Profesor Titular del Taller de Procesamiento de Datos, Telemática e Informatica. Carrera de Ciencias de la Comunicacion, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Profesor Escenario del Futuro UDESA. Profesor Universidad Nacional Tres de Febrero.
Una de las grandes novedades del año 2016 fue la germinación de décadas de trabajo en inteligencia artificial, y su conversión en productos y aplicaciones generadas a través de la combinación del machine learning y el deep learning.
Trump ha sido una extraordinaria novedad, reveladora de un mundo zambullido hace una década “por el imprevisto colapso de la economía basada en el crédito, en el brusco fin de la orgía consumista y en la oleada sin precedentes de masas de migrantes que golpean a las puertas para reclamar hospitalidad” (Zygmunt Baumant)
1. Los tiempos están cambiando
2. La cultura digital se dice de muchos modos
3. Los wicked y thorny problemas del presente
4. Y la educación ¿qué, cómo, dónde?
Los tiempos vienen cambiando desde 1960 o mucho antes. El mundo se divide en dos cerca de 1970. En ese entonces vivíamos 4.000 millones de almas en el planeta, hoy 46 años mas tarde ya orillamos los 7.400. Bob Dylan, con su reciente Premio Nobel, encarna de muchos modos esos vientos de cambio.
La cultura digital acelera el transformismo universal, pero no es el origen ni la causa primera de sus infinitas reverberaciones. Son numerosas las causas concomitantes que rompen cualquier espejismo de linealidd y nos insta a sumergirnos en el torbellino de una causalidad reciproca enmarañada.
Vivimos atravesados por problemas malditos, espinosos, tramposos, inasibles. Y aun así tenemos que decidir y apostar, cada vez con mayor frecuencia, cada vez con menos seguridad de acertar.
Mientras la educación forma parte de estos entramados y transfondos infernales. Las subjetividades mutan, la falta de sincronía entre adultos y jóvenes se amplifica. Pregonamos la diversidad, pero no sabemos como gestionarla, nos maravilla la complejidad pero también nos asusta y nos cohibe. Bienvenidos al mundo de la duda sintomática, los saberes difuminados, y la reinvención de las instituciones de aprendizaje.
Cuestionando el rol broadcast del docente, insistiendo en ayudarle a que cada clase sea la encarnación de una big question, problem, challenge, catalizador del conocimiento (al mejor estilo Walter Levin ver video, pero sin tanto histrionismo), reinventando una evaluación significativa, imaginando nuevas formas de inspiración, co-creación, diseño de experiencias educativas, el convite es a enseñar a que los mileniales aprendan y viceversa.
Los mileniales (generación Y) nacidos en 1980 ya no son la última sino la primera generación digital. Han sido sustituidos por la generación Z, nacidos en el año 2000, y aunque hay puntos de contacto entre ellos también hay notorias diferencias.
Como bien decía Gaston Bachelard los “instrumentos son teoría incorporada». Construimos dispositivos para ampliar nuestras percepciones y sensaciones a la medida de la profundidad y de calidad de las teorías que tenemos para reinventar el mundo.
Los mileniales organizaban su percepción (y su acción) alrededor la de las computadoras de escritorio primero, y de las portátiles después. La generación Z ve al mundo a través de los teléfonos inteligentes y de las redes sociales.