Hoy (mediados de abril) las tapas de todos los diarios del mundo están tapizadas con notas acerca del severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2)
En el caso argentino toda la agenda pública instalada en infinitas conversaciones acerca de la obsesión del (no-pago) de la deuda (interna y externa) y de las posibilidades de hacer crecer a una país descreído, arruinado y desmantelado prevalecientes hasta los primeros días de marzo, se derritió como un helado (aunque la semana pasada volvimos hincarle el diente a ese hueso duro de roer).
Hoy solo se piensa, se siente, se vive, se macanea, se fanfarronea, sobreactuamos, enmudecemos, en torno al SARS-CoV-2. Y con razón. No solo por el confinamiento (eufemísticamente bautizado como Aislamiento social, preventivo y obligatorio y ahora administrado), que trastoca todas nuestras prácticas en torno a la movilidad y la libertad. Sino por el increíble parate económico que predice el quiebre de 50.000 empresas de las 7000.000 que hay en la Argentina, una pérdida de entre U$ 500 y U$ 1.000 millones diarios por la parálisis del 80% de la producción; la reducción del PBI en mas de 10 puntos (en el caso de default), la desaparición de 50 millones de puestos de trabajo en el mundo, etc etc.
Sin embargo obsesionados como estamos por leer al coronavirus desde las más variadas perspectivas, resulta difícil plantearnos los grandes desafíos que el virus nos plantea. ¿Cómo salir de la cuarentena? ¿Cómo acelerar la creación de la vacuna? ¿Cómo inmunizar a la mayoría de la población?, ¿Cómo impedir que se repita una pandemia como ésta? ¿Cómo aprovechar esta oportunidad inesperada para reinventar el capitalismo y nuestros modos de vida y de consumo? , ¿Cómo (re)-generar un sistema productivo menos extractivo y desigualitario?
Y de las millones de hipótesis que nos aturden con su cacofonía: ¿se trata de un virus natural o diseñado?, ¿de un arma de guerra China o Norteamericana?, ¿de una venganza o ruptura con/de la naturaleza?; ¿es la consecuencia o causa de la globalización? lo que queda claro es que algo hicimos mal. Aquí un conjunto de 10 hipótesis al respecto:
1) Nada de cisne negro, el virus se veía venir
Sabíamos que el virus aparecería antes que después (ya aburren las referencias al célebre video TED de Bill Gates The next outbreak? We are not ready (2015) con 30 millones de vistas y traducciones a 45 idiomas), así como las premoniciones de Luciana Borio, Robert G. Webster, Michael Osterholm, Steven Soderbergh y su guionista Scott Z Burns’s en la película «Contagio» y de varias agencia gubernamentales que también lo anticiparon
2) Reduccionismos explicativos
Es obvio que las lecturas del coronavirus que predominan son de un reduccionismo desalentador. Vendidos los argumentos en un formato dualista (economía vs salud; ricos vs pobres; globalización ves desglobalización; Norte vs Sur) sobran interpretaciones retóricas (denunciadas por Pablo Rodriguez en Los intelectuales y los lugares comunes); aburren las letanías y críticas ingenuas (desestimadas por Habermas en Asi discute) y faltan enfoques complexológicos, multideterministas como los que proponen los irreduccionistas como Bruno Latour, Michel Serres, Roberto Mangabeira Unger, Luciano Floridi, Ian Miles, Iván Illich, Jason Moore, Branko Milanovic, Peter Coleman, entre tantos otros
3) La (im)potencia de los científicos
Constatamos azorados que el peso de la opinión de los científicos, decididores, analistas, investigadores y “gente que sabe” resultó nula al momento de no-prepararnos para su llegada (como bien decía Latour “la verdad nunca se impone por si misma” sino a través de la fuerza de los argumentos), algo que por lo que vemos no primó. Tanto saber (im)potente sobrecoge. ¿Para qué invertimos presupuestos billonarios en CyT si dejamos al desnudo al eslabón mas débil de la cadena de la supervivencia? ¿De qué se vanaglorian las ciencias sociales si son incapaces de desplegar retóricas argumentativas capaces de movilizar a la opinión pública y a los poderes fácticos en defensa de la existencia humana? Como especialistas somos muy buenos para investigar, pero muy poco eficientes al momento de con-vencer y de convertir nuetros conocimientos en políticas públicas preventivas..
