De la idea a la acción
Cuando finalmente terminó la larga exposición que hicimos el lunes pasado ante el Consejo Académico de la Universidad Tadeo Lozano en Bogotá, hubo unanimidad total en la sala. Nuestra propuesta, que habíamos diseñado junto a Catalina Quijano y a Ana Campos, con la mediación gráfica de Juanita Carrillo, había calado hondo y consistentemente en el auditorio.
Lo que hasta días antes era apenas una intuición, o un deseo, de la mano de una presentación contundente, potenciada gráficamente (y eso que no usamos, aun, nuestra arma de combate icónico como es el Prezi), y con un perfecto blending entre los que mis coequipers habían vivido y aprendido en el CRI de Paris, liderado por el potente Francois Taddei, y lo que vinimos haciendo en ConectarLab el último año y medio, el devenir lab de la Cátedra de Datos, mas las experiencias previas del 1a1Sarmiento y el Proyecto Facebook, se habían convertido en una poderosa aplanadora digital.
Mediante un trazado sutil que debió permanentemente jugar a la resultante entre dos coordenadas abiertamente incompatibles, como son una universidad que necesita autrorreproducirse y que con un elenco estable de docentes mas o menos adocenados lo puede hacer sin cambiar demasiado, y propuestas disruptivas que amenazan el status quo, que son marginalmente rentables (al menos en un principio) y que carecen de cuerpos formados como para pasar del estado embrionario o de prototipo, debería haber una tercera posición. Como en tantos otros espacios y temporalidades que supimos frecuentar, tertium datur y aquí esa posición nada fácil, pero siempre tentadora vio abrirse la ventana de la oportunidad.
Recién empezamos, ni siquiera hemos ocupado aun el espacio incipiente que nos fue asignado, pero antes siquiera de atravesarlo sabemos que es apenas un punto de partida, porque la demanda, las propuestas y las energías que la propuesta están desatando son tan grandes que seguramente pronto quedará mas que chico.