Vivere non necesse, navigare necesse est
El adagio latino nos recorre con su precisión y contundencia. «Vivere non necesse, navigare necesse est«. Si no viajamos nos morimos, de aburrimiento, de reiteración, de compulsión a la repetición. Cada viaje en cambio nos oxigena, nos regala nuevas vivencias, nos reconecta con otros nodos o centros de energía, y cuando nos lleva a lugares desconocidos y añorados, literalmente nos devuelve una vida que muchas veces se vuelve gris y monótona de tanto estar confinados en el mismo lugar, con las mismas gentes, en ese adorado, pero también a veces un tanto asfixiante, «hogar, dulce hogar«.
En mi caso viajar es la fuente del encuentro físico con nuevos libros que son la savia de mi existencia, con amigos o desconocidos que se convierten en interlocutores mas fuertes y constantes que los locales con alguna que otra excepción.