4) Rompiendo la gran cadena de lo viviente
No hacía falta ser experto en leyes de la complejidad, ni en leyes divinas (Kevin Kelly), ni en consecuencias contra-productivas (Iván Illich) para suponer que la violenta ruptura de la gran cadena de lo viviente (Alfred N.Whitehead) impuesta por los seres humanos sobre el planeta -probablemente desde el siglo XVII (cuando se rompió el encantamiento con la naturaleza -ver la maravillosa A history of the world in seven cheap things de Raj Patel & Jason Moore), pero mucho mas aceleradamente desde la segunda revolución industrial- alteraría todos los parámetros de convivencia entre pleroma (el mundo de los significados) y natura (el orden de las cosas) (Gregory Bateson). Hace décadas que James Lovelock nos advirtió acerca del riesgo de jugar con Gaia, en pos de lograr mas bienes y servicios para todos (aunque muy mal distribuídos). Cuando se revuelve el avispero….
5) Problemas 5% y Defecto Mariposa
Hay lecturas (El gran fracaso de la ciencia española) que se hacen cargo de la doble negación (ignorar la llegada del virus, ignorar la debilidad del sistema científico a excepción de lo que ocurrió en Alemania, Corea del Sur, Nueva Zelandia, Taiwan, Singapur, Islandia y algún otro país) por no estar a la altura de los desafíos. Fenómenos hiperobjetuales (Morton) como la pandemia exigen observaciones multinivélicas y cadenas retrocausales helicoidales. Tenemos propuestas metodológicas y operacionales (aceleracionismo; ¿Dónde aterrizar?) que no estamos usando , y que siguen obturando la mirada por su ausencia. Los Estados tratan a la pandemia como una ocurrencia lineal, se inspiran erróneamente en pestes anteriores (La Peste Negra; La Gripe Española; Ebola. SARS. N1H1), copian políticas de otros países que tampoco tienen la respuesta correcta -por suerte tenemos a Alemania e Islandia como early adopters de buenas prácticas-. Nadie prestamos suficiente atención a los riesgos sistémicos (Ian Miles), a los wicked problems (y solutions) (C. West Churchmann), a los problemas 5% (los realmente importantes e intratables)(Peter Coleman). Por suerte tenemos poderosas herramientas de simulación, análisis multivariados, Big Data e IA que, con marcos referencias no-lineales ni reduccionistas, pueden ser de mucha ayuda en lidiar con esta pandemia de largo plazo y akcance.
6) Máscaras, Testeos, tratamientos y canones : el enfoque global
Así como hicimos cosas mal (China ocultó información; la OMS zigzagueó e hizo perder tiempo a numerosos países al punto que Australia está exigiendo investigaciones mundiales independientes (sic)); la ideología contaminó las decisiones de salubridad (en Gran Bretaña, Brasil, México, Rusia, Turquía, USA); decisiones elementales (como el uso del barbijo) tardaron semanas en implementarse, también hemos hechos cosas bien. En particular anticipar la cuarentena (con sus efectos perversos), sabemos que el uso de máscaras salva vidas; que debemos testear masivamente (lo que no es tan fácil de hacer, sobretodo si no compramos a tiempo los kits necesarios), que los tratamientos son muy variados (¿y si se tratara de una infección viral de base química y no respiratoria?), que la vacuna es alcanzable en un año, mientras que Oxford University nos la promete para Agosto (y ya hay 70 iniciativas y estamos en la Fase 1 de las pruebas clínicas con BioNTech, CureVac y Moderna especializadas en RNA mensajero a la cabeza, ).
