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Categoría: Irreduccionismo

Adiós a Gregorio Klimovsky el mas tolerante de los epistemológos argentinos

Amigos los hay de varias clases

Con el lío que inventó Facebook (demonizado esta semana en la nota de tapa Espías en Red por la Revista Veintitrés que suma todos los lugares comunes a la incomprensión periodística en estado máximo) de los amigos Nesquik, ya es difícil saber quien es un verdadero amigo -o así quieren hacérnoslo creer algunos pícaros.

Yo los tengo en dos categorías, el puñado de incondicionales, que mas allá de la distancia y del tiempo, e indiferentes al contacto físico (otra vez gracias Internet por ser tan generosa) son sentidos como tales. Ya sea que los haya conseguido cuando estudiaba en la UBA hace 40 años atrás como Nora de México, o que nos hayamos cruzado en algún viaje o red como Mónica de San Pablo hace 30 años, o como Marcelo quien fuera hace 20 años marido de una jefa de trabajos prácticos de la Universidad Nacional de Rosario, pero también a quienes conocí en los últimos años como Horacio, Roberto, Iván o Ernesto y algunos mas.

Taxonomías de los medios, ¿Un medio un fin? ¿Para qué?, ¿Para quién?

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¿Clasificar para mejor vivir?

No hay duda de que la proliferación de posibilidades, oportunidades variedad y cantidad de opciones es una característica mas que visible de esta postmodernidad tardía, que algún autor lúcido como José Luis Marina a mas que bien caracterizado como ultramodernidad.

Y que la variedad excesiva (como su recíproca su casi ausencia) son tan valoradas como temidas. Barry Schwartz ha denominado a este estado existencial como la Paradoja de la elección, mostrando con muchos ejemplos de caso, que en presencia de opciones sucesivas de oportunidades de elección, abiertas en forma arborescente y en expansión indefinida, el consumidor o cliente o usuario tiende a inhibirse, paralizarse y finalmente a no-elegir aunque, batesonianamente, esa es otra forma de la elección.

Pero hoy no estamos hablando de consumir bienes en un supermercado cada vez mejor surtido, y por ello mismo crecientemente inhibidor, sino de hacerlo con conceptos y distinciones, con definiciones y clasificaciones, básicamente con taxonomías.

El Flashback de los arrepentidos. Lost y el pensamiento con imágenes

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1. Ver Televisión como se nos canta a nosotros y no como quieren los canales

Que bueno que en la era del rip, mix & burn haya tantas maneras distintas de ver Televisiòn. Que suerte que las majors, tratando de escaparle a la huelga de ojos caídos de los espectadores tradicionales, publiquen las series completas apenas terminada la última temporada, permitiendo de este modo la glotonería de ver 24 capítulos (una temporada completa) en 2 o 3 días. Cuando la limosna es tan grande, a veces da para aprovechar.

Mi enamoramiento de las series de la segunda e´pioca dorada de la TV es bien tardío. Descubrí 24 haciendo zapping recién en la cuarta temporada. Ví Los Sopranos a los saltos y entrecortadamente a voluntad del programador, y asi me pasó con la mayoria de las series, hasta que decidí que la mejor forma de verlas era programándolas yo mismo, y ahí me tragué varias temporadas seguidas de 24, para descubrir (¿cuando no?) que las primeras siempre eran mejores que las últimas (la séptima realmente es mala mala).

El Hilo de Alejandro Prólogo del libro Nativos Digitales Por Francis Pisani


Ya no podemos oponer el mundo real al virtual como lo hacíamos antaño. Lo virtual es parte de nuestra vida real. Emociones y acciones reales afectan nuestro quehacer virtual. Pasamos tanto tiempo en uno como en otro y resulta cada vez más difícil separarlos.

No son mundos opuestos. Son capas más bien de una misma realidad -la nuestra- vivida en múltiples niveles tanto simultánea como alternativamente.

Es más, lo que realmente cuenta en nuestras vidas se hace online o pasa por momentos, datos, conexiones que se establecen electrónicamente. Lo determinante y lo estratégico se trasladan poco a poco a la capa virtual y conectada.

El After Pop. Quien lo hubiese dicho/pensado


Un listado llamativo. Sorpresas te dan los viajes y la curiosidad

Paseando raudo por las librerías compre/me regalaron unos libros maravillosos: 2. Peter Sloterdijk En el mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalizacion. Madrid, Siruela, 2007. 3. Bruno Latour & Pasquale Gagliardi (eds) Las atmósferas de la política. Dialogo sobre la democracia. Madrid, Complutense, 2008; 3. Eloy Fernandez Porta Homo sampler. Tiempo y consumo en la era Afterpop. Madrid, Anagrama, 2008. 4. Ken Robinson The element. How finding your passion changes everything. London, Penguin, 2009. 5. Francis Pisani & Dominique Piotet. La alquimia de las multitudes. Como la web esta cambiando al mundo. Barcelona, Paidos, 2009.

La mayoría de los libros de este listado están en la categoría A pero de todos estos hay uno que descolla sobremanera. Se trata de la obra de Fernández Porta, un increíblemente joven profesor de 35 años de la Universidad Pompeu Fabbra, que cuando todo parecía estar dicho -lo que e slo mismo que nada-, saltó al conocimiento público con un par de volúmenes de cuentos, se destacó muy mucho en el 2007 con su ensayo AfterPop y ahora viene a romperla toda con un impresionante trabajo, que combina en dosis inéditas e inauditas, el tono académico, la parodia, el ensayo desentumecedor, y sobretodo la capacidad de pasearse irreverentemente entre todos esos registros, inventar muchos mas, jugar con todo y con todos, y aun así sistematizar, proclamar, insistir y finalmente regalarnos una fenomenología del tiempo.

