desconocimiento de la dinámica tecnologica, porque ignorando un par de décadas de interesantes estudios sociales de la ciencia y la tecnología, especialmente de las teorías del actor red de Callon, Law, Latour et al, lo que Negroponte le pedía a la pedagogía se lo restaba a la tecnología, imaginando que podría inyectar sus gadgets de última generación a presión, en un esquema top-dowm que oscilaba entre «lo hago por tu bien» y la venta de espejitos de colores.
Eppur… si muove. Tanto le debemos a Nicholas
Ese doble desconocimiento no lo privó de haber rasgado la historia de la tecnología educativa en dos, de haber introducido en forma definitiva la idea de saturación (una computadora por chico en todas las aulas, en todas las escuelas del país), como única modalidad de introducción feliz e irreversible de la tecnología en el aula. Incidentalmente dejó al descubierto la enorme resistencia de la corporación docente a modificar hábitos, prácticas, pero sobretodo a pagar el costo de la incomprensión intergeneracional.
En el medio inventó el nicho de las webtops o computadoras mínimas (cerca de1kg de peso, altísimas prestaciones y bajísimo costo). También anticipó lo que será la próxima herida narcisista de la profesión docente. El día (no distante mas de una década o dos en el horizonte) en el que las laptops devenidas celulares y viceversa cuesten 25 dólares, y todos los chicos (y los grandes) tengan uno. Allí si que todo proyecto tecnológico será educativo por masivo, por facilidad de uso, por ubicuidad y por ruptura final de las paredes del aula.
Por eso gloria y loor. No sabemos si Negroponte será el (nuestro) Sarmiento del siglo XXI. Lo que podemos asegurar es que, equivocaciones incluidas, está haciendo mas por la renovación de la educación y de la tecnología educativa, que catervas de pedagogos, que redactores de informes vacuos, y que criticos nostálgicos de paraísos alfabetizados perdidos que nunca existieron
Chapeau Maestro.
los que gritamos como descosidos desde el tablón lo podemos hacer con o sin refinamiento, justo lo q ignoró Sarmiento, por lo demás, un salvaje unitario!
el fracaso no era parte del plan?
Lo interesante es que la industria siguio de cerca el proyecto, y lo creyó posible y altamente competitivo, y esto arrastró mucho desarrollo y costos (que generalmente no van tan atados)
desde los polvos que solo quedan del fortín federación, entre las vías arruinada y en derrumbe del ferrocarril BAP (al pacifico, justo, zona de tsunamis) cuando todo se viene a pique, en caída libre, mientras la masa “tech criticona» nos refrega el «yo te dije»,… un dia pensando en j piaget, s pappert, m restnick, a kay y el mas blanco de todos los negros …el negroponte, decidimos participar en g1g12008. Creyendo (nuestro dios es la tecnología bien aplicada y no juega a los dados) en la XO de OLPC, haciendo honores a la dynabook de los 70, tenemos en nuestras manos una XO afinando con el etoys..,,veremos que sale.
regocijo personal. cuando todo se quema….el verde esperanza de la XO en mi escritorio es el agua de deshielo patagónico
Muy bien, y respecto a las ventajas del conductismo ¿se mantienen en etapas posteriores al desarrollo del pensamiento operativo?.
Los límites de los límites están tan cerca…Quizás tengamos que prometer menos.
Quizás no es el primero al que le toca el éxito.
Una pena…
Conozco una ciudad Argentina donde llegaron las computadoras y no llegó ninguna capacitación…
Piscitelli pareces olvidar lo que en su momento decías (y en algunos casos escribías) acerca del proyecto Negroponte. Tus palabras acerca de la relación de los docentes con las tecnologías, además de injustas y poco atentas a la realidad de muchas/os de ellos, suenan a una excusa a la inacción, más allá de los fuegos artificiales de los cedés , de tu pobre gestión al frente de Educ.ar
La relación de los docentes con las tecnologías es tan variada, confusa, contradictoria y mezcla de éxito/fracaso como la de cualquier individuo, ciudadano o colectivo. Aunque quizás un poco mas. La escuela no es precisamente el emporio de la innovación. En su momento el proyecto me pareció al mismo tiempo maravilloso y poco viable como se lo dije al propio Negroponte. En cuanto a la inacción no se quien sos ni que haces, ni desde donde hablas para pontificar. Sobre educ.ar habría que preguntarles a quienes lo usaron, productivamente, todos estos años.
Una decision posiblemente erronea de OLPC fue controlar en forma dictatorial el software que iba o no adentro, posiblemente e parte para manejar los negocios asociados. Eso desalento a muchos emprendedores que podrian haber aportado al proyecto y desinflo su dinamica.
La gestión de Piscitelli al frente de Educ.ar fue exitosa y sustentable. Quienes critican tal vez tengan sus razones, pero de seguro no lo hacen desde el contexto de un docente, de escuela pública, cuyo primer acercamiento a material multimedial y/o cursos de capacitación (gratuitos) fue a través del portal y de la gestión de Alejandro. Y digo que fue «sustentable»… porque a pesar de su alejamiento el portal aún brinda sus servicios y los docentes aún se benefician. La pregunta sería ¿hasta cuándo lo hará? Pues no me parece que la actual conducción tenga la visión tecno-pedagógica-educativa de Piscitelli. Marcar errores está muy bien. Pero si se fundamentan está mejor.
Como docente, estuve al tanto de la gestión de Piscitelli en Educ.ar y te puedo asegurar Daniel que nunca conocí una persona tan humilde, inteligente y con las ganas de trabajar que sin parar transmitía; siempre pensando en lo mejor para la educación. Todo lo que logró Educ.ar desde que Piscitelli asumió como gerente te puedo asegurar que no sé si otra persona lo hubiera podido lograr.
Proyectos continuos que muchos docentes, que realmente tenemos devoción de educadores, usamos y participamos de lo que Alejandro Piscitelli continuamente ofrecía por medio del portal.
Los CD fueron muy útiles, las capacitaciones también, recursos, portafolios para tener siempre guardados los materiales que querramos y como esto mucho más sin nombrar por supuesto el canal educativo Encuentro.
Felicitaciones Alejandro Piscitelli, y seguí adelante con el proyecto OLPC porque la visión de Negroponte con la tuya se complementan y sin duda van a ofrecer a la educación argentina ese horizonte que tu mente avizora.