La Cátedra de Procesamiento de Datos a mi cargo en la UBA ya está mayorcita de Edad. Creada en 1996 –y con un extenso pasado por detrás– ha pasado ya por numerosas fases que han sido inventariadas oportunamente. Hoy después de 6 años ininterrumpidos dedicados al diseño ontológico -y a repensar/reinventar medios- es hora de parar la pelota, ver a qué juego estamos jugando, y como lograr mejores resultados con el esfuerzo de la casi cuarentena de personas que la integramos.
Durante casi una década (de 1996 a 2005) el peso de las cursadas estuvo puesto en el análisis de los fenómenos que iban tejiendo al nuevo mundo digital. Casi contemporáneos del advenimiento de la internet comercial en 1995, cuando salimos al ruedo un año después en marzo de 1996, veníamos de trabajar durante casi dos décadas en la teoría general de los sistemas, la inteligencia artificial, los sistemas cognitivos, pero también en hipertextos, la epistemología experimental, los paradigmas fluidos, las versiones discontinuistas de la historia y nos interesaban mucho los fenómenos tecnoartísticos como heraldos del futuro.
Mas alla/mas aca del discurso elocuente del Gran Profesor
Como lo comentamos innumerables veces el modelo natural de impartir clase es narrar, precisamente porque el aprendizaje se entiende más como absorción de una información específica –suministrada a través de un discurso elocuente por el Gran Profesor– y menos como desarrollo de la comprensión de los discentes. Puesto que para Don Finkel la buena docencia está conectada con el aprendizaje relevante de terceras personas queda claro “que hay más formas de enseñar bien además de las que están incluidas en nuestra imagen cultural del Gran Profesor”.
Cada capítulo de la obra de Finkel apunta a explorar cortocircuitos a ese formato canónico de la enseñanza mal entendida. Para él una alternativa/estrategia es dejar que hablen los libros. Porque la lectura personal de algunos (buenos) libros –La Ilíada de Homero, Edipo Rey de Sófocles, Las guerras del Peloponeso de Tucídides, los diálogos socráticos de Platón, grandes obras de teatro de Shakespeare o Beloved de Toni Morrison- son altamente formativas, puesto que este tipo de obras (nosotros agregamos mucho del buen cine y sobretodo mucha de la buena TV) “pueden proporcionar a los estudiantes una educación sin necesidad de que un profesor les explique cuál es su significado” .
A medida que distintos invitados de lujos se apersonan en los teóricos de la Caetedra de Procesamiento datos, queda cada vez mas en claro que los medios no son los de antes. Contra la mirada prejuicio, estereotipada y fundamentalmente cajanegrizada, que nos hace imaginar que medios solo son los que cuentan con una enorme redacción física, una cantidades descomunal de profesionales formados a lo largo de décadas, y una audiencia cautiva acostumbrada a un consumo unilateral y pautado, lo que vemos en las últimos años, de la mano de la web es un palimpsesto infernal.
Al mejor estilo de Humtpy Dumpty medios son los que nosotros queramos que sean medios y que cuenten con el beneplácito de la audiencia. Es tan medio Craiglist como Youtube, es tan medio Google como Facebook, pero sobretodo es tan medio El proyecto Walsh como Wikileaks.
Hace ya casi dos décadas que el término Coolhunting se aplica a un nuevo grupo de profesionales del marketing denominados coolhunters. Su tarea era detectar mediante observaciones y predicciones cambios en las tendencias culturales. La palabra derivada de la estética del «cool» (palabra talismán de Beavis & Butthead) tiene antecedentes en la forma de trabajo de Nancy White en Harper’s Bazaar 1958–1971).
Aunque los coolhunters operan básicamente a nivel de la moda de la calle y el diseño su trabajo se confunde a veces con el de futuristas como Faith Popcorn The Popcorn Report, que saco un par de libros en la colección Futuro que dirigimos en el 2000 en Granica.
Trabajo antropológico amateur hace una década hoy es el pan de cada dia de muchos wbeloggers, especialmente en las áreas tecnológicas (ejemplos ad hoc son Uberbin de Mariano Amartino, o Alt 1040 de Eduardo Arcos)
Escala, granularidad y comprensiòn de/en las ciencias blandas
La cita del físico decimonónico francés Charles Eugéne Guye nos acompaña desde hace mucho tiempo, y la hemos visto probada mil y una veces en el campo de las ciencias duras, con el aditamento de que muchas veces no solo necesitamos cambiar de escala para ver (crear/descubrir) al fenómeno, sino que encima tenemos que inventar el dispositivo (la teoría concretizada) que haga posible siquiera intuir que hay un fenómeno a ver, teorizar, diseñar, entender y finalmente convertir en dispositivo de persuasión.
