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Categoría: Irreduccionismo

Las “Digital Humanities” y como pensamos en la era de la análitica cultural. 2da Parte

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Tecnogénesis y coevolución

La propuesta de Katherine Hayles no se agota con la presunción de que pensamos distinto porque los medios con los que interactuamos son muy diferentes de los que predominaron durante los 500 años de hegemonía de la imprenta. Mas alla de este semitruismo mcluhaniamente plantea que estas diferencias son atribuibles a una tecnogénesis, dado que los humanos y la técnica hemos coevolucionado desde el fondo de la historia tal como se comprueba con la emergencia del bipedalismo junto con a manufactura de herramientas y al transporte en una causalidad recíproca continua.

A ello debemos sumarle el efecto Baldwin según el cual cada vez que ocurre una mutación genética su dispersión a través de la población se acelera cuando la especie reingenieriza su entorno de modo tal que la mutación sea mas adaptativa. Los cambios epigenéticos iniciados y trasmitidos a través del entorno en vez de a través del código genético tienen una fuerza notable y a su vez pueden ser acelerados por cambios en el entorno que los hacen mas adaptativos, lo que lleva recursivamente a producir mas cambios epigenéticos que al producirse en forma mucho mas acelerada que los biológicos, amplifican a su vez los procesos de transformación en curso.

Entre esos cambios epigenéticos uno que sobresale en términos de tecnologías cognitivas son las mutaciones en la capacidad de lectura (algo que que como bien explícitó Antonio Dehanae en Reading in the brain) al no tener inscripción genética permite cambios significativos mas alla de cualquier mutación), que después de haber estado centradas durante centenares de años (y muy particularmente a nivel crecientemente masivo desde el advenimiento de la imprenta) en la lectura exegética, interpretativa y/o hermeneútica, comenzó en las últimas décadas (otros dirán que el fenómeno viene desde mas atrás a partir del advenimiento de la cultura de masas de los años 1920 en adelante) a convertirse en nuevas modalidades y formatos y muy particularmente en algo que desde los años 1990 (con el advenimiento de la web) denominamos hiperlectura.

Las «Digital Humanities» y como pensamos en la era de la análitica cultural

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Deviniendo posthumanos y mas aun

Conocí a Katherine Hayles en un evento organizado por la Media Ecology Association en México en el 2007. Habia leído un par de sus libros como Chaos and Order: Complex Dynamics in Literature and Science. (ed.), (Chicago: The University of Chicago Press, 1991) y How We Became Posthuman: Virtual Bodies in Cybernetics, Literature and Informatics, (Chicago: The University of Chicago Press, 1999.

Mientras tanto eHayles había escrito un conjunto de ensayos sobre la intersección entre tecnología y cultura, y mas precisamente de la interacción entre narrativa y tecnología sumamente destacables tales como Nanoculture: Implications of the New Technoscience (ed.), 2004 y Writing Machines (Cambridge: The MIT Press, 2002).

Como la mujer, que ya pisa los 70 años, no descansa nunca, año a año fue profundizando en estas intersecciones desde la veta autobiográfica como en My Mother Was a Computer: Digital Subjects and Literary Texts (Chicago: The University of Chicago Press, 2005), metiéndose de lleno en la literatura digital como en Electronic Literature: New Horizons for the Literary, (South Bend: University of Notre Dame Press, 2008), para finalmente publicar este año un impresionante conjunto de ensayos y reflexiones concentradas en una pregunta que se hiciera Vannevar Bush hace cerca de 80 años en How we may think , con la diferencia de que ella no especula tanto acerca de como será el futuro sino que en How We Think: Digital Media and Contemporary Technogenesis (Chicago: The University of Chicago Press, 2012). trabaja con un detalle y una profundidad pocas veces vista antes, como escribimos, pensamos, investigamos, nos comunicamos, nos conectamos, etc en el entorno digital.

