El imperio no se rinde
Alguien nos comento durante nuestro último viaje a USA que el imperio estaría al borde del abismo. Y quien nos lo dijo no era un economista de renombre, ni un estudioso acérrimo de las tendencias invisibles, sino mas bien una persona del común, que mudada no hace demasiado tiempo a USA, ha tenido que sortear los escollos cotidianos que impone un trasplante a una edad en donde uno preferiría no tener que lidiar con tantos obstáculos, y que por lo tanto tiene presente mas que nadie el detalle y la posibilidad de comparación. Según nuestra informante, uno de los mejores testimonios del tambaleante imperio seria el crecimiento imparable del trabajo en negro.
No hablamos ya de la contratación ilegal, que causo mas de un escandalo al haber salpicado con sus manchas hasta a la propia Casa Blanca en la era Clinton. Nos referimos a otra cosa mucho mas común entre nosotros, pero que antes era impensable en USA. Se trata de la microevasión de impuestos, de la facturación en negro, de las tretas que propietarios hacen para meter dentro de sus lujosas casas a inmigrantes mexicanos, y de las contratretas de los locatarios y administradores, que aunque rechazan la movida al mismo tiempo la convalidan, porque dado lo estricto del formalismo yanqui, a esta altura ya casi nadie esta en regla y no podrá estarlo jamas.