Una de las grandes tensiones en la instalación de la democracia occidental (aparte de saber si se compatible con el capitalismo sea dicho de paso, pequeño intríngulis ) es poder conciliar la libertad con la igualdad. Se han escrito toneladas de bibliotecas sobre estos temas y seguimos en ayunas.
Como siempre los dipolos dividen las opiniones y resulta dificil argumentar en forma definitiva a favor de una opción o de la otra.
En esta próxima sesión de #dipolosmimaguen debatiremos si son bienvenidos (o no) los coches autónomos. Aunque en América Latina parecen una fantasía pronto una decena de estados en USA aprobará su existencia,
En nuestro blog del @chmddigital @anaxoch nos preguntó
Hola!!! Me gustaría conocer su opinión frente al debate provocado por la respuesta de Tim Cook sobre la petición de descriptar le teléfono del terrorista de San Bernardino. ¿Qué relación tiene esto con la ciudadania digital? ¿Cuál es su postura? Espero leer sus respuestas, me parece un tema que debemos discutir como agentes de cultura digital. De antemano, gracias por su participación.
Asi empezó una indagación que hoy tendrá su sesión presencial
As artificial intelligence advances, it may very well use the programmable ethics settings found in self-driving cars as a platform to build upon
If we determined today that favoring “quantity of lives” is the sole rule to follow for self-driving cars, for example, a much more developed, Skynet-esque AI of the future might calculate that citizens of industrialized countries are making the world uninhabitable for a majority of people and their many generations of offspring. Ethically, that AI could justify eradicating a large swath of the population so that an even larger percent can live.
El diseño se dice de muchos modos, la pedagogía también. La innovación se proclama a diario pero ¿de qué estamos hablando cuando decimos innovación, creatividad, disrupción?
Hace no mucho el brillante epistemólogo Steven Pinker (2007) se jactaba de que nuestro presente era el mas incruento de los últimos siglos o milenios
Hace chiquicientos años compré dos voluminosos tomos del FCE laboriosamente burilados por Gilbert Highet titulados la Tradición Clásica (traducción del original de 1949 de The Classical Tradition: Greek and Roman Influences on Western Literature). Alli en mas de 800 págines Highet se hacía preguntas que tienen hoy tanta vigencia (sino mas) que hace medio siglo atrás.
¿Qué debe nuestro mundo contemporáneo al mundo de Grecia y Roma? ¿Qué lazo nos une con Homero y Virgilio, con Píndaro y Horacio, con Cicerón y Plutarco? Para Highet los hombres del Renacimiento no necesitaban preguntárselo: la atmósfera en que ellos vivían estaba saturada del hálito de la Antigüedad, pues el Renacimiento, en la literatura, no fue en gran parte sino una resurrección del admirable pasado de Grecia y Roma. Highet, Batesonianamente buscaba (inventar) pautas que conectan.
Pero el hombre moderno, envanecido por sus adelantos técnicos, necesita plantearse esas preguntas. Es lo que hace ese libro de Gilbert Highet. Nuestra deuda para con el mundo clásico, el lazo que con él nos une, los bienes espirituales que de él hemos recibido: tales son sus temas. Tradición y creación individual son las dos grandes fuerzas que mueven la literatura. Y la tradición clásica ha sido y es, una de las más poderosas. Amplifivada hasta el paroximo por la daga de la muerte del libro que hoy vive su enésima reencarnación.
Gilbert Highet traza la historia de esta deuda de las literaturas modernas para con las literaturas clásicas, desde la remota Edad Oscura (bastante menos de lo que creemos) hasta los tiempos presentes, pasando por la Edad Media, el Renacimiento, la era barroca, la era revolucionaria o romántica y el siglo XIX.
La retórica de la Tercera Cultura. Todo bien con eso pero…..
Si bien nunca participé (como si lo hizo por ejemplo nuestro entrañable amigo Francisco Varela) de las reuniones que John Brockman organizaba los viernes a la tarde (y que tenían lugar en restaurantes chinos, lofts de artistas, salas de la Rockefeller University o en The New York Academy of Sciences entre los años 1981 y 1996 en Manhattan, y que se convertirían en las maravillosas conferencias del Reality Club, siempre estuve muy atento a lo que allí ocurría, primero gracias a los libros que las condensaban y después (desde 1997) a su brillante despliegue en la red a traves del sitio edge.org.
