Los proyectos innovadores son complejos y tienen harto riesgo de fallar. Después de todo así como de cada emprendimiento comercial que se inicia, nueve se van a la bancarrota en menos de un año, lo mismo pasa con las innovaciones tecnológicas. De cada 100, solo 1 pasa del estadio de prototipo y se convierte en un bien ganancial de la sociedad toda.
En el caso de los modelos de computación educativos 1:1 todas estas incertidumbres se ven complicadas porque su ámbito de incidencia es uno de los mas urticantes, de los mas ensalzados, de los mas bendecidos, pero al mismo tiempo de uno de los eslabones mas débiles de la causación social, cual es la educación. Porque mezclar tecnología y educación es poner en contacto a dos sustancias inertes en la ausencia de la otra pero explosivas ante su mera proximidad.
Por eso en educ.ar estamos mas que atentos a todas las observaciones y comentarios que estamos recibiendo día respecto del proyecto OLPC y de los modelos 1:1. Y si no contestamos a cada post aislado, si no entramos en escaladas retóricas, es porque respetamos todas y cada una de las opiniones, porque creemos estar frente a un desafío epocal y porque muchas veces no tenemos respuestas en lo inmediato.