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Otra vez entreverado con periodistas, sin quererla ni beberla

Otra vez los desafios del periodismo en la era digital

El despiste es una de mis especialidades. Bastante seguido recibo invitaciones a reuniones y o bien no las anoto, o se me pasan (hace poco fue el colmo, me confundí por una semana una reunión en Mendoza, y perdí la audiencia y la paga), o no se muy bien donde quedan, quien las organiza, y hasta a veces no está demasiado claro cual es el tema.

Por suerte los organizadores me mandan mails, me insisten con los detalles prácticos, tratan de que no se me pase el día y el lugar, y me halagan lo suficiente como para que finalmente contrarreste mi molicie y aparezca en el lugar indicado a la hora justa.

Fue el caso esta semana del III Congreso Nacional e Internacional de Fopea. “Los Desafíos del periodismo en la era digital” que por suerte tenia lugar a pocas cuadras de mi casa. Así que con el menor de los esfuerzos posibles, me allegué al auditorio que tiene la Universidad de Palermo en el Piso 6to -en el que había estado hace dos años atrás abriendo una reunión de bloggers- y traté de aparecer una rato antes de mi mesa porque me interesaba escuchar al keynote speaker de la jornada que seria Jean François Fogel (Consultor, creador de lemonde.fr) quien dio una interesante charla acerca de “El impacto de la audiencia en el trabajo periodístico en Internet”.

Monsieur Fogel, que bien que se te escucha

Como siempre llegué tarde, así que solo pude ver las últimas slides de Mr. Fogel, que me impresionaron mas que gratamente, por cuanto el hombre le dio con un buen caño al periodismo tradicional, insistió en que las redacciones industriales van camino del olvido, mostró con fuerza la gran cantidad de herramientas y software social que ya compiten con el onanismo informativo, y puso mucho énfasis en como se está modificando la ecología de los medios, como resultado del crecimiento de usuarios de Internet y también de telefonía móvil.

Igual me pareció que había una enorme distancia entre el panorama pintado por Fogel y lo que efectivamente está pasando en las redacciones, especialmente en las locales. Y quedaba claro su diagnóstico estaba mucho mas ligado a su rol actual de analista e historiador de los medios, que un capitán al mando de un barco -como él lo estuvo de Le Monde digital entre 1996 y 2003- que lenta pero irreversiblemente se hunde.

Los tres tercios de siempre

La platea de unas 200 personas estaba integrada en partes iguales: 1/3 por estudiantes que festejaban pero al mismo tiempo se asustaban de los presagios fogelianos, 1/3 editores, dueños o directivos de medios que asentían cansinamente a sus dichos, pero que para sus adentros seguramente pensaban en la excepcionalidad argentina (un justificativo que desde la política a la epistemología sirve para imaginarse y suponer cualquier cosa) y 1/3 de egresado, mirones, cuestionadores crónicos y en algunos casos fotógrafos del porvenir, que se aburrían soberanamente con las letanías a favor y/o en contra del periodismo digital, pero que entresacaban de aquí y allá algún número desentumecedor, alguna crónica llamativa, alguna tendencia valiosa y sobretodo alguna indicación para las prácticas del futuro que en general aquí no se escuchan.

Inmediatamente después fue el turno de mi mesa constituida por Rüdiger Graichen (representante de la Fundación Friedrich Naumann, Alemania), Gerardo Albarrán de Alba (Proceso, Sala de prensa, México), José Roberto de Toledo (ABRAJI, Brasil) y el que suscribe quienes moderados por Fernando Ruiz (Fopea) hablamos en ese orden.

Del listado solo conocía el excelente sitio Sala de Prensa de Gerardo que me había servido en los olvidados finales de los años 90 para armar el contenido de un curso que dicte sobre Periodismo Digital en Panamá. Le agradecí a Gerardo su contribución, pero me llamo la atención que insistió en no mostrar nada audiovisual, que a la usanza de Néstor García Canclini, leyó puntillosamente sus 4 o 5 cuartillas, donde se manifestó muy preocupado por el cuestionamiento al monopolio de la interpretación que supondría para el Periodismo tradicional WeMedia. Y que si bien respondiendo a una pregunta final dijo estar impresionado por los poderes de Internet, de los 4 de la mesa fue el mas periodísticamente correcto y el menos interesado en la renovación profesional, curricular, pero sobretodo epistemológica y ecologica mediatica, que supone la colisión sin retorno entre Internet y las viejas prácticas profesionales.

Clásicos que dieron en el clavo

Rudiger hablo, sin nostalgia de su formación en los años 60 en Alemania, Austria y USA y mostró dos transparencias que pasaron sin pena ni gloria, pero que fueron mucho mas políticamente incorrectas que todo lo que dijo Fogel, al insistir en el carácter reaccionario de las instituciones de prensa mucho mas interesadas en subsistir como negocio que como auténticos mediadores de los intereses generales, para lo que se supone deben existir los periódicos y única justificación de su arrogancia y de su aspiración a ser un cuarto poder.

