Rosario -y en especial la Fundación Libertad- se han convertido en mi laboratorio de ideas y acciones. Y no tanto porque lo haya planificado, sino porque el lugar (maravilloso frente al río), el formato (dos clases de 4 horas cada una), el auditorio (pequeño y mas que atento con nunca mas de 15 a 20 personas), y el especial clima que mágicamente se genera en estos encuentros, así lo certifican.
Debo haber ido 3 o 4 veces a ese Curso de Postgrado en Direccion de Sistemas de Información y si bien en su primer edición brindé una exposición mas sistemática y formal (en realidad mas ajustada a lo que deben ser los negocios en la era digital), ya en la segunda le encontré esta nueva función a la invitación, la tercera del año 2006 cumplió plenamente con el objetivo y la que acaba de terminar lo confirmó plenamente.