Seamos menos enigmáticos. Sin microscopio no habría célula, y sin telescopio no habría cráteres en la luna, ni anillo en Saturno, ni canales (¿secos o mojados?) en Marte y mucho menos ADN o bases. Aunque es claro para que alguien decidiera inventar y arriesgar reputaciòn y pecunio en esos emprendimientos es porque previamente la teorìa llamaba a ver esos fenòmenos intuidos pero aun no comprobados
Pero no solo en las ciencias duras se aplica la máxima de «la escala crea al fenómeno». Otro tanto ocurre en las humanidades, y gran parte de la redología, para no hablar de la teoría de la complejidad, dicen exactamente lo mismo.
Estamos hablando también de granularidad es decir de nivel de resolución, y a medida que nos alejamos de las ciencias duras y nos acercamos a las humanidades y las transdisciplinas, estas cuestiones se agigantan y nuestro desconocimiento (porque cuanto menos sabemos peor actuamos) llega a extremos brutales y autodestructivos. Como se ve en el caso de la educación y muy especialmente en el del uso de tecnologías en la educación.
Fue una cursada atípica, como casi todo lo que hacemos, pero en este caso mas aun por el paro que debilito el funcionamiento de la facultad durante 44 días, que llevo a prolongar las clases casi un mes, que anulo el turno de exámenes de diciembre y que en general genero un clima de caos y desasosiego de que la mayoría de las cátedras aun no logro reponerse.
A menos que supongamos que esta forma de operar es la norma. Que en realidad la facultad esta siempre de aro. Que el orden como se lo concibe en otro lados aquí no cuenta y que estar en el borde, en los márgenes, reinventandonos cada semanas mas que una opción es el ADN de la que estamos hechos en estas pampas.
Nosotros supusimos que no debíamos parar porque hacerlo seria perder el momentum. Dimos clases en condiciones inverosímiles, no perdimos un solo teórico, hasta usamos el del día de la primavera para juntarnos los casi 50 que somos y festejar sino el día del estudiante al menos el de los no-docentes.
El cuatrimestre siguió las huellas del anterior que nos había llenado de satisfacciones y alegrías. Porque en el habíamos ido mucho mas alla de El Proyecto Facebook (algunos éxitos pueden convertirse en pesados mandatos) al generar dispositivos de persuasión masiva.
Porque habíamos logrado capturar las ganas y la creatividad de un puñado de nuevos alumnos que tenían mucho para decir y hacer. Porque al haber perdido insumos claves como nuestra pata audiovisual tuvimos que recrearla ya no en una individualidad sino en el colectivo.
La vida es siempre convulsión, pero este cuatrimestre lo fue mas que de costumbre. Al menos desde que hace ya casi dos años iniciamos estos proyectos que están cambiando la historia de la cátedra y nos han dado un empuje revitalizador. Pero una cátedra como colectivo va mucho mas alla de su presente y es impensable sin una recuperación permanente del pasado y una proyección imaginativa sobre el futuro.
En varias oportunidades recapitulé los 4 o 5 grandes tramos de nuestro devenir desde que iniciamos nuestra vida a principios de 1996. Ya no queda ninguno de los ayudantes iniciales, y ha habido una rotación notable de profesionales debido a múltiples motivos: necesidad de recibirse, elección de otros horizontes, precariedad de la relación institucional, y la lista sigue y sigue. Pero en momentos de intensidad y de alegría como los que estamos viviendo hoy, no conviene olvidarse de la trayectoria y contribución de quienes ya no están con nosotros, y mucho menos aún de quienes vienen trabajando hace una década o mas en consolidar lo que tenemos hoy.
Pueden haber cambiado el estilo o las tendencias, puede haber girado la preeminencia de ciertas modalidades de trabajo, pero en este momento de euforia es apropiado parar un poco la pelota y rendir justo tributo a quienes han hecho posible esta cátedra tal como esta configurada hoy.
El paisaje laboral del futuro está siendo diseñado por la web 2.0 y por la generación M, los que nacieron entre 1980/90: los hiperconectados. ¿Será posible utilizar las tecnologías que se usan para el marketing directo y el diseño de prosumidores fuera de la empresa, para reinventar las organizaciones por dentro? Para lograrlo conviene desbrozar que será el ecosistema del aprendizaje social, un mediador indispensable en esta transición de organizaciones 1.0 a 2.0, que busca la conflictiva reconciliación alfabetogeneracional indispensable para las organizaciones del futuro que no quieran quedarse en el camino.
Se trata de empresas en las que convivirán entre 4 y 5 generaciones, y donde los objetivos de los mileniales difieren ampliamente de los objetivos, valores y expectativas de quienes hoy tienen el sarten por el mango y el mango tambien. Así veremos aparecer promovidos concursos de reclutamiento en Youtube, cada vez se pulsarán mas las cuerdas de Twitter para identificar candidatos prospectivos y nos sumergiremos crecientemente en los videojuegos para detectar habilidades y deseos.