Dada y Lenín un solo corazón. Créase o no

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Aunque Barcelona no es Nueva York… tampoco es el Mar Muerto

Si si ya lo sabemos Barcelona no es Nueva York o Londres, y entonces nada nos va a sorprender demasiado, ninguna locura bibliográfica nos va a comer el mate, y tampoco cambiaremos de vestido ideológico o epistemológico de un día al otro. Pero les puedo asegurar –como vengo haciéndolo en forma inalterada al menos desde 1998-, sino antes, que venir a España, y saquear las librerías locales, aunque a veces haya que rasguñar las piedras y si se lo hace un intervalo de 4/6 meses (a diferencia de uSA donde cada 1/2) da un resultado cuantitativo mas o menos parecido brinda joyas unicas y maravillosas.

Fue lo que me paso ayer en los pocos minutos que tuvimos junta Hugo Pardo y a Carlos Scolari de recorrer dos o tres librerías en el barrio de El Raval y aquí va un breve racconto de lo encontrado, que habrá que deglutir en los próximos meses o años. Y conste que hemos sido precisos y que hemos restringido la dieta cognitiva al maximo. Igual la decena de libros elegidos ya debitaron 150 euros de mis escualidas faltriqueras

Los Bárbaros de Facebook hacen de las suyas (y de las nuestras). Pagándole a Facebook en su misma moneda.


Sacrificando aplicaciones en nombre de la pureza… empresarial

En sus siempre interesantes columnas Inti Acevedo cuenta que Facebook acaba de sacrificar la aplicación “Whopper Sacrifice”. La noticia aparecida hace un par de dias atrás fue que la cínica y bien hdp aplicación “Whopper Sacrifice” de la gente de Burger King en Facebook fue retirada de la red social, por determinación de la policía del pensamiento made chez Zuckerberg. La cosa era que si a 10 de tus amigos/contactos en Facebook los sacrificabas (eliminabas), te regalaban un Whopper.

Interesante este caso, porque mas alla de que las empresas cometen todos los dias errores garrafales basados en el desconocimiento de las necesidades del cliente o consumidor, y aunque irónicamente el articulista al final sostenía que sus macanas las pagamos todos, como sucede con la crisis financiera -la cosa es infinitamente mas compleja que esta previsible invocación bolivariana al estado como garante en ultima instancia-, lo que aquí están en juego son, también, los intereses de una empresa (llamada Burger King) contra otra (llamada Facebook). O mas bien la astucia de una empresa por aprovecharse de otra instalándole un caballo de Troya, a través de una aplicacion de terceros.

Gloria y loor al Gran Negroponte

Nadie es profeta en todas sus tierras

Fernando Flores nos enseñó muchas cosas. Especialmente un truismo que casi todos ignoramos, y que las representaciones sociales alentadas por los medios, no hacen sino profundizar para mal.

La expertise y la competencia de alto nivel se ejerce en muy pocos dominios. Podemos ser grandes profesores, pero al mismo tiempo pésimos padres (o hijos). Podemos jactarnos de destilar gustos refinados, pero gritamos como descosidos desde el tablón. Podemos dárnoslas de cultos y leídos, y somos incapaces de detectar nuevas tendencias, y de ver en el autor novel de hoy, el estilo del consagrado de mañana. Y la lista sigue y sigue.

Usar es comunicar. La arquitectura es la poética (de la interacción) en Facebook

Cuando no comunicar es una forma de comunicar

Hace muchísimos años atrás Gregory Bateson, en muchos lugares, pero principalmente en esa roca de su producción que fue Mind and Spirit (curiosamente traducida entre nosotros como Espíritu y Naturaleza) sostenía (como lo habían hecho Paul Watzlawick y otros compañeros de su etapa de Palo Alto) que era imposible no comunicar. La versión batesoniana era mas fuerte aun cuando insistía en que la falta de respuesta era también una respuesta. Que la pregunta no respondida del amante respecto de ser amado, era también una respuesta. Que no hacer nada, que no contestar, que no pronunciarse, que no explicitar era toda una declaración, y fundamentalmente que todos tenemos una epistemología, especialmente los que nos jactamos de no tener ninguna.

Nuestras primeras observaciones acerca de los usos de Facebook (acerca de los efectos inesperados de su uso) van exactamente en esta dirección. Lo notamos con sorpresa y casi arrobamiento respecto del cambio de estado civil. Pasar de single a in a relationship, de I’ am complicated a single, convierte de pronto a relaciones intimas antes desconocidos en una complicidad o un exhibicionismo propio de las páginas del corazón.

De la reticulación a las piscifactorías. Los links no son interacciones. Eppur… Facebook se mueve


Quien no es programador, es un analfabeto digital

Estos días estamos viendo violentas e interesantes confrontaciones acerca de los usos sociales de las redes. Que oscilan entre el fanatismo y la ingenuidad de quienes las poseen o las usan, para vender fruta de distinta calidad, hasta quienes las ven como un reencarnación del panóptico bemthaniano/foucaultiano. Y en el medio una gama de usos mas o menos libertarios o meros espejismos, al mejor postor.

En la última reunión de cátedra con Mario hablábamos del gran déficit que padecemos como internautas o internetólogos. Dado que vivir en red es básicamente padecer (u ofrecer) arquitecturas, quien no tiene habilidades de programación (es mi caso y el de la mayoría de los cientistas sociales, filósofos, humanistas, investigadores de todo tipo, pontificadores y vendedores de combustibles espirituales o de aceites curalotodo a excepción es claro de Carlos Reynoso), es un analfabeto digital de nuevo cuño.