8) La política y el capitalismo financiero, principales responsables de la pandemia
La política (que por acción o inacción lubricó al capitalismo financiero) son los grandes responsables de la catástrofe sanitaria (Sassen, Milanvic). Tratando de expiar sus pecados de décadas (desfinanciación sectorial, privatización irracional; desmantelamiento de la seguridad social), los decisores se han plegado nominalmente a la autoridad de los médicos e investigadores para que éstos salven las papas. Pero muchas veces los científicos y los dueños del gran Kapital razonan secuencialmente (y no en paralelo), y anteponen la salud o la economía (a todo lo demás). Como si se pudiera o debiera elegir. Esta linealidad (frente a fenómenos no-lineales por antonomasia), lleva a obsesionarnos (justificadamente) por achatar la curva ignorando todas las derivadas de segundo y tercer orden que emanan de una decisión única (la cuarentena) que se pretende extender indefinidamente (¿3/4 meses en su modo extremo, 9 meses mientras llegan la inmunización del 60% de la población.
En el medio se destruye al sistema productivo (¿o se reiventa al capitalismo?) y se cambian de forma irreversible usos y costumbres (muchas veces para bien y otras tanto para mal). Cuando empezábamos a conjugar el verbo de la austeridad fiscal, nos vemos imprimiendo billetes como nunca. Cuando hablábamos de cooperación multilateral, nos encerramos en nuestro terruño. Cuando era el momento de imaginar un nuevo pacto fiscal todo el mundo quiere retrotraerse a la pre-pandemia. Cuando un nuevo contrato social (que incluía propuestas entre utópicas o salvadoras como el Ingreso Básico Universal) difícilmente era digerido por los que mandan, llegó el virus y mandó a parar.
Por eso el virus es la primera llamada de atención en serio de cuestionamiento del capitaloceno (Donna Haraway). 4.000 millones de personas estamos encerradas, la demanda cayó estrepitosamente, muchísimas actividades masivas desaparecerán para siempre. El gran reset está al alcance de la mano. ¿Lo haremos o voklveremos a mas de lo mismo?
9) El Estado: gran alcance y bajísima eficiencia
El coronavirus es un fractal, un hiperobjeto, un analizador y -sobretodo- una superficie de proyección social. Ya mató a 170.000 personas y quizás se lleve entre medio y un millón de personas (100 veces menos que la gripe española de 1918). Pero su principal logro habrá sido destruir la economía mundial. No sabemos si saldremos en forma de V, W, L o i latina (Roubini) (hundimiento total), o si la recesión va a voltear gobiernos. Lo que si sabemos es que dado nuestra estado de fragmentación social, de colapso económico previo, de historia de default y déficit fiscales crónicos, el Estado (corresponsable de la pobreza que pasó de 4% en 1970 a 35% hoy -fue del 60% en 2001) difícilmente pueda gerenciar la crisis por si solo.
Por eso se apoya en los médicos y cifra sus esperanzas terapeúticas en la cuarentena total (por los menos allí donde se pueda cumplir). Ultima barrera de contención hace lo que puede con mucha dificultad. Mientras muchos se relamen con la vuelta del Estado después de décadas de anarquía de los mercados. Y en buena hora. El problema es que los Estados que tenemos en América Latina tienen enorme alcance pero bajísima eficiencia. Frente a este capitalismo de desastre (que pareceríamos estar dejando atrás unque nadie cante victoria anticipadamente), algunos prefieren mil veces el comunismo de desastre (Slavoj Zizek). Mientras, analistas refinados como Andres Malamud lo dicen sin pelos en la lengua: «Si salimos de la pandemia, la recesión va a voltear gobiernos»
9) La (in)-sumisión frente a los poderes
Entre las derivadas terceras emanadas de una ocupación creciente del espacio público (y privado) por parte del aparato estatal (de alto alcance pero bajísima efectividad) , se produce un vaciamiento de la división de poderes, una parálisis aunto-inducida del sistema judicial, y una entrada en estado de coma del Congreso -cuando sería relativamente fácil sesionar a distancia, y es inadmisible la feria juidical sine die decretada para si misma por la Corte Suprema de Justicia.
Mientras, el Presidente ya firmó 20 DNU en menos de un mes, estrategia que no presagia nada bueno en términos de gobernabilidad y disenso creativo. Estamos confundiendo unión nacional con pensamiento único. Nadie sabe cuando saldremos, cómo saldremos, ni para qué saldremos de la pandemia. ¿Habrá servido todo este esfuerzo para una destrucción creativa del sistema económico y político? ¿O se tratará de un ensayo general para testear nuevas formas de hegemonía y dominación del Gran Kapital? Muchos aspiramos a lo primero, pero analistas mejor pertrechados intelectual y emocionalmente (como Saskia Sassen y Richard Sennett en #RepensandoElMañana lo dudan por muy buenas razones.