Ah si, es una persona de muy bajo perfil, encantadora, muy profunda en sus comentarios y observaciones, muy abierta al diálogo y contrariamente a lo que podría surgir de su apuesta por lo cyborg, lo posthumano y lo hiperdigital, tiene una fina sensibilidad hacia la cultura clásica, está empapada de las problemáticas centrales de la cultura humanista, y aunque defiende a rajatabla el nuevo paradigma digital, ello no implica para nada que desconfíe o esté dispuesta a sacrificar miles de años de cultura letrada, de sesudas reflexiones o de análisis mas que profundos acerca de la naturaleza humana, su cultura, su tecnología y aledaños a manos del tsunami eidético o la lectura fragmentaria y superficial.

Hacia un materialismo cultural de segundo orden

Otra trilogía que merece mucha mas aprehensión y difusión

Habían pasado escasos meses desde la publicación del original The Craftsman de Richard Sennett (primera obra del tríptico que se continuaría con Guerreros y Sacerdotesy El extranjero, cuando hicimos en «De Wittgenstein flies a kite», a «The Craftsman» de Richard Senett» una oportuna referencia a una obra que Anagrama traduciría un año mas tarde, y que debe figurar sin dudas como una de las balizas mas importantes de las que disponemos actualmente para escaparle como a la peste al idealismo (y a los reduccionismo, incluyendo al tecnológico), a la vez que nos permite retomar una rica y perdida tradición de revalorización de la práctica (especialmente de la escuela francesa en donde anidan autores como Gilbert Simondon (1924-1986), André Leroi-Gourham (1911-1986)).

Pasa el tiempo y cada vez entendemos menos el rol de la tecnología, de los oficios, del hacer en una sociedad crecientemente atenazada por un lado por el delirio místico de los conceptos (al mejor postor), y por el otro por un consumo de bienes finales que cada dia mas vienen encapsulados en cajas negras.

Por eso cuando estamos a bordo de un lab que viene marcando el ritmo del hacer (pensando) a una velocidad rauda, mientras sintonizamos cada vez mejor con las variadas tribus urbanas y rurales que fragmentan acompasadamente el territorio nacional (para lo cual devenir extranjeros es el mandato obligado), retomar no tanto las conclusiones de una obra -como la de Sennett- que ya lleva medio siglo de construcción laboriosa, sino ciertos impulsos y marcos referenciales para «bajarla» a nuestra tarea cotidiana en los Labs como dispositivos de aprendizaje, será un buen ejercicio y ayudará a replicar y amplificar nuestros esfuerzos.

El síntoma de la división de las dos culturas en la reinvención del aula

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A proyecto muerto, proyecto puesto

Por cuarto año consecutivo, desde que en marzo de 2009 empezáramos a «invertir la clase «con El Proyecto Facebook nos tenemos que enfrentar con el momento mas dramático de la cursada universitaria que es la asignación de recompensas y cocardas (la nota) destiladas en un escuálido número arábigo que cumple múltiples funciones.

Desde la explicación mas trivial que es asentar formalmente la ingestión de saber de un determinado recorte burocrático de la realidad, hasta la satisfacción psicológica de encontrarse en el décil mas alto de la escala (que bendice simbólicamente con la distinción a un puñado de alumnos respecto de sus compañeros), desde el mas previsible que es la satisfacción de haber entendido consignas y de haber jugado al juego dictaminado por los mayores (supuestamente mas sapientes), al mas pícaro de aprobar una materia (a la que no se desea ni respeta), habiendo hecho poco y nada para merecerlo. Desde el desafortunado que tiene que aprender a jugar otras reglas de juego, porque en esta materia no valen las que si en la mayoría de las otras, hasta quienes festejan haber sido asignados por el SIU (sistema de asignación automática de materias a cursar) a compartir experiencias insólitas e inesperadas con compañeros no elegidos pero que que finalmente son como los hermanos que uno hubiera querido tener.

