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Categoría: Irreduccionismo

Taxonomías de los medios, ¿Un medio un fin? ¿Para qué?, ¿Para quién?

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¿Clasificar para mejor vivir?

No hay duda de que la proliferación de posibilidades, oportunidades variedad y cantidad de opciones es una característica mas que visible de esta postmodernidad tardía, que algún autor lúcido como José Luis Marina a mas que bien caracterizado como ultramodernidad.

Y que la variedad excesiva (como su recíproca su casi ausencia) son tan valoradas como temidas. Barry Schwartz ha denominado a este estado existencial como la Paradoja de la elección, mostrando con muchos ejemplos de caso, que en presencia de opciones sucesivas de oportunidades de elección, abiertas en forma arborescente y en expansión indefinida, el consumidor o cliente o usuario tiende a inhibirse, paralizarse y finalmente a no-elegir aunque, batesonianamente, esa es otra forma de la elección.

Pero hoy no estamos hablando de consumir bienes en un supermercado cada vez mejor surtido, y por ello mismo crecientemente inhibidor, sino de hacerlo con conceptos y distinciones, con definiciones y clasificaciones, básicamente con taxonomías.

El Flashback de los arrepentidos. Lost y el pensamiento con imágenes

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1. Ver Televisión como se nos canta a nosotros y no como quieren los canales

Que bueno que en la era del rip, mix & burn haya tantas maneras distintas de ver Televisiòn. Que suerte que las majors, tratando de escaparle a la huelga de ojos caídos de los espectadores tradicionales, publiquen las series completas apenas terminada la última temporada, permitiendo de este modo la glotonería de ver 24 capítulos (una temporada completa) en 2 o 3 días. Cuando la limosna es tan grande, a veces da para aprovechar.

Mi enamoramiento de las series de la segunda e´pioca dorada de la TV es bien tardío. Descubrí 24 haciendo zapping recién en la cuarta temporada. Ví Los Sopranos a los saltos y entrecortadamente a voluntad del programador, y asi me pasó con la mayoria de las series, hasta que decidí que la mejor forma de verlas era programándolas yo mismo, y ahí me tragué varias temporadas seguidas de 24, para descubrir (¿cuando no?) que las primeras siempre eran mejores que las últimas (la séptima realmente es mala mala).

El Hilo de Alejandro Prólogo del libro Nativos Digitales Por Francis Pisani


Ya no podemos oponer el mundo real al virtual como lo hacíamos antaño. Lo virtual es parte de nuestra vida real. Emociones y acciones reales afectan nuestro quehacer virtual. Pasamos tanto tiempo en uno como en otro y resulta cada vez más difícil separarlos.

No son mundos opuestos. Son capas más bien de una misma realidad -la nuestra- vivida en múltiples niveles tanto simultánea como alternativamente.

Es más, lo que realmente cuenta en nuestras vidas se hace online o pasa por momentos, datos, conexiones que se establecen electrónicamente. Lo determinante y lo estratégico se trasladan poco a poco a la capa virtual y conectada.

La (In)Conclusión de Nativos Digitales

El lunes 2 de marzo entra a la imprenta Nativos Digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación. Si todo libro es un parto, este lo fue de quintillizos. Iniciado tres veces, postergado por innumerables razones, abarcando mucho y apretando lo que se pudo, en un mes y medio estará en las librerías. Aquí la primera parte de las cuatro páginas de cierre/reapertura.

Los libros, como la vida, como la sociedad, nunca terminan, siempre continúan. Cuando estamos dando los toques finales a uno, otros brotan como simientes y esperan que se los abone adecuadamente. Es probable que los libros futuros sean, como esas ideas que se le ocurrían a Woody Allen por centenas y que recién fructificarían, debidamente seleccionadas en sus películas diez o más años después (Lax, 2008). Que el hombrecito tiene una veta fabulosa se testimonia en sus 38 películas hasta ahora, dudo mucho de que yo llegue a la veintena de libros, aunque ya orillo la decena.

El After Pop. Quien lo hubiese dicho/pensado


Un listado llamativo. Sorpresas te dan los viajes y la curiosidad

Paseando raudo por las librerías compre/me regalaron unos libros maravillosos: 2. Peter Sloterdijk En el mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalizacion. Madrid, Siruela, 2007. 3. Bruno Latour & Pasquale Gagliardi (eds) Las atmósferas de la política. Dialogo sobre la democracia. Madrid, Complutense, 2008; 3. Eloy Fernandez Porta Homo sampler. Tiempo y consumo en la era Afterpop. Madrid, Anagrama, 2008. 4. Ken Robinson The element. How finding your passion changes everything. London, Penguin, 2009. 5. Francis Pisani & Dominique Piotet. La alquimia de las multitudes. Como la web esta cambiando al mundo. Barcelona, Paidos, 2009.

La mayoría de los libros de este listado están en la categoría A pero de todos estos hay uno que descolla sobremanera. Se trata de la obra de Fernández Porta, un increíblemente joven profesor de 35 años de la Universidad Pompeu Fabbra, que cuando todo parecía estar dicho -lo que e slo mismo que nada-, saltó al conocimiento público con un par de volúmenes de cuentos, se destacó muy mucho en el 2007 con su ensayo AfterPop y ahora viene a romperla toda con un impresionante trabajo, que combina en dosis inéditas e inauditas, el tono académico, la parodia, el ensayo desentumecedor, y sobretodo la capacidad de pasearse irreverentemente entre todos esos registros, inventar muchos mas, jugar con todo y con todos, y aun así sistematizar, proclamar, insistir y finalmente regalarnos una fenomenología del tiempo.

