Viví en París mas de un año y jamás piséel Louvre. Tardévarios años y pasaron muchos viajes hasta que finalmente me animéy me di el gusto de mi vida cuando me sumergí debajo de la pirámide creada por Pei y revise el museo durante horas y días vagando de un lado para el otro.
Algo parecido me pasó con la Biblioteca del Maestro. La escuchémencionar decenas de veces, pero jamás se me ocurrió pisarla, ni merodear sus entrañas hasta que hace pocos días. motivado por una llamada de su directora Graciela Perrone me alleguéfinalmente al despacho que una vez fue el de Leopoldo Lugones y me encontrécon un lugar de ensueño.