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Categoría: Memetica

De porque el de Buenos Aires fue mi mejor Virtual Educa

virtual educa

Darwinismo digital en organzaciones que aspiran a monopolizar la educación virtual

Para mi Virtual Educa siempre estuvo asociada a la figura y nombre de Jorge Rey Valzacchi, actualmente Secretario General Adjunto, Coordinador general de Virtual Educa Cono Sur y responsable también del capítulo argentino. Si bien supe de su existencia desde los inicios, y alguna vez imaginé asistir a alguno de sus primigenios eventos, en esos lejanos tempi Virtual Educa competía muy mucho con Online Educa, que ahora ha sentado sus reales exclusivamente en Berlín, dejando Madrid a un lado, adonde asisti casi de casualidad a uno de sus eventos cerca de Barajas en el 2001 o 2002.

Cada una tenía a su gurú entonces, uno de los cuales era Lorenzo García Aretio, el e-learning era primitivo y tosco, y aun asi la competencia era feroz entre ambas instituciones. El darwinismo digital se inclinó por Virtual Educa, y en épocas de vacas muy flacas en nuestro país, Jorge me iba contando de su paso por Miami, por las ciudades españolas sedes, que parece que están desistiendo de seguir siéndolo, por México, etc.

No fue sino en el 2006, y de la mano de RELPE y educ.ar, que empecé a participar plenamente en sus reuniones. Primero con una mesa, bastante institucional en la hermosísima Bilbao compartiendo podio con Elena García y José Wainstein, después con una ponencia bastante jugada por la web 2.0, en San José dos Campos en el 2007; en una frustrada reunión que prometía mucho mas en Zaragzoa 2008, monopolizada por presentaciones de portales institucionales que atrasan años, hasta llegar finalmente a las dos intervenciones de esta semana en Buenos Aires.

Las golosinas (visuales) como el hecho perverso de la cultura burguesa. El retorno de lo reprimido. Pesima actuacion en el primer Ignite porteño

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Basta de leer

Hace años que vengo insistiendo en que no hay peor conferencista, orador o presentador que aquel que lee. Entre mis némesis tengo a algunos académicos que cometen la osadía, o tienen el tupé, de leer lo que ellos llaman cuartillas, durante un tiempo interminable que en algunos casos supera la hora.

Aunque cada vez es menos frecuente, o yo frecuento mucho menos los ámbitos o cenáculos en donde suceden tamaños atentados en contra de la comunicación cara a cara u ojo a ojo, cada tanto me ocurre.

Paso así cuando estuve con los psicoanalistas a mediados del año pasado, donde no había cañón y donde mi presentación improvisada se hizo usando un ppt solo para mis ojos (como le gustaba decir a James Bond en una de sus graciosas películas).

Ocurrió hace unos días en Cartagena, donde uno de los presentadores en la sesión inagural leyó 4 o 6 carillas, y desde el podio hacíamos lo imposible por adivinar si se trataba de la ultima página. Porque aunque ponía énfasis y su voz sonaba estentórea y cristalina, la verdad es que escuchar a alguien leer en público es un bajón, que no le recomiendo a nadie.

Nuevo encuentro con Derrick de Kerckhove en la embajada de Canadá

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Derrick está mas que contento con su copia de Nativos Digitales.

No sé cuantas embajadas en Buenos Aires tienen residencias en las afuyeras, pero la de Canadá si la tiene. La conocí en febrero de 2004, recién vuelto de la excursión que hicimos con Laura Serra y el entonces ministro Daniel Filmus a Canadá, buscando el Santo Grial de la tecnología educativa. En ese verano se le hizo un homenaje a becarios y a profesionales que trabajan con distintos programas del gobierno canadiense, y como integrantes de esa misión nos correspondía también a nosotros participar de la jarana.

Anoche, como si nunca hubiese estado allí, me costó un montón encontrar el lugar. Y eso que Alejandro Prince me había comentado, que un taxista le había comentado que había que doblar en Libertador al 14.500. Lo cierto es que después de barrer la avenida un par de veces llegué finalmente a la linda ma nsión. Con un guardia a mi vera tocamos varias veces el timbre y después de un larguísimo rato finalmente aparecieron Prince & una de las anfitrionas.