10) Colaboración internacional a contrapelo del cogitus interruptus nacionalista
Una inesperada y mas que deseada colaboración internacional está permitiendo una comprensión del virus en sus diversos aspectos: epidemiológico; patogenético; químico; farmacopea comparativa, etc A diferencia de lo que sucede en los terrenos geopolítico y de soberanía (con el cierre desesperado de las fronteras azuzado en nuestro caso por la irresponsabilidad ati-sistema del presidente Bolsonaro), la cooperación intergubernamental y entre privados a la búsqueda de la cura y paliativos, abre un territorio fértil con vistas a la prevención de futuras pandemias (a esta llegamos tarde y todavía no empezamos a saber porque). De allí a hablar de una gibernanza global estamos a años luz. Y que necesairo hubiese sido un sistema de las Naciones Unidas anticipatorio, eficiente, persuaivo y vinculante en sus decisiones. Pero no es que lo tenemos.
Llegados a este punto la tesis 7 del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein nos viene como anillo al dedo: “Alli donde no hay nada que decir mejor es callar”. En Argentina hoy hemos cumplido un mes de cuarentena obligatoria y el 90% de lo que se publica sobre el tema es o irrelevante, o tautológico, o exegético.
La prensa internacional y nacional (salvo honrosas excepciones) no cumple con ninguno de los pedidos que hace Jay Rosen en Five improvements in the design of coronavirus coverage, insistiendo en la diferencia que hay entre la producción diaria de contenido (para la que fue diseñada) y el entendimiento público -lo que necesitamos desesperadamente hoy.
Nadie lo dijo mejor que Mariana Enriquez en La Ansiedad una nota de una honestidad brutal, donde nos insta a no seguir hablando del corovirus, si casi nadie tiene mucho nuevo y bueno para decir (touché!)
Por eso mejor que seguir hablando les regalamos estos links que de un modo u otro cumplen con la demanda de Rosen (y de Mariana).
Artículos recomendados
Se trata de nuevas referencias que complementan las examinadas en Ten cuidado con lo que pides que se puede hacer realidad. Pandemia y diseño social ) para releer el hiperobjeto coronavirus en nuevas claves interpretativas
1 Antes del CV/Después del CVCarlin, John
El coronavirus, de “La peste” de Camus a nuestros días 14/3
Fauci, Anthony “I Don’t Think We Should Ever Shake Hands Ever Again
Grabar, Henry We’re Not Going Back to the Way Life Was Before. March 12, 2020
Milanovic, Branko The world after corona
Rodrik, Dani Will COVID-19 Remake the World?
2 Conociendo al enemigo
Foer A, Franklin Frontline Physician Speaks Out on the Coronavirus The Atlantic March 16, 2020.
Molteni, Megan Why Does Covid-19 Make Some People So Sick? Ask Their DNA .
Quammen, David How Animal-Borne Infections Spill Over To Humans.
Fantástica animación que cuenta mucho de lo queríamos saber acerca de qué es y cómo actúa el COVID-19
3 La ciencia-ficción como nuevo realismo
Rodríguez Marcos, Javier Esperando la gran novela sobre el coronavirus
Vallín, Pedro La ficción claustrofóbica.
4 ¿Es la economía o la salud, estúpido? ¿O las dos? ¿U otra cosa?
Guyot, Chani (ed) Pensar la crisis: 15 reflexiones en torno a la pandemia del coronavirus
Keegan, William Plagues and wars alter economic policies: but not for ever
The Economist Covid-19 presents stark choices between life, death and the economy
5 ¿El futuro de la democracia? ¿Mas o mejor libertad?
Harris, Tristan Silicon Valley, It’s Your Chance to Turn the Tide on Covid-19
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Badie, Bertrand (Entrevista) ¿Quién gestionará políticamente el miedo?
Bauer, Ted The Second-Order Effect of COVID-19
Innerarity, Daniel Aprender de la crisis
Stiletano, Marcelo Coronavirus. ¿El entretenimiento y la cultura volverán alguna vez a la normalidad?
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