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Autor: Alejandro Piscitelli

Profesor Titular del Taller de Procesamiento de Datos, Telemática e Informatica. Carrera de Ciencias de la Comunicacion, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Profesor Escenario del Futuro UDESA. Profesor Universidad Nacional Tres de Febrero.

Roxana en Kabul

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Hay gente a la que uno le pierde la pista. A la que se la encuentra cada tanto de refilón o -casi por casualidad. Es el caso por ejemplo de Roxana Bassi a quien vi por última vez hace año y medio en el lanzamiento de Links, pero con cuyo marido estuve recientemente en una entrevista que me hizo para el programa de Majul en la sede de educ.ar.

No nos quedan mas comienzos dixit George Steiner

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1. Un ensayista extraoordinario

Hace mas de un año empece a escribir esta nota, pero del mismo modo como nos pasa con la lectura, otro tanto sucede con la escritura. Por motivos muchas veces insondables, a veces no estamos listos para leer, apreciar, valorar y estructurar algún texto. Por otros idénticos y no menos desconocidos motivos mucha veces no estamos preparados para emitir opinión, sazonar una discusión o discriminar la valía de algún autor periférico -para nosotros-, a pesar de que seguramente es mucha

La historia argentina y el conflicto de la interpretaciones

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Lo popular vs lo científico

Para quienes tengan el oído sintonizado en la filosofía o en el psicoanálisis, el titulo de esta editorial podría aludir naturalmente a una obra clásica de Paul Ricoeur -de quien hace poco leímos su maravillosa autobiografía en forma de entrevista en Critica y convicción– publicado originalmente a fines de los años 60 en París (hay versión castellana reciente )

Inferencias infelices de una inteligencia que es narrativamente superior

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Coqueteando con la historia

Michael Frayn es autor de varias obras de teatro tres de las cuales, al parecer han sido extraordinarias. De una de ellas Copenhagen (1998) podemos dar fe porque tuvimos la suerte de presenciarla en su versión nacional en el Teatro Casacuberta y oportunamente hicimos un encendido elogio de la misma (ver Copenhague, Rhizoma e Intensidad ).

Foucault un antidoto al fascismo cotidiano

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Nos cuesta encontrar grandes pensadoras femeninas de siglo XX. Hannah Arendt seguro lo fue -mas alla de del pretencioso bautismo con su nombre del flamante instituto de Lilita Carrio, una desmesura como tantas otras de esta señora. Y también Agnes Heller, y probablemente Simone de Beauvoir. ¿Y porqué no Julia Kristeva? ¿O -aunque me resulta revulsiva- Ayn Rand, y en otra escala ni menor ni mayor, -pero seguramente distinta- Susan Sontag.

En el caso de los hombres, empero, el listado es infinitamente mas largo. Y aunque los grandes nombres (Althusser, Levi-Strauss, Lacan, Deleuze) proliferaron en los 60 y los 70 (aunque hoy seguramente mediríamos de manera muy diversa de como lo hacíamos a mediados del siglo pasado qué es ser un intelectual, haciéndonos eco de la observación de José Joaquin Brunner de que hoy quien piensa es la red) de lo que no queda duda es que el siglo nos legó algunos nombres inmortales: Heidegger, Sartre, Wittgenstein y seguramente Foucault.

Tim Berners-Lee un tecnofilantropo sin igual

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La web como hija única

Casi ningún medio masivo tiene un solo nombre propio que lo origine. No solo porque hubo miríadas de antecedentes fallidos o frustrados, antes de que el ganador que le dió nombre al engendro viera la luz, sino porque en el caso de los medios masivos (desde la Imprenta a la Radio, desde el Teléfono a la Televisión) los múltiples inventores son la norma, y la distancia entre el objetivo logrado de la innovación y su búsqueda original, está preñada de no pocos nombres e ingeniosos remediadores, que le encontraron el uso real a la innovación mientras que los creadores se equivocaron por palmo y medio.

Diciendo lo indecible

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El tiempo apremia y por eso no nos queda mucho para sacar conclusiones demasiado sutiles o para esperar a mañana cuando tenemos que entender al mundo hoy. Por eso es mas que bienvenida la compilación de José Natason El presidente inesperado
El gobierno de Kirchner según los intelectuales argentinos
Homo Sapiens 2004 que se hace preguntas como ¿Quién es Kirchner? ¿Kirchner es peronista? o discute temas como Kirchner, los derechos humanos y los ´70, La economía K, La oposición y la transversalidad en tiempos de Kirchner y deja la respuesta en la pluma de autores o analistas locales mas que destacados como Luis Alberto Quevedo, Luis Alberto Romero, Juan Carlos Portantiero, Beatriz Sarlo, Carlos Altamirano, Pablo Gerchunoff, Emilio de Ipola, Lucas Rubinich y José Nun entre varios mas.

La clase media no se va al paraíso

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La dificultad para leer la historia argentina reciente es que haciéndolo todos los que tenemos 50 años o mas hemos padecido -y/o coprotagonizado esa época- y por ello difícilmente encontremos novedad en las crónicas que -para quienes gozamos todavía de buena memoria- se corresponden casi homeomorficamente con nuestros recuerdos calendarios.

Ello no quiere decir que no se puedan encontrar narrativas llamativas o novedosas. Fue el caso por ejemplo del desacartonado y simpático racconto de Ernesto Goldar Buenos Aires, vida cotidiana en la década del 50

Luna de Avellaneda averiada

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La globalizacion -como el ser aristotélico- se dice de muchos modos. Pero lo que generalmente falta en las criticas y las endechas globalifonicas es algo tan propio del análisis erudito y del cuantitativismo que se pierde de vista lo mas rico. La comparación, el contraste, la puesta en resonancia de los opuestos y -sobretodo- la capacidad de revisar las distancias -mensuradas- y ver como se las puede revertir. Para que no se nos acuse de acusadores de nosotros mismos nos explicamos. Hace pocos días se estrenaron dos buenisimas películas en nuestro país. La primera -jugando con el éxito indiscutido de El hijo de la Novia– fue Luna de Avellaneda también de Juan José Campanella . Que tiene sus golpes bajos, que apela demasiado a la nostalgia, que endiosa al pasado como si la miseria y la maldad las hubiésemos inventado hoy. Que juega con estereotipos y que es solo comprensible para argentinos redomados. Pero que es también una invitación a la recuperación de la identidad y de la memoria. A una aceptación de lo que nos gusta y a la reinvencion de un mundo mejor y donde -como siempre- las actuación de Ricardo Darin, y hasta de Mercedes Moran, son antológicas.

Roma non fa la stupida stasera

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Siempre me repica en los oídos y hace poco tuve oportunidad de volverla a escucharla entera. Se trataba de la mítica grabación de Rugantino una comedia musical de Garinei & Giovannini con música de Armando Trovajoli entre las que se destacaba Roma non fa la stupida stasera– que escuche por primera y única vez en vivo en el teatro Coliseo en 1964. La había traído a la Argentina la compañía que en ese momento lideraba Nino Manfredi y que contaba en sus filas a la voz increíble de Aldo Fabrizzi y una hermosisima y mas que voluptuosa Ornella Vanoni en plena juventud.