A los pocos minutos estábamos libando con un pequeño grupo de una decena de personas entre las que se encontraban, ademas de Derrick, el embajador, Prince, Susana Finquelievich, Fernanda Rotondaro, Carmen Grillo, Gustavo Lopez y varios conocidos mas.

El padrino que nunca duerme. Rumbo a quien sabe donde

Bueyes que no dejan de darse cornadas entre sí

Hace un tiempo, que para la Argentina es inmemorial, Eduardo Duhalde dijo sentirse un extraterrestre por haber abierto un registro de los políticos retirados, siendo que el único que se había inscripto en él (dando vuelta la sentencia de Groucho Marx) había sido él mismo.

En una entrevista sin desperdicios (que lástima que se la perdió el entrevistador profundo que es Jorge Fontevecchia), Duhalde resucitó de entre los muertos (igual que Domingo Cavallo entrevistado por Mariano Grondona anoche), y aprovechó la tribuna que le regaló -nada inocentemente- La Nación del día de ayer, para hablar pestes de su ungido de entonces, se atribuyó la victoria de de Narváez, a quien bendijo como próximo gobernador -justo en el momento en que Scioli paga su error histórico de haberse lanzado al abismo testimonial con Mr.K, y decidió replegarse al bastión bonaerense), y abrió la boca para escupir todo tipo de maldiciones y pestes sobre el universo K.

Amandla! Awethu! Genio y figura de Nelson Mandela

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El factor humano y los cuentos de hadas

1. John Carlin El factor humano. Nelson Mandela y el partido que salvó a una nación. Buenos Aires, Seix Barral, 2009.

Entiendo vuestra ira, pero si estáis construyendo una nueva Sudáfrica, debéis estar preparados para trabajar con gente que no os gusta (Nelson Mandela)

En 1985, cuando Nelson Mandela llevaba veintitrés años en prisión, se propuso conquistar a sus enemigos, los más fervientes defensores del apartheid. Así obtuvo su libertad y consiguió convertirse en presidente. Pero la inestabilidad de un país dividido por cincuenta años de odio racial cristalizó en la amenaza de una guerra civil. Mandela comprendió que tenía que conseguir la unión de blancos y negros de forma espontánea y emocional, y vio con claridad que el deporte era una estrategia extraordinaria para lograrlo.

John Carlin ha descubierto el factor humano que hizo posible un milagro: la capacidad innata de Mandela para seducir al oponente y su tenaz deliberación de utilizar el mundial de rugby de 1995 para sellar la paz y cambiar el curso de la Historia. La final de aquel mundial culminó con la victoria sudafricana en el último minuto, y fundió en un abrazo a negros y blancos en el ejemplo más inspirador que ha visto la humanidad.

No casualmente Carlin al principio del libro insiste en que este relato (¿inventado a partir de su propuesta, o planificado al dedillo por Mandela antes de que nadie lo inventariara?) teniía los dos condimentos propios de un cuento de hadas: era una gran historia y contenía una verdad eterna.

Small Worlds. El gran Nigel Holmes en Buenos Aires

El hombre que amaba las revistas

Uno de mis sueños de pibe fue tener a mi disposición durante semanas, meses y años una veintena de revistas para estar «informado». Estábamos a mediados de los 70 y ese proyecto fue posible porque el lugar adonde trabajé entonces contaba con un grupo de 30 personas con quienes hicimos una vaquita, contratamos al diariero de la esquina, y cada semana revistas como Times & Newsweek, L’Express y un puñado de nacionales nos daban un panorama de lo que pasaba en el mundo en esos días aciagos.

20 años mas tarde y de la mano del dólar barato me hice mi propio dieta de suscripciones incluyendo en la época previa a la primera burbuja de Internet mas de una decena de revistas, la mayoría de ellas difuntas, como Wired, Fast Company, Business Week, The Industry Standard, Business 2.0, How!, Fortune, I.D, Leonardo, que cada semana me desentumecían la croqueta y me ponían en contacto con temas y cuestiones que aquí no pegaban ni con cola.

