La idea es simpática, no se si será acertada o defendible cientificamente, aunque tampoco pongo las manos en el fuego por la ciencia tout court. La formuló el profesor en Neurolingüística Josef Grodzinsky alojado indistintamente en la McGill University y también en la Universidad Autónoma de Barcelona. Según él cada idioma ocupa un lugar diferente en el cerebro, y también las preguntas y las respuestas se crean en áreas distintas.
Tomándonos en solfa a la filosofía y en serio a todo lo demás