Con un valor agregado que no se encuentra en casi ningún otro sitio, Edge.org convocó en esta década y media desde que está on line a mas de ciento cincuenta reverberadores seriales entre los que se encuentran: Daniel C. Dennett; Richard Dawkins, Freeman Dyson, Niles Eldredge, Murray Gell-Mann, Stephen Jay Gould, Stewart Kauffman, Benoit Mandelbrot, Lynn Margulis, y George Williams (científicos); Mihaly Csikszentmihalyi, Howard Gardner, Steven Pinker y Roger Schank (psicólogos); así como artists, teólogos, editores, escritores y críticos sociales (aquí algunas charlas).
Dada la calidad de los aportes (curiosamente mucho mas fuertes del lado científico que del literario o artístico) nos pusimos muy contentos cuando vimos traducidas al castellano una variedad de sus publicaciones anteriores (que hoy alcanzan a las 15 antologías) empezando con La Tercera Cultura. Mas allá de la revolución científica por Tusquets en 1996, seguidas de varias compilaciones mas recientes como Cultura, Mente y Vida en ediciones Critica que, diseminan esas charlas en nuestro idioma
Pero todo esto es ya historia vieja. Si hoy volvemos al tema es porque en el marco del rediseño del Programa de la cátedra Datos del año 2013 creemos llegado el momento de salir de la nebulosa conceptual de la Tercera Cultura y adentrarnos profundamente en sus usos pragmáticos.
Otra trilogía que merece mucha mas aprehensión y difusión
Habían pasado escasos meses desde la publicación del original The Craftsman de Richard Sennett (primera obra del tríptico que se continuaría con Guerreros y SacerdotesyEl extranjero, cuando hicimos en «De Wittgenstein flies a kite», a «The Craftsman» de Richard Senett» una oportuna referencia a una obra que Anagrama traduciría un año mas tarde, y que debe figurar sin dudas como una de las balizas mas importantes de las que disponemos actualmente para escaparle como a la peste al idealismo (y a los reduccionismo, incluyendo al tecnológico), a la vez que nos permite retomar una rica y perdida tradición de revalorización de la práctica (especialmente de la escuela francesa en donde anidan autores como Gilbert Simondon (1924-1986), André Leroi-Gourham (1911-1986)).
Pasa el tiempo y cada vez entendemos menos el rol de la tecnología, de los oficios, del hacer en una sociedad crecientemente atenazada por un lado por el delirio místico de los conceptos (al mejor postor), y por el otro por un consumo de bienes finales que cada dia mas vienen encapsulados en cajas negras.
Por eso cuando estamos a bordo de un lab que viene marcando el ritmo del hacer (pensando) a una velocidad rauda, mientras sintonizamos cada vez mejor con las variadas tribus urbanas y rurales que fragmentan acompasadamente el territorio nacional (para lo cual devenir extranjeros es el mandato obligado), retomar no tanto las conclusiones de una obra -como la de Sennett- que ya lleva medio siglo de construcción laboriosa, sino ciertos impulsos y marcos referenciales para «bajarla» a nuestra tarea cotidiana en los Labs como dispositivos de aprendizaje, será un buen ejercicio y ayudará a replicar y amplificar nuestros esfuerzos.
Por cuarto año consecutivo, desde que en marzo de 2009 empezáramos a «invertir la clase «con El Proyecto Facebook nos tenemos que enfrentar con el momento mas dramático de la cursada universitaria que es la asignación de recompensas y cocardas (la nota) destiladas en un escuálido número arábigo que cumple múltiples funciones.
Desde la explicación mas trivial que es asentar formalmente la ingestión de saber de un determinado recorte burocrático de la realidad, hasta la satisfacción psicológica de encontrarse en el décil mas alto de la escala (que bendice simbólicamente con la distinción a un puñado de alumnos respecto de sus compañeros), desde el mas previsible que es la satisfacción de haber entendido consignas y de haber jugado al juego dictaminado por los mayores (supuestamente mas sapientes), al mas pícaro de aprobar una materia (a la que no se desea ni respeta), habiendo hecho poco y nada para merecerlo. Desde el desafortunado que tiene que aprender a jugar otras reglas de juego, porque en esta materia no valen las que si en la mayoría de las otras, hasta quienes festejan haber sido asignados por el SIU (sistema de asignación automática de materias a cursar) a compartir experiencias insólitas e inesperadas con compañeros no elegidos pero que que finalmente son como los hermanos que uno hubiera querido tener.
