Dos sistemas, un pais. El año 2047 está mucho mas cerca de lo que creemos
1. De China a Hong Kong
Lo dijimos hace 10 días y lo ratificamos hoy, cuando en la madrugada de Honk Kong vemos por última vez las calles mojadas, la estación de buses en Kowloon arrancando su diario trajín, oteando de refilón el Harbour Plaza Metropolis, shopping mall del hotel en el que estamos alojados, y habiendo vivido intensamente durante 2 días la vida en esta ciudad a la que anhelábamos conocer desde al menos 1986 (cuando estuvimos en Singapur, Penang y Bangkok) y a la que tardamos tanto en llegar.
A diferencia de lo que nos pasó con Pekín, donde nuestras expectativas eran bajísimas y fueron mas que colmadas, e incluso con Shanghai, donde esperábamos bastante pero recibimos mucho mas, a Hong Kong entramos con el pie torcido. Veníamos en un Ferry desde el puerto de Shenan en las afueras de Guangzhou, muy alejado del centro. El barco, aunque ocupado a medias, parecía un Seacat de los que van a Colonia, el día estaba nublado y contrariamente a lo que nos habían prometido no vimos nada del célebre skyline.
Llegamos en un santiamén a nuestro alojamiento en Kowloon la zona de los 40 hoteles, pero no estábamos frente a la bahía sino en una subida para la cual había que tomar un shuttle que en 8 minutos nos dejaba en Nathan Road, la joya de la corona de la ex-colonia británica. Dar unos pasos fue encontrarnos con la quintaesencia del consumismo y el capitalismo al palo. El show en la promenade de las estrellas nos mostró un bello fondo de edificios en la vera isla de Hong Kong, empañado por las nubes y un pésimo sonido. Por fin fuimos a comer a una rica cantina italiana Fat Angelo, pero nada nos sorprendía demasiado. Y peor aun nos fue con la excursión a Peak Victoria tapado de nubes, seguido de una visita a una pequeña playa abusivamente comparada con la bahía de Guanabara, terminando en una forzada excursión en Sampán que no parecía ir a ningún lado.