EL RETORNO TRAGICO TRIUNFAL DE STAFFORD BEER
Las dos, tres “n”, culturas
Muchas veces los humanistas critican acerbamente a la tecnología acusandola de olvidarse de los valores humanos. Y generalmente tienen razón. Por su lado los técnicos, ingenieros y científicos deploran que por no escucharlos los políticos siguen chapuceando y no resuelven los grandes problemas de la vida cotidiana: transporte, alimentación, vivienda, energía. Multiplicando así la miseria y dividiendo peligrosamente a la sociedad, entre poco que tiene mucho y muchos que tienen poco. Y obviamente también tienen razón.
Cada tanto la política y la tecnología logran armonizarse y en esos contados casos los resultados pueden ser espectaculares. Pero también por su eventual potencia transformadora pueden devenir en amenazas para el status quo y finalmente son boicoteados y olvidados. Es el caso del proyecto Cybersyn, uno de los primeros a nivel mundial en donde ciertas tecnologías de la comunicación, nuevos modelos de gestión y una epistemología liberataria se aunaron para transformar tecnológicamente a la sociedad.
Recordar hoy ese fracaso puede ayudar quizás a entender lo difícil de esta alianza entre tecnología y política, y los enormes intereses que mas alla de declamaciones, no están interesados en que fructifique