Dada y Lenín un solo corazón. Créase o no

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Aunque Barcelona no es Nueva York… tampoco es el Mar Muerto

Si si ya lo sabemos Barcelona no es Nueva York o Londres, y entonces nada nos va a sorprender demasiado, ninguna locura bibliográfica nos va a comer el mate, y tampoco cambiaremos de vestido ideológico o epistemológico de un día al otro. Pero les puedo asegurar –como vengo haciéndolo en forma inalterada al menos desde 1998-, sino antes, que venir a España, y saquear las librerías locales, aunque a veces haya que rasguñar las piedras y si se lo hace un intervalo de 4/6 meses (a diferencia de uSA donde cada 1/2) da un resultado cuantitativo mas o menos parecido brinda joyas unicas y maravillosas.

Fue lo que me paso ayer en los pocos minutos que tuvimos junta Hugo Pardo y a Carlos Scolari de recorrer dos o tres librerías en el barrio de El Raval y aquí va un breve racconto de lo encontrado, que habrá que deglutir en los próximos meses o años. Y conste que hemos sido precisos y que hemos restringido la dieta cognitiva al maximo. Igual la decena de libros elegidos ya debitaron 150 euros de mis escualidas faltriqueras

Metáforas para pensar la identidad en Facebook. ¿De allí a la utopía digital solo hay un paso?

Arquitecturas de la participación y del control

Cuando una nueva fuente de sentido eclosiona, como es el caso de Facebook, hoy, no alcanzan las palabras, los análisis, las experiencias, los comentarios, los indignados desprecios o los acalorados elogios, para tratar al mismo tiempo de entender qué estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo, porqué lo estamos haciendo, hacia dónde vamos, cuál es el futuro de este nuevo espacio, quiénes lo aprovecharán mas y mejor, quiénes se quedan de uno u otro lado, a qué intereses sirve, de qué antecedentes se nutre, a qué propuestas ayuda o suma (y resta).

En el caso de Facebook, como cualquier otro ente viviente que se precie, las opiniones ya están profundamente divididas. En general los diarios (amarillistas cada vez mas) aprovechan sus usos mas truculentos o desencajados (que debido a una política de control interno muy alta de por si dejan pocos huecos para la chifladura) para asustar y vender.

Gloria y loor al Gran Negroponte

Nadie es profeta en todas sus tierras

Fernando Flores nos enseñó muchas cosas. Especialmente un truismo que casi todos ignoramos, y que las representaciones sociales alentadas por los medios, no hacen sino profundizar para mal.

La expertise y la competencia de alto nivel se ejerce en muy pocos dominios. Podemos ser grandes profesores, pero al mismo tiempo pésimos padres (o hijos). Podemos jactarnos de destilar gustos refinados, pero gritamos como descosidos desde el tablón. Podemos dárnoslas de cultos y leídos, y somos incapaces de detectar nuevas tendencias, y de ver en el autor novel de hoy, el estilo del consagrado de mañana. Y la lista sigue y sigue.

Usar es comunicar. La arquitectura es la poética (de la interacción) en Facebook

Cuando no comunicar es una forma de comunicar

Hace muchísimos años atrás Gregory Bateson, en muchos lugares, pero principalmente en esa roca de su producción que fue Mind and Spirit (curiosamente traducida entre nosotros como Espíritu y Naturaleza) sostenía (como lo habían hecho Paul Watzlawick y otros compañeros de su etapa de Palo Alto) que era imposible no comunicar. La versión batesoniana era mas fuerte aun cuando insistía en que la falta de respuesta era también una respuesta. Que la pregunta no respondida del amante respecto de ser amado, era también una respuesta. Que no hacer nada, que no contestar, que no pronunciarse, que no explicitar era toda una declaración, y fundamentalmente que todos tenemos una epistemología, especialmente los que nos jactamos de no tener ninguna.

Nuestras primeras observaciones acerca de los usos de Facebook (acerca de los efectos inesperados de su uso) van exactamente en esta dirección. Lo notamos con sorpresa y casi arrobamiento respecto del cambio de estado civil. Pasar de single a in a relationship, de I’ am complicated a single, convierte de pronto a relaciones intimas antes desconocidos en una complicidad o un exhibicionismo propio de las páginas del corazón.

De la reticulación a las piscifactorías. Los links no son interacciones. Eppur… Facebook se mueve


Quien no es programador, es un analfabeto digital

Estos días estamos viendo violentas e interesantes confrontaciones acerca de los usos sociales de las redes. Que oscilan entre el fanatismo y la ingenuidad de quienes las poseen o las usan, para vender fruta de distinta calidad, hasta quienes las ven como un reencarnación del panóptico bemthaniano/foucaultiano. Y en el medio una gama de usos mas o menos libertarios o meros espejismos, al mejor postor.

En la última reunión de cátedra con Mario hablábamos del gran déficit que padecemos como internautas o internetólogos. Dado que vivir en red es básicamente padecer (u ofrecer) arquitecturas, quien no tiene habilidades de programación (es mi caso y el de la mayoría de los cientistas sociales, filósofos, humanistas, investigadores de todo tipo, pontificadores y vendedores de combustibles espirituales o de aceites curalotodo a excepción es claro de Carlos Reynoso), es un analfabeto digital de nuevo cuño.