Primera semana de noviembre de 2024, cansancio que agota a todos, más en una Argentina de cimbronazos permanentes. Muchos a la que contactamos para invitarlos a participar de miniproyectos, se excusan porque están abarrotadas de demandas, proyectos, exigencias, que no necesariamente los hacen más felices (o tal vez sí).
Tan atribulados estamos en Argentina y en América Latina que terminamos creyendo que nuestros males son endémicos, que nuestros gobiernos son incorregibles, que nuestros países se jodieron (de una vez para siempre) hace medio/un siglo o dos, y que vivimos en el año de la marmota condenados a repetir nuestros errores… interminable-, exponencialmente.
Cada fin de año tenemos infinitos listados de libros que resumen el impacto o la supuesta potencia esclarecedora de la literatura en sus múltiples manifestaciones. En los últimos días hemos leído algunos como….
Habiendo visitado Madrid y Barcelona decenas de veces, habiendo pasado allí meses en alguna ocasión, desplazarnos por la ciudad nos resulta de una naturalidad que solo alcanzamos en ciudades como Nueva York o Miami, Paris o México (ambas donde vivimos largo tiempo).
Por eso salir de Urquinaona, para tomar el FCG que lleva al Pie del Funicular no tiene nada de complicado. Salvo recordar que de las 7 líneas solo la S1 y la S2 llegan hasta Valvidriera. Salimos con tiempo, el movimiento es mucho menor que antaño, así que 10 minutos antes de lo previsto estábamos ya en el vestíbulo del Colegio Montserrat.
A las 4 de la mañana (hora local) Jesús Martinez me había enviado un mensaje insistiendo en que llegara temprano a nuestra cita en el CEJFE (Centro de estudios jurídicos), para cargar la presentación y hablar unas palabras con la Directora General. Ha habido tantas/tantos desde que Jesús trabaja intentando la tarea mas difícil y riesgoso, hacer que la administración pública funcione, pero sobretodo que innove (tarea a la que le ha dedicado varios libros sumase ante interesantes).
Lo que parece una eternidad se derrite como helado de menta. La perspectiva de casi una semana entera en Madrid (algo bastante inusual, he pasado mas tiempo largo en Barcelona que acá) se termina. Noches y días corren a toda velocidad y lo que no hicimos ni visitamos ya, tampoco nos dará tiempo para hacerlo en este viaje bautismal.
Reservamos una entrada en El Prado para al menos pisarlo por un par de horas nuevamente. Varios encuentros no ocurrirán, aquí la gente se toma el trabajo demasiado en serio, y yo que creía que avisar era exigencia yanqui no castiza, sobretodo si el viaje es casi inesperado como finalmente ocurrió. Ya estamos buscando donde hacernos el PCR para volver.
Como siempre las horas de sueño fueron escasas, la sorpresa de despertarnos en medio de la noche y no reencontrarnos con nuestra habitación señorial en Rincón de Milberg, muestra cuan hondo caló la cuarentena. Hoy no tenemos presentación pero tampoco nos alcanza el tiempo para avanzar en este diario de la posta-cuarentena.
Venir a Madrid implica dormir pocas horas, saltar de bar en bar y de evento en evento, tratar de asimilar la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo posible. Ya tenemos nuestros circuitos y nuestros guías nativos, muchos ahora exiliados en las afueras de la ciudad (pandemia de por medio), que nos muestran cosas maravillosas de una ciudad semidormida sin parar , atravesada por contradicciones políticas enormes, pero con unas ganas de retomar el timón de España con una fuerza inusitada, después del descalabro catalán.
Todo es igual pero todo es muy distinto. Pisar las calles de Madrid nuevamente, ir a los mismo lugares, hacer las misma escalas, visitar a los amigos de siempre, es casi igual que antes pero un “casi” muy diferente. No solo porque en las calles hay la mitad o un tercio de transeúntes que antes (no hay turistas norteamericanos o asiáticos, rusos o de tantos otros lados de Europa). Hay algunos negocios cerrados, pero muchos otros han reabierto. Casi no se usa barbijo por las calles aunque es obligatorio puertas adentro. Pero por detrás está el ronroneo de la tragedia (como cuando llegamos a Manhattan 40 días despeus del 11S)
Hoy debió haber sido feriado en la Argentina. Pero hace rato (y más en los últimos tiempos) que se privilegia el turismo por encima del fervor patriótico. Que la gente los necesitaba malamente lo testimonian los 4 millones de compatriotas que se desplazaron por todos los puntos del país en esta versión XXL de las vacaciones anticipadas en Octubre.
Estos dos feriados fueron complicados porque debía hacer trámites que requerían varios días hábiles. Pero por suerte ello no fue óbice porque mientras tantos compatriotas trasegaban por las provincias, en la sierra o en el mar, nosotros juntábamos papeles y hacíamos trámites porque el premio era uno mayor, volver a Europa nuevamente.