Pero si bien en nuestra historia todas las cursadas son ensayo y error (muy diferente del «toco y me voy» que sienten algunos alumnos), no lo es menos que los aciertos/errores de los últimos años nos llevaron progresivamente a oscilar pendularmente entre un privilegio alternativo del contenido (durante los 10 primeros años de la cátedra) al del continente (desde 2006 hasta ayer nomás), buscando un difícil equilibro que tiene dos denominadores mayúsculos: 1) la enseñanza por/para proyectos, 2) la evaluación participativa, mucho mas desarrollado el primrro que la segunda.

Gutenberg el geek. Un Steve Jobs (y muchos mas) avant la lettre

El Paréntesis de Gutenberg, again

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Dedicamos hace medio año un libro entero a El Paréntesis de Gutenberg (con el mismo nombre) por lo cual enterarnos de que Jeff Jarvis había escrito Gutenberg the Geek, un Kindle single (que se puede leer en media hora), un desprendimiento de su investigación para su ultimo libro Public Parts. How Sharing in the Digital Age Improves the Way We Work and Live, nos llamó la atención y nos sumergimos en el texto. En paralelo leíamos el trabajo de José Joaquín Brunner presentado en el Seminario de la CEPAL, que llevó a aclararnos como nunca antes (aqui esta el testimonio: Las TIC de caja de herramientas a nuevo entorno vital), porqué nuestro metier está ligado a la investigación, testeo y diseño de la cultura digital, y muy marginalmente a las cuestiones educativas estructurales.

En un ejercicio de historia en futuro anterior (proyectar sobre el pasado distinciones que son válidas hoy, o dicho de otro modo inventarnos precursores para justificar en el pasado exitoso -o no- lo que hacemos hoy), Jarvis nos vuelve a contar (basado en las obras de Albert Kapr Johann Gutenberg: The Man and His Invention (1996), y de Albert Kapr Johann Gutenberg: The Man and His Invention y de John Man The Gutenberg Revolution: How Printing Changed the Course of History (2003), la historia de Johanes Gutenberg, como si se hubiese tratado de un Steve Jobs avant la lettre.

El dia que dos potencias se (des) encontraron. Heidegger y Cassirer rompían lanzas en Davos

Encuentros memorables

Entre el 17 de Marzo y el 9 de Abril de 1929 tuvo lugar en Davos una reunión impensable, un encuentro memorable donde dos pilares de la filosofía alemana cruzaron lanzas epistemológicas y metafísicas, frente a un coro atrevido de participantes que se inclinaron mayoritariamente por uno de los interlocutores, sin imaginar jamás que en esos Alpes suizos y nada menos que en la ciudad de Davos (que se convertiría en los años 1970 en el reino de las especulaciones económicas en el célebre Forum a cargo de Karl Schwab) se estaba incubando una de las torsiones del pensamiento contemporáneo que derraparía con fuerza una década mas tarde cuando el nazismo llegase al poder.

En el hotel Belvedere de Davos dos pilares intelectuales de fuste cuales fueron Ernst Cassirer y Martin Heidegger iban a protagonizar el debate del siglo. Lo que estaba en juego en ese momento no era ni el futuro de la economía, ni el rol de las empresas, ni las condiciones del liderazgo, ni la tecnología como palanca del cambio social. Para nada. Se trataba lisa y llanamente del significado de la herencia kantiana. En otro momento y en otro lugar podría haber sido un debate filosófico intrascendente, una discusión de capilla, un florilegio técnico sin mayores consecuencias, ni intelectuales ni políticas.

Pero la diferencia que hizo todas las diferencias, el detalle que terminaría en una tragedia fue que mientras que Cassirer era un judío social-demócrata, Heidegger, además de ser el filósofo mas importante del siglo XX -y probablemente el último de los filósofos en la tradición greco-occidental-, se convertiría en un defensor inequívoco del nazismo, aceptaría ser el rector Nazi de la universidad de Friburgo y terminaría autoreescribiendo su propia historia intelectual (mediante una manipulación concienzuda y sutil de una de sus obras mas conocidas cual fue La época de la imagen del mundo, conferencia originalmente pronunciada en 1939 y publicada por primera vez en su versión desnazificada a cargo del propio Heidegger en 1950 -para una exquisita exégesis de este relato leer la nota de Jacques Taminiaux en el excelente número especial de la Revista Philosophie Magazine Hors Serie dedicado a…Les philosophes face au nazisme).