La felicidad de no saber lo que queremos enseñar. Facebook como caso práctico de pasaje de pedagogíaas de la retención a pedagogías de la participación Tercera Parte


La segunda versión del curso de Downes & Siemens

Entre otros horrores de la pedagogía -lo viví como alumno en la escuela secundaria y lo vi repetirse hasta el infinito en la universidad de los dos lados del mostrador, tanto como alumno como docente- uno de los que mas me irritan es la repetición infinita de lo mismo.

Los mismos temas, los mismos autores, los mismos textos. Las mismas metodologías, las mismas estrategias. Como siempre lo que sobresale en esa repetición autista de lo mismo es la clase magistral, la voz autorizada que propala, el dictado de ideas (la mayoría de las veces ajenas) que se enlazan con mayor o menor felicidad, y que tratan de replicarse memeticamente en la cabeza de los alumnos.

Hay que ser anfibios, híbridos y polialfabetizados

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Post original y entrevista a manos del excelente periodista Franco Piccato de La Voz del Interior

Entrevista a Alejandro Piscitelli, experto en ciberculturas

“Hay que ser anfibio, híbrido y polialfabetizado”

En su último libro, se sumerge en el universo de los nativos digitales, cuestiona la defensa corporativa del mundo del libro, y ofrece claves para diseñar la educación 2.0.

Escuchar a Alejandro Piscitelli supone un intenso recorrido por lo más vibrante del pensamiento contemporáneo sobre ciberculturas y medios digitales. Un itinerario que va y viene entre dos mundos. ¿Virtualidad real? ¿Realidad virtual? Los límites ya no están tan claros. Especialmente para los chicos de la “generación Y”, nacidos a partir de 1980, que se mueven como peces en el agua en el universo de las redes sociales, blogs, wikis, celulares e Internet.

Presentando Nativos Digitales en la Biblioteca Alberdi en Tucumán

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EDITORIAL PRESENTANDO NATIVOS DIGITALES EN LA BIBLIOTECA ALBERDI DE LA CAPITAL TUCUMANA Post original La Gaceta.com de Tucumán 28/4/2009

ENTREVISTA – ALEJANDRO PISCITELLI

“Estamos viviendo una época de exploración, de innovación”

El autor de “Nativos digitales” habló de los cambios sociales que produjo la tecnología. El experto en nuevas tecnologías y ex gerente del portal Educ.ar presentó en Tucumán su libro. Las viejas dicotomías.

Si se mira la fecha de nacimiento de Alejandro Piscitelli, puede decirse que el epistemólogo y escritor es un “infiltrado” en el mundo digital. Quizás sea este distanciamiento cronológico lo que le ha permitido a este hijo intelectual del siglo XX bucear en la lógica y en la filosofía que subyace a la producción de la era digital.

La cultura de los poslectores

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Con motivo de una nueva feria del Libro, editoriales, diarios, consiglieri, defensores del sacrosanto orden del papel, etc etc hacen lo imposible para: 1) mostrar su irreductibilidad a las modas tecnológicas, 2) hacer mínimas concesiones al universo digital que sin prisa, pero sin pausa tampoco, está poniendo patas para arriba un orden establecido hace 500 años y que por algun extraño motivo los primeros consideran eterno.

La revista Ñ (que junto a ADN de La Nación y Radar de Página/12 son núcleos privilegiados de esa resistencia) entre desganada y preocupadamente armó un informe titulado El libro y el pensamiento en la era digital coordinado por Alejandra Rodriguez Ballester & Jorgelina Nuñez. Pero por el resultado el tiro puede haberles salido por la culata porque por primera vez el balance es bastante mas duro para los libros que para las pantallas.

Abre este informe mi nota (inédita) “La cultura de los post-lectores “que dialoga con “Los libros y el pensamiento” de Gloria Pampillo. El dossier incluye además una entrevista a Robert Baensch, una pésima experiencia de lectura de e-books de Eduardo Belgrano Rawson (Francis Pisani leyó una novela entera de 600 páginas en el Kindle 2, y la gozó de lo lindo), “La condiciones de la época” sobre la poesía en Internet analizado en profundidad por Santiago Llach; “Mi blog, bitácora de escritura” de Daniel Link; “Google la nueva divinidad” por Jorge Carrión, y el que mas me gustó “La escuela me hizo odiar la lectura” de Francisco Tonucci. Como corresponde Clarín pijotea el material y no lo puso en línea. Por eso aquí subo el mío.