Pero si bien en nuestra historia todas las cursadas son ensayo y error (muy diferente del «toco y me voy» que sienten algunos alumnos), no lo es menos que los aciertos/errores de los últimos años nos llevaron progresivamente a oscilar pendularmente entre un privilegio alternativo del contenido (durante los 10 primeros años de la cátedra) al del continente (desde 2006 hasta ayer nomás), buscando un difícil equilibro que tiene dos denominadores mayúsculos: 1) la enseñanza por/para proyectos, 2) la evaluación participativa, mucho mas desarrollado el primrro que la segunda.
Tecnología como medio y y el medium como tecnología
Sherry Turkle lo intuyó hace ya mas de dos décadas (aunque borrò con el codo lo que escribió la mano enAlone Together. Why We Expect More from Technology and Less from Each Other, pero esa es otra aventura del pensamiento). Hay una distancia de dos a tres décadas entre las intuiciones intelectuales y las prácticas colectivas de reapropiación.
Por motivos complejos ligados en parte a nuestra capacidad cognitiva y en particular a nuestras habilidades predictivas y reatroactivas (ver los aportes de El Gorila Invisible recuperados hoy por el sagaz Sebastián Campanario en Cuidado con el gorila y otros consejos económicos sin olvidar que hace ya décadas que hay gente trabajando en estos temas como Massimo Piatelli-Palmarini quien en Inevitable Illusions How Mistakes of Reason Rule Our Minds anticipaba muchas de estas observaciones ) .
Como bien nos expllico Pip Coburn en The Change Function: Why Some Technologies Take Off and Others Crash and Burn, la adopción de tecnologia depende de ventajas comparativas que es muy raro aperciar en una primera aproximación, tan cómodos como estamos en nuestros marcos cognitivos (y emocionales). Las ventajas adaptativas y competitivas tardan a veces varias generaciones (en la ontología de la adopción de cambios tecnológicos que cada uno experimenta, aproximadamente uno por década) antes de expandirse viralmente.
«Me queda claro que mi suerte se basa en que la vida no me da lo que quiero sino lo que ocupo» (Carlos Vargas)
Quinto Seminario Internacional de Estrategias Electorales y Políticas
Cada vez mas la serendipia y el azar nos juegan mejores pasadas. Invitados por la maestra Gisela Rubach del Instituto Tecnológico Autónomo de México,( ITAM), a dar una charla primero, y un taller después en el marco del Quinto Seminario Internacional de Estrategias Electorales y Políticas, inesperadamente nos topamos con una de las profesiones P que menos hemos frecuentado últimamente, a saber la P de la Postpolitica. Es cierto que algo avanzamos en el tema hace ya casi un año atrás, cuando presentamos una corta exposición acerca del Wikigobierno y la Wikidemocracia. Curiosamente haber retomado esa problemática en el evento hubiese sido mas que apropiado. pero afortunadamente la memoria selectiva nos hizo olvidar su existencia.
Una vez mas el olvido y la ignorancia, mas que como limitantes brotaron como interesantes posibilidades para barajar y dar de nuevo, y avanzar en una línea de trabajo que profundizaremos durante este año. Se trató en ese caso (la charla) de recuperar muchas propuestas anteriores pero bordándolas de una manera cada vez mas compleja y llamativa. Y aunque al final nos comímos el hermoso fondo que queríamos utilizar en el Prezi (ver mas arriba) titulado Las Redes sociales entre la filosofía y la política, y aunque hubo un poco de desprolijidad y ciertas conexiones que chirriaron un poquitín, el balance fue mas que positivo.
Pero una charla es una charla, y aunque duró mas de una hora y hubo varias preguntas, no podíamos avanzar tanto en una critica de la política como si lo haríamos en la segunda parte del Taller. Lo mas gracioso es que ello ocurrió sin quererla ni beberla. Porque nunca fue nuestra intención (desembozada) insistir en las limitaciones de la política instituida, en la falta de interés de los votantes, en el desconocimiento por parte de los candidatos de los deseos y necesidades de la gente, salvo como mero eco retórico, pero ello finalmente ocurrió, y quizás lo mas interesante de nuestra participación en el evento fue justamente ese desvío.