Los últimos días estuvimos remolones con este diario. Ya son demasiados los días casa adentro y este eterno encierro puede desgastar al más fuerte, que seguramente no es nuestro caso. Regulamos nuestros intercambios externos, tratamos de usar poco y nada al Zoom. cada tanto hay algún evento o asistimos a alguna clase, pero en general nuestro escepticismo con la fuga hacia lo virtual y la glorificación de los resistentes virtuales como héroes, cada día se agranda mas y mas [imagínense un año mas tarde].
Ya que vivimos en la incertidumbre ¿porque no la aplicamos a nosotros mismos? Digo porque no sabemos exactamente como serán nuestras dos próximas sesiones Tarariras, las últimas de este primer ciclo. Tenemos idea de qué discutiremos pero no sabemos todavía el orden, ni el formato que se aclarará seguramente este fin de semana. Lo cierto es que esperamos que en una de la dos últimas sesiones nos corramos un poco de esta perspectiva un poco dura o infraestructural seguida hasta ahora, y nos acerquemos un poco hacia temáticas más soft y menos recorridas por nosotros como grupo, más cercanas al arte. En ese caso tal vez nos demos un baño de poesía. Y si así fuera estos serían algunos temas que nos gustaría discutir
DIA 92 SABADO 20 DE JUNIO Mientras pandemizamos nos enteramos de cuan eminente emperatriz fue Catalina la grande una jovencita que llegó teleenviada para casarse a Rusia a los 16 años, y terminó siendo una emperatriz que se sacó de encima al inútil de su marido (parecido a nuestros políticos), se alineó con Occidente, y gobernó durante 36 años con un despotismo ilustrado que merece todo nuestro reconocimiento: “A contemporary of Montesquieu and Jefferson and loyal correspondent with Voltaire and Diderot, she took the first few steps toward reform of her country’s peculiar form of slavery, serfdom”.
El calendario no se detiene. Pasan rítmicamente los días y el único diferencial es quizás la lluvia, cuando llega. Porque después de una seguidilla de hermosos días primaverales el otoño nos recordó que es su momento, y así perdemos un montón de espacios de la casa y debemos abrigarnos y seguir esperando (a Godot) dentro y no ya afuera. Después de mucho darle la vuelta encontramos una triste metáfora que describe dónde estamos. El reloj atrasó un siglo. Pero no solo porque la gripe mal bautizada como española acaeció hasta mas de 100 años (en 2018), sino porque retrocedimos un puñado de años más, y ahora volvimos a la guerra de trincheras de la primera guerra mundial.
Una cursada universitaria puede durar mas o menos clases, ser mas o menos intensa, participativa, generativa y muchos adjetivos mas. Pero generalmente está estructurada alrededor de un puñado de palabras claves que son mas o menos explícitas, que se tejen con mayor o menor habilidad, y que en definitiva definen sobre qué memes queremos cabalgar, para que los fenómenos de aprendizaje tengan finalmente lugar
Revisando las entradas y leyendo en paralelo el maravillo Lo Viral de Jorge Carrion que enlaza dos diarios, el suyo propio eterno que viene escribiendo desde 1997, con el de la cuarentena que empezó casi en paralelo con el nuestro me regalo un montón de ideas acerca de la redacción apócrifa, el intertextualizado inventado, vivido, imaginado, la curiosa sensación de estar flotando en el tiempo y en la historia.
Dos semanas antes del inicio de la cuarentena iniciamos junto a Julito Alonso una cursada inolvidable en la carrera de Diseño en la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Andrés. Aquí en versión hiperresumida el objeto encantado de cada uno los 6 grupos de Escenarios del Futuro en los que se dividieron los cursantes. Gracias a todos
Aunque nuestro metier está bastante alineado con la educación, o mejor con la contra-educación, durante estos 60 días de cuarentena hemos escrito poco y nada, y especialmente nada de nada en materia tecnoeducativa. En parte porque estamos hartos del simulacro de normalidad que implicó el pasaje militar a la virtualidad. En parte porque vemos que sesgos de todo tipo están incapacitando imaginar otros futuros (y empezar a construirlos). En parte porque ahora se está endiosando la presencialidad de las escuelas y las universidades, como si fueron lugares de aprendizaje señeros. Hace rato que eso no sucede, salvo en casos excepcionales. En vez de aprovechar la pandemia para teñir con esa excepcionalidad (para nosotros la red de Colegios Montserrat y la Universidad Minerva y Team Labs serian excelentes ejemplos a seguir), caimos nuevamente en la tentación de endiosar el pasado, y a escaparle como a la peste a un futuro sin sorpresas. Así las cosas imaginar operativamente como podríamos hacer las cosas distinto (como mucha gente lo hacía antes de la pandemia y otra lo volverá a hacer después) es indispensable. Lástima que en el medio casi todos miran para otro la
Hay muchas maneras de definir nuestra humanidad, buscando el adjetivo que mejor circunscribiría nuestro “diferencial” respecto de otros entes vivientes y/o sentientes (si es que hay alguna).
Por eso sucesivos pensadores y autores nos bautizaron como Homo Politicus (Aristóteles), Homo Sapiens (Biología), Homo Sapiens/Demens (Morin), Homo Faber (Scheler, Arendt), Homo Ludens (Huizinga), Homo Adorans (judeo-cristianismo).
La década de 1960 fue la segunda década prodigiosa del siglo XX. Previamente los roaring 20’s, o «Jazz Age» (años locos) fueron la primer década en tener un apodo: «Roaring 20s». Los locos años veinte obtuvieron su nombre de la exuberante cultura popular que definió a la década. Fue la década que creó un cambio político y social dramático, abrió la libertad para las mujeres, y masificó la apropiación de los avances en las ciencia y en la tecnología.