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Autor: Alejandro Piscitelli

Profesor Titular del Taller de Procesamiento de Datos, Telemática e Informatica. Carrera de Ciencias de la Comunicacion, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Profesor Escenario del Futuro UDESA. Profesor Universidad Nacional Tres de Febrero.

Narrativas Electrónicas

Wakinglife2.jpg A partir de la lectura de varios textos de la materia, quedará cada vez mas en claro que oscilamos permanentemente entre dos extremos, cuando de analizar la vinculación entre tecnologías (del conocimiento) y pensamiento se trata. O suponemos que las tecnologías del conocimiento inventan a la realidad metamorfoseándola al evolucionar, o imaginamos que todo es mas o menos lo mismo desde el fondo de los tiempos, y que lo único que se produce en términos de conformación del pensamiento son apenas refinamientos y sutilezas respecto de las maravillas insuperables de la lengua oral que ya lo habrían hecho todo. Hace varias décadas que la escuela de Toronto viene apostando a lo primero, insistiendo -desmedidamente- en que la escritura y la imprenta son las madres de todo conocimiento posible. Sin llegar a tales extremos, no es menos cierto que cada nuevo medio inventa nuevos géneros y formatos, y sobretodo una audiencia (o comunidad de lectores) que interpreta de manera radicalmente discontinua los contenidos preexistentes, a la vez que imagina nuevos productos, formatos y géneros.

Narrativas Multiformes

hoja1.jpg ¿Qué caracteriza a las comunidades virtuales? ¿Son las herramientas, las personas, los discursos, Internet?

Partimos de la conceptualización de la noción de comunidad, caracterizándola en función de la acción de comunicar. Esto es lo que nos permite recuperar aquello aparentemente perdido en la noción de virtual.

Decimos aparentemente, porque vamos a retomar lo comunitario a partir de las relaciones que se establecen entre los integrantes de las comunidades, que interactúan desde diversos canales comunicacionales, conceptualización que irá más allá del contacto físico entre los participantes.

¿Hay vida después de la muerte de las puntocom?

usandres.jpg Entre sus numerosos Postgrados la Universidad de San Andres cuenta con el Postgrado y Maestría en Marketing a cargo actualmente de Roberto Serra. Entre las materias que conforman el postgrado esta Estrategias de Comunicación a cargo de Luis Alberto Quevedo. El Beto me ha invitado en las cuatro ediciones anteriores a participar en este programa y hoy lo vuelve a hacer. En ese marco daré esta tarde una clase analizando como es El e-business después de la muerte de las punto.com.

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El e-business después de la muerte de las punto.com

usandres.jpg Entre sus numerosos Postgrados la Universidad de San Andres cuenta con el Postgrado y Maestría en Marketing a cargo actualmente de Roberto Serra. Creado en 1993 El Postgrado de Especialización en Marketing participa a los graduados de las más diversas disciplinas en la experiencia de incorporar las herramientas necesarias para hacer frente a los desafíos que imponen las nuevas organizaciones. Para ello se plantea una estructura de trabajo donde interactúan las más variadas teorías, como lo son el Marketing uno por uno, el Trade Marketing, el Category Management, el Telemarketing, el Marketing por Internet, y la Distribución Virtual, junto con el análisis de casos argentinos desarrollados por la Universidad de San Andrés.

¿Cómo dar cuenta del cambio tecnológico?

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Durante algo más de   cien años, una de las pocas voces autorizadas para
dar cuenta de los procesos de producción de conocimiento  validado ha sido 
la  Historia de la Ciencia. Recién en la primera mitad del siglo XX otras
disciplinas, como la Filosofía o la Sociología de la  Ciencia instalan
conceptualizaciones y problemáticas válidas para dar cuenta de este discurso. 
Pero lamentablemente, la institución de un campo que pudiera dar cuenta de los
procesos de producción, difusión y adaptación de los sistemas tecnológicos ha
tenido  mucho menos tiempo de creación y  bastante menos de tradición
y prestigio que la Historia de la Ciencia.

Los estudios sociales de la 
Tecnología no tienen más de veinte años de joven edad,  en tanto su objeto de
estudio se ha constituido desde hace muy poco tiempo, unos
veinte o treinta años como máximo, como un potencial  campo productor de
conocimiento validado. Esta nueva consideración del objeto tecnológico llega de
la mano de la introducción del concepto de innovación tecnológica tanto dentro
de la Economía, que a partir de la instauración de la Sociedad del Conocimiento
comienza a preocuparse por las tecnologías como potenciales instrumentos de
creación de conocimiento. Por otro lado, los aportes de la Sociología,
destinados a dar cuenta de la incidencia social en los procesos de producción de
conocimiento científico, corporizados principalmente  en el Programa Fuerte
de la Escuela de Edimburgo, tuvieron un correlato en algunos movimientos , le
ánse la teoría del actor-red de Callon o los sistemas sociotécnicos de Pinch/Bijker,  que a
partir de algunas relaciones metodológicas con el mencionado programa, fueron
construyendo un andamiaje teórico conceptual desde donde  fuera posible dar
cuenta de una preocupación fundamental de la Sociología de la Tecnología: dar
cuenta del cambio tecnológico.

Se hace evidente en la historia del
desarrollo humano que las tecnologías cambian: nacen tecnologías nuevas, unas se
reemplazan a otras, otras siguen vigentes a lo largo del tiempo, otras se
extinguen.  Pero ¿Por qué sucede el cambio tecnológico?  ¿Cómo se relacionan la evolución de
las tecnologías y la (in)evolución de la sociedad?

Juegovideos del siglo XXI

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SER o no SER

Todos queremos controlar la realidad, o al menos lo que creemos que es la realidad. Cada uno en la suya, desde los militares hasta los psicoanalistas, tratamos de implementar dispositivos que ajusten los deseos a las experiencias. El intento y su imposibilidad (el malestar en la cultura) han hecho que compartamos nuestras peripecias en los medios de comunicacion y sus redes.

En el caleidoscopio de la cibercultura cada dia descubrimos/inventamos nuevos objetos. La ausencia de un «Tratado General» del ciberespacio, que organice una forma consensuada de designar (con algun ajuste fino) los artefactos, las tramas, las duraciones y los actores provoca que, por un lado usemos decenas de palabras para mencionar lo mismo y por otro que quede en manos del mercado establecer las señales, definir utilidades y construir las herramientas.