Pisando las calles de Tunez nuevamente, o casi Segunda Parte

1 Filiu grande

Point of no return

Cada tanto una palabra o concepto aprendido literalmente hace decenios se agolpa en el frente de la memoria e insiste en sacarle ventaja a los miles o millones de otrose que pululan en la ecologia neuronal. Esta vez se trata de la expresión «point of no return» que me dejó su imprint a los 16 o 17 años cuando lei No Highway una novela de Nevil Shute.

La novela era bastante pedorra pero el concepto me sigue acompañando casi medio siglo mas tarde, buen testimonio de que lo que queda no lo hace tanto por profundidad o relevancia, sino por algún misterioso acople entre emisión y recepción, que tendrá su lógica (contextual en cada caso) aunque la aristotélica o cartesiana no la comprenda.

En esa obra sumergida en el túnel del tiempo la expresión remitía al momento en que un avión había pasado la mitad del recorrido que lo separa del destino final, por lo que en caso de avería, error o fatiga del metal (esa era la clave en esta novela) quedaba mas cerca del destino que del origen, así que al agua pato.

En los congresos pasa lo mismo, hay un período de acumulación (un poco mas largo como en este caso de la reunión de UNRSCO sobre libertad de prensa, cuando literalmente no conocía a ninguno de los asistentes), y después de mediodía o de uno pasamos el punto de no retorno, nos hacemos amigos de circunstancia o conocidos mas o menos afectuosos, y de un mar de átomos nos convertimos en algunos subgrupos que comparten anécdotas, descubren amigos en común, retozamos acerca de temas y experiencias mas o menos compartidas, y de un santiamén ya somos un grupo y no ya un conjunto de entidades disjuntas.

Como era de esperar esto ocurrió en Túnez en esta Conferencia, y como comentaron todos los participantes esto es lo que queda como residuo cognitivo y afectivo en estos eventos, mas alla de las maratónicas sesiones, de los discursos efectistas, y de las proclamas y de las ganas mas o menos cumplidas de los convocantes y de los organizadores devenidos activistas de sus causas.

Las TIC de caja de herramientas a nuevo entorno vital

Otra conferencia sobre TIC y Educación y van….

they vs us

Hace un par de días tuvo lugar en Santiago el seminario Internacional La tecnología digital frente a los desafíos de la educación inclusiva: algunos casos de buenas prácticas, en el marco del proyecto e-education que se desarrolla desde hace tres años en la División de Desarrollo Social de la CEPAL y que forma parte del Programa @LIS2, “Alianza para la Sociedad de Información 2 – Diálogo político inclusivo e intercambio de experiencias«.

En el seminario se presentaron los resultados de ocho estudios de buenas prácticas de TIC en educación, los que fueron seleccionados luego de un proceso que incluyó un trabajo conceptual de definición y discusión de criterios y de prácticas en un taller de expertos y la sistematización de los casos en terreno.

Cuatro de estos casos son políticas nacionales que se han convertido en referentes interesantes de analizar cuando se toman opciones de política. Se trata de El Plan Ceibal de Uruguay; Programa Enlaces de Chile; Programa nacional de informática educativa de Ciudad de Buenos Aires, Programa nacional de uso de medios y nuevas tecnologías en Colombia

Los otros cuatro son programas de nivel local que responden a distintos desafíos del sistema educativo, y que son escasamente conocidos más allá de los contextos donde se desarrollan. Se trata de Educación indígena: Programa Lengua, cultura y educación en sociedades multilingües de México; Educación de estudiantes con necesidades especiales: Plan digital de la Ciudad de Buenos Aires; La ampliación del acceso a secundaria en poblaciones rurales: Programa Centro de midías para la educación del Amazonas; Las TIC y el derecho a la educación: Programa Pro-niño de la Fundación Telefónica en Panamá.