Como todo listado el que encontramos bautizado como The workplace engagement 2020 Model en la obra de Jeanne Meister & Karie Willeyard The 2020 Workplace. How Innovative Companies Attract, Develop, and Keep Tomorrow’s Employees Today es tan arbitrario como cualquier otro, pero mas alla de las fuentes y el procesamiento de la información, lo que estos autores comentan sirve como puntapié inicial para imaginar como diseñar el futuro de los modelos mentales de los mileniales. esa generació que invadirá masivamente la fuerza de trabajo dentro de 10 años, y que sobre la base de un acuerdo con las generaciones precedentes ya hoy empiezan a descontar el futuro de una manera notablemente distinta a como lo hicimos nosotros y las generaciones intermedias que nos separan de ellos. Hacièndolo todo muy difícil. Para nosotros peor tambièn para ellos
Veo en la pared de Facebook un video muy fácilmente caricaturizable
Fue posteado en Julio de 2007 y hoy revive gracias a que algún amigo lo uso para caricaturizar las versiones tecnofetichistas que suponen que la tecnología emparchará definitvcamente la educación. O que la tecnología es una flagrante entelequia y que todos lo sabemos.
Otra amiga aprovecha la movida para insistir que se trata del mismo discurso pero apoyado en otro aparatito. Si antes la varita mágica se llamo cámara de cine o de video, hoy seria Internet o las computadoras.
Para que tamaño tecnoreduccionismo no cunda -dicen los buenos pedagogos- lo que necesitaríamos es el exorcismo pedagógico supongo. Buenos cursos, buenas capacitaciones, buena formación docente.
En el video la monserga no está ausente y por eso el presentador/locutor insiste en que la tecnología es un gigante bobo a menos que detrás de los ojos de la cámara haya un cerebro….. su cerebro!!!!. es decir el cerebro del docente.
Hoy diríamos que detrás de los ojos deben haber muchos cerebros, especialmente el de los otros. Los discursos de los años 50 se parecerán a los de hoy, pero las realidades son bastante distintas.
Y como es tan facil hoy en dia encontrar ejemplos que se contraponen y anulan mutuamente basta posar los ojos en el muro de Facebook y encontrar que otro amigo me recomienda que vea esta pelicula Waiting for superman, cuyo trailer pone un poco mas las cosas en perspectiva.
Que la tecnología no sirve para emparchar la escuela no es ninguna novedad. Pero que al escuela se ha vuelto absolutamente autocontradictoria porque se plantea obejtivos irrealizables, porque se sigue vendiendo como escalera de ascenso social, cuando la sociedad hace rato que se ha venido abajo, y porque los discursos pedagógicos progresistas ignoran que la escuela se ha quedado sin funciones es algo que quienes se mofan de la tecnología educativa aplicada pasan demasiado rápidamente por alto
Por ello en vez de caer en la provocación de tener que elegir entre una tecnología pedagogizada o una pedagogia tecnologizada, sin que haya mayor diferencia entre una y otra, debemos tomarnos mas en serio que lo que aqui no va mas no es tanto una visión tecnoreduccionsita o pedagógica lienal sino una verdadera critica de la sociología de la educación critica. O lo que es lo mismo de nuestras lecturas ingenuas acerca de la función de la escuela en la sociedad postmediàtica.
Llueven datos para confirmar/disconfirmar que estamos entrando en una nueva fase civilizatoria. Como cada uno escande sus bisagras históricas según el calendario que mas le viene en gana (antes o después de Cristo, antes o después de Google, antes o después del capitalismo, antes o después del fordismo, antes o después de la ideología, antes o después de Perón, antes o después de los K o quien mas o menos les venga en gracia), podemos recortar y puntuar a piacere (al mejor estilo Watzlawick), y la realidad que queramos construir se apoltronará mejor o peor a nuestro relato de turno.
Durante las últimas décadas el fiel de la balanza de la filosofía de la historia osciló entre modernidad y postmodernidad, entre estructuralismo y existencialismo, entre autores y teorías, para quienes hemos hecho del consumo de símbolos, además de una necesidad cotidiana, una forma de (reproducción material) vida.
Por eso es muy dificil saber si el libro, el periodismo, o los profesores, o la publicidad o la política están moribundas o rozagantes, están en coma (natural o inducido), están por revivir o nunca murieron del todo, o si son como la hidra, autorreproducibles o como los autómatas de Von Neumann autorreplicables.
Tomemos la ya aburrida distinción libro de papel vs libro electrónico. Hace al menos 20 años que se la anunció como dipolo merecedor de discusión y enconos, de argumentos y justificaciones, peros sobretodo de inversión y de apuesta.
Porque si bien la discusión tiene mil variantes y niveles, en definitiva hay dos polos que se verán afectados en forma significativa por la transmutación del libro, o su lisa y llana desaparición, si es que eso pudiera ocurrir algún día.