En un tiempo regido por la ilusión de la utopía tecnológica, el pensamiento contemporáneo busca fórmulas para descifrar un porvenir que ya no se identifica necesariamente con el progreso
From machine intelligence to post-subsistence economies, Google’s Blaise Agüera y Arcas lays out 7 (gender selection, self-modification, space, sexual and lifestyle freedom, energy) ways everything is set to change.
Fue un último día del año, como los otros 67 que hemos pasado en distintas latitudes del mundo, generalmente en Argentina, aún cuando estuviéramos viviendo en otros países con solo dos excepciones recentísimas. Diciembre de 2014 y Diciembre de 2015. El primero por un motivo evidente. Recién habíamos llegado a México, después de una experiencia no demasiado feliz en Bogotá de un año, y habíamos descubierto una bellísima, amplia y acogedora casa en Paseo de la Reforma casi en su cruce con Constituyentes, en los Bosques de Chapultepec.
Después de casi tres meses de vivir provisoriamente en la colonia Hipódromo, con un jardín despampanante, dentro de una casa no demasiado funcional, nos mudábamos a una zona privilegiada, mucho mas cerca de la escuela Maguen David, a pocos minutos de Santa Fé, combinando piscina, follaje, pastoreo para Wiki y muchas expectativas de reinvención personales y profesionales.
El tema escogido para esta edición de VOR nace a partir de una comparación de listados de problemas mundiales de naturaleza global (bioterrorismo, cambio climático, migraciones salvajes, guerras imparables). Al compilarlo nos topamos con la sorpresa de que entrelazado con esos temas conocidos, comenzó a aparecer con mayor frecuencia el “machine learning” y su impacto multivariado sobre el mundo y en particular sobre nuestra identidad como seres humanos.
A fin de poder caracterizar con mayor previsión esta problemática la dividimos en tres áreas
McLuhan decía que la tecnología prolonga las facultades humanas psíquicas o físicas, que es una extensión del ser humano. La realidad virtual, encierra a la perfección esta tesis. Estamos acostumbrados a transformar la realidad, ahora empezaremos a crearla y vivirla. Smartphone, gafas de realidad virtual, publicidad, periodismo, videojuegos, videos de 360°, aplicaciones y un sinfín de soluciones están revolucionando la realidad. Cada 15 años llega un elemento al mercado y lo cambia todo: la computadora personal, el Internet, el Smartphone. ¿Será la realidad virtual el próximo elemento?
Una de las grandes novedades del año 2016 fue la germinación de décadas de trabajo en inteligencia artificial, y su conversión en productos y aplicaciones generadas a través de la combinación del machine learning y el deep learning.
1. Los tiempos están cambiando
2. La cultura digital se dice de muchos modos
3. Los wicked y thorny problemas del presente
4. Y la educación ¿qué, cómo, dónde?
Los tiempos vienen cambiando desde 1960 o mucho antes. El mundo se divide en dos cerca de 1970. En ese entonces vivíamos 4.000 millones de almas en el planeta, hoy 46 años mas tarde ya orillamos los 7.400. Bob Dylan, con su reciente Premio Nobel, encarna de muchos modos esos vientos de cambio.
La cultura digital acelera el transformismo universal, pero no es el origen ni la causa primera de sus infinitas reverberaciones. Son numerosas las causas concomitantes que rompen cualquier espejismo de linealidd y nos insta a sumergirnos en el torbellino de una causalidad reciproca enmarañada.
Vivimos atravesados por problemas malditos, espinosos, tramposos, inasibles. Y aun así tenemos que decidir y apostar, cada vez con mayor frecuencia, cada vez con menos seguridad de acertar.
Mientras la educación forma parte de estos entramados y transfondos infernales. Las subjetividades mutan, la falta de sincronía entre adultos y jóvenes se amplifica. Pregonamos la diversidad, pero no sabemos como gestionarla, nos maravilla la complejidad pero también nos asusta y nos cohibe. Bienvenidos al mundo de la duda sintomática, los saberes difuminados, y la reinvención de las instituciones de aprendizaje.
Cuestionando el rol broadcast del docente, insistiendo en ayudarle a que cada clase sea la encarnación de una big question, problem, challenge, catalizador del conocimiento (al mejor estilo Walter Levin ver video, pero sin tanto histrionismo), reinventando una evaluación significativa, imaginando nuevas formas de inspiración, co-creación, diseño de experiencias educativas, el convite es a enseñar a que los mileniales aprendan y viceversa.
Los mileniales (generación Y) nacidos en 1980 ya no son la última sino la primera generación digital. Han sido sustituidos por la generación Z, nacidos en el año 2000, y aunque hay puntos de contacto entre ellos también hay notorias diferencias.
Como bien decía Gaston Bachelard los “instrumentos son teoría incorporada». Construimos dispositivos para ampliar nuestras percepciones y sensaciones a la medida de la profundidad y de calidad de las teorías que tenemos para reinventar el mundo.
Los mileniales organizaban su percepción (y su acción) alrededor la de las computadoras de escritorio primero, y de las portátiles después. La generación Z ve al mundo a través de los teléfonos inteligentes y de las redes sociales.
Hasta que los rusos lanzaron el Sputnik, no entendimos la importancia de la #educación Jerome K Bruner (1915-2016)
Nuestro evento del miércoles 8 de Junio en Centro Diseño en DF examinó en detalle algunas de las relaciones posibles que pueden establecerse entre aprendizaje, espacio y tecnología. ¿Cómo se provocan entre si los tres lados de este triángulo hipercomplejo? se preguntaba el documento de convocatoria.