Visitando China por primera (pero seguro que no por última) vez en la vida. Haciendo escala en Dubai Cuarta Parte

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1. El Burj al Arab allá lejos y hace tiempo

Sería 2007 o 2008. Haciendo zapping caímos en NatGeo presentando una serie llamada Megaestructuras destinada a inventariar algunas de las construcciones mas llamativas de las últimas décadas. En capítulos anteriores y posteriores (113 hasta la fecha) mostrarían como había sido posible la construcción de edificios únicos, barcos de tamaño colosal, represas descomunales, siempre en el registro del gigantismo y de los desafíos ingenieriles mas descabellados.

Pero lo que vimos ese día nos hizo empalidecer de envidia y nos mostró la potencia del ingenio humano, la voluntad de desafío de un colectivo con la pata del diseño afincada en Londres, y con la voluntad de llevar adelante un proyecto imposible, cual sería construir el primer hotel 7 estrellas del mundo, dar a un hotel de lujo inusitado la forma de una vela, depositarlo en medio del mar y convertirlo en uno de los iconos arquitectónicos del siglo XXI.

Se trataba obviamente del Burj el Arab, un enorme volumen flotante en la costa de Dubai, que fue uno de los primeros lugares que quisimos visitar ni bien aterrizamos en la capital turística de los Emiratos Arabes (EU), donde recalamos afortunadamente durante 3 días y 2 noches camino de vuelta a la patria lejana.

Visitando China por primera (pero seguro que no por última) vez en la vida. Tercera Parte

Dos sistemas, un pais. El año 2047 está mucho mas cerca de lo que creemos

1. De China a Hong Kong

Lo dijimos hace 10 días y lo ratificamos hoy, cuando en la madrugada de Honk Kong vemos por última vez las calles mojadas, la estación de buses en Kowloon arrancando su diario trajín, oteando de refilón el Harbour Plaza Metropolis, shopping mall del hotel en el que estamos alojados, y habiendo vivido intensamente durante 2 días la vida en esta ciudad a la que anhelábamos conocer desde al menos 1986 (cuando estuvimos en Singapur, Penang y Bangkok) y a la que tardamos tanto en llegar.

A diferencia de lo que nos pasó con Pekín, donde nuestras expectativas eran bajísimas y fueron mas que colmadas, e incluso con Shanghai, donde esperábamos bastante pero recibimos mucho mas, a Hong Kong entramos con el pie torcido. Veníamos en un Ferry desde el puerto de Shenan en las afueras de Guangzhou, muy alejado del centro. El barco, aunque ocupado a medias, parecía un Seacat de los que van a Colonia, el día estaba nublado y contrariamente a lo que nos habían prometido no vimos nada del célebre skyline.

Llegamos en un santiamén a nuestro alojamiento en Kowloon la zona de los 40 hoteles, pero no estábamos frente a la bahía sino en una subida para la cual había que tomar un shuttle que en 8 minutos nos dejaba en Nathan Road, la joya de la corona de la ex-colonia británica. Dar unos pasos fue encontrarnos con la quintaesencia del consumismo y el capitalismo al palo. El show en la promenade de las estrellas nos mostró un bello fondo de edificios en la vera isla de Hong Kong, empañado por las nubes y un pésimo sonido. Por fin fuimos a comer a una rica cantina italiana Fat Angelo, pero nada nos sorprendía demasiado. Y peor aun nos fue con la excursión a Peak Victoria tapado de nubes, seguido de una visita a una pequeña playa abusivamente comparada con la bahía de Guanabara, terminando en una forzada excursión en Sampán que no parecía ir a ningún lado.