La exposición mas sólida fue la de Jose Roberto (quien trabajo 13 años en la Folha de San Pablo y fue uno de los pioneros brasileños en la introducción de TIC en la redacción o RAC) porque es un periodista en acción, porque lidera la Federación de periodismo de investigación en Brasil, porque nos mostró 3 o 4 sitios para investigar y auxiliar a los periodistas en su labor como Zoho.com y evernote.com que bien valen la pena. Pero sobretodo porque es un fino analista político y con el ejemplo que dió de la forma de demostrar la evasión impositiva de Color de Melo, usando bases de datos abiertas, les enseñó a las estudiantes en 5 minutos, mucho mas de lo que a veces aprenden en años de carrera

En cuanto a mi charla no varió mucho respecto de las que venimos comentando en los últimos meses. Solo incluyó en detalle las 12 competencias digitales de Jenkins con sus usos posibles en la recepción periodística. Insistí como pocas veces antes en los desarrollos de Gary Small en iBrain acerca de la gestación de un nuevo cerebro (no podemos olvidarnos del famoso articulo de Javier Candeira acerca del desarrollo del hipocampo en los taxistas londinenses recapitulado por Small), y no tuve empacho en desacreditar todas las desacreditacioens faciles de los nativos digitales a manos de adultos amenazados y de defensores ingenuos del viejo orden prebarbaro.

Baricco se merece muchas misas mas

Eso si, le di mucho mas espacio a las tesis centrales de Baricco, totalmente desconocido para la audiencia, quienes en seguida insistieron en agenciarse de su obra. Y justamente la curiosidad por esta bibliografía, como así por los aportes de Henry Jenkins, otro desconocido en estos lares y ni que hablar de nuestras referencias habituales a Dan Tapscott , a Jeroen Boschma, a John Palfrey y Urs Gasser, me demostró por enésima vez que los compartimientos estancos, las divisiones disciplinarias, la falsa antinomia entre especialización profesional y generalismo periodístico -en este caso- en realidad obedecen a un mal muchísimo mas profundo y sobretodo a una incapacidad de disparar preguntas generadoras asfixiadas siempre por la imaginación instituida.

Ese que diagnosticó David Weinberger cuando insiste en la muerte de las ontologías taxonómicas y la emergencia de folksonomias regionales. El mismo al que alude Clay Shirky cuando insiste en el poder de organizarnos sin organizaciones. Al que hacia referencia pioneramente Howard Rheingold, hace casi una década cuando fue el primero en anoticiarse de la aparición de las multitudes inteligentes a partir del uso de celulares y de la red. Y que culmina con las tesis pioneras de James Surowiecki, y su reformulacion a manos de Jeff Howe en el Crowdsourcing.

¿Cómo se puede hacer periodismo ignorando todos estos aportes? ¿Porque continuar jugando a las antinomias ingenuas y elementales de bloggers ves profesionales teniendo por detrás esta enorme literatura, síntesis de practicas y propuestas efectivas de nuevos formatos y géneros independientemente de las polémicas esteriles?

Las malas preguntas siempre llevan a malas respuestas

La impresión final del Congreso de FOPEA me llegará de otros asistentes. Pero alumnos, ayudantes y amigos allí presentes, parecieron estar contentos y haberse despertado de mas de un sueño dogmático a partir de los señalamientos que hice, las referencias bibliográficas que desconocían, y sobretodo de un tempo emocional y demostrativo de la exposición, que es el que no abunda en estos eventos, convertidos en rituales, en propaganda autobombistica, sino directamente en un espacio donde no se confrontan ni ideas, ni prácticas para tristeza de algunos y para pérdida de tiempo de muchos otros.

Aunque hay que tener mas raccontos de participantes me parece que el clima de ayer en algún sentido mejoró lo de WeMedia de hace un mes atrás y en otros lo empeoró. Mejoró por los aportes de Fogel, empeoró porque aquí estamos en el corazón del periodismo y se hace mucha especulación, se desconocen las innovaciones donde ocurren y debemos convivir con un periodismo a la Crónica TV que le quita las ganas a mas de uno.

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3 comentarios

  1. […] Otra vez entreverado con periodistas, sin quererla ni beberla (Filosofitis, de Alejandro Piscitelli). […]

  2. Marina Marina

    Interesante leer tu crónica, al igual que haber escuchado tu charla. Me reí mucho con tu descripción del auditorio, me pareció muy precisa, aunque no sé bien en qué grupo ubicarme. Quería consultarte si tenés idea dónde puedo conseguir en Argentina el libro «La generación Einstein», porque volví del congreso pensando en él y comprarlo vía web es costosísimo. Muchas gracias y saludos!

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