La frontera entre ficción y realidad es cada día mas porosa. Lo que a lo mejor no es bueno ni para la ficción ni para la realidad. Lo cierto es que cada día encontramos mas biografías que parecen inventos y mas inventos que parecen biografías.
Hace ya varios años que la ética del escándalo ha sustituido a la ética de la autenticidad, como si ambas estuvieran tan distantes una de la otra. Por cierto una noción valiosa como la de construcción del universo de ficción resulta mas que valiosa para mostrar que tanto identidades supuestamente biológicas, como identidades sintéticas encarnadas en personajes de ficción no tienen nada de natural y son el resultado de construcciones multideteminadas que tienen en múltiples anclajes y estrategias su basamento tanto conceptual como su inteligibilidad.