Como parte de nuestro diseño de la neonata materia Escenarios del Futuro en la carrera Diseño de la Universidad de San Andres sistematizamos junto a Julio Alonso (en lo que denominamos radio UDESA) dos segmentos que aunque jugando un rol aparentemente menor son parte central de la cursada.
Nuestras cinco series anteriores exigieron un trabajo ímprobo. De esos que si uno pudiera dimensionar antes de iniciarlo, contando el esfuerzo de la selección, las recorridas por librerías del mundo, todo lo que quedó afuera, lo mucho que ya estaba en los estantes recogido a lo largo de las décadas y que no encontraría un público para que lo leyera, difícilmente lo hubiésemos encarado con las ganas con que lo hicimos.
La década de 1960 fue la segunda década prodigiosa del siglo XX. Previamente los roaring 20’s, o «Jazz Age» (años locos) fueron la primer década en tener un apodo: «Roaring 20s». Los locos años veinte obtuvieron su nombre de la exuberante cultura popular que definió a la década. Fue la década que creó un cambio político y social dramático, abrió la libertad para las mujeres, y masificó la apropiación de los avances en las ciencia y en la tecnología.
Carole Cadwalladr: Facebook’s role in Brexit — and the threat to democracy
Ya se han cumplido 50 años desde la publicación de una obra señera de un autor cuasi centenario (Edgar Morin cumplirá 99 años el próximo 8 de Julio). Si hasta la mitad de su vida Morin se había floreado con escritos politicos, confesiones personales, endechas sobre el cine y el star system, y hasta un diario de California (lo que no le impidió ser miembro de la resistencia y verse expulsado del Partido Comunista en 1952 por hereje), con la publicación de El Paradigma Perdido, la Naturaleza Humana. Ensayo de bioantropología (Seuil, Paris, 1969), daría un golpe de timón y se aproximaría a una filo-tercera cultura trandisciplinaria antes que la mayoría de nosotros.
Nos encanta hacer reseñas de los mejores libros leídos durante el año. Con tantos viajes, encuentros y publicaciones fabulosas que brotan cada año diciembre/enero son los momentos de pasar en limpio compras, regalos y pirateadas. No es que lo dejaremos de hacer, pero dos posts recientes de Jordi Carrión nos pusieron en un brete.
En el primero Un nuevo canon cultural en diez objetos, Jordi nos proveyó una lista no tradicional: una antología de objetos que conforman, en conjunto, el retrato de una época que ha borrado los límites entre la alta cultura y, por ejemplo, una historia de Instagram. Globalmente denominó a sus radiografiados como Objetos Culturales Vagamente Identificados (OCVI), e incluyó en el set a una visualización de datos, una campaña publicitaria, una lista de reproducción, un proyecto transmedia, una historia interactiva y varias mas.
Cerrando nuestro ciclo de pares inusuales la TESIS de esta entrega define que no podemos impensar nuestro presente, si antes no repensamos nuestro pasado. Y que está todo bien con nuestra valoración de lo colectivo y distribuído, pero en mas de una ocasión son entidades históricas/actantes delimitados las que ayudan a construir nuevos mundos.
Tiempo de Magos muestra que la filosofía importa cuando menos parece hacerlo. Que los héroes intelectuales dejaron su traza cuando los problemas del cotidiano insisten en la inutilidad de las ideas centenarias-demodées.
Luego de varios ejercicios en estos pares inusuales, estamos mucho mas perplejos que al principio. Porque originalmente, cuando imaginamos aparear dos libros, que intuitivamente o tradicionalmente a muchos les costaria ver su conexión, (aunque la pauta que conecta la anteponemos siempre nosotros, no los temas tratados, ni el estilo narrativo), nos dimos cuenta de que con pares no alcanzaba.
A lo mejor necesitaríamos trios inusuales. Pero tampoco lo de los tríos nos convence demasiado, ya que a lo mejor lo que para nosotros es inusual para otros es mas que usual.
Hoy cuando todos son memes, viralidad, hipercomentario, paradoja sin fin en tiempo real, creemos estar viviendo en una nueva era de la información. Abusando de la sentencia papal según la cual no estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época (¿que querrá decir eso?), unos cuantos apuestan al sueño leibniziano mediado por supercomputadoras.
Como todo el mundo miente (en las encuestas y en la vida real como bien invemntaría Seth Stephens-davidowitz en Big Data, New Data, and What the Internet Can Tell Us about Who We Really Are), y solo las redes descubrirían nuestros gustos mas oscuros, creemos que una analítica cultural, y el uso hiperinteligente de los algoritmos revelará los sueños del futuro, y nos permitirá acceder por fin a las verdades indubitables y duraderas.
Recién mudado a la ciudad de México en 2014 me topé con una mole en construcción, que devendría en Centro Diseño, uno de mis lugares soñados de trabajo tiempo después. En ese entonces Centro diseñaba un evento VOR, que aún no se realizaba en la sede neonata, que trataba temas entrañables como los pares inusuales.
Se trataba de un llamado a contrastar voces para dar cuenta de la riqueza de respuestas que las combinaciones inusuales ofrecen para resolver problemas contemporáneos
Son ya décadas, muchas, que gran parte del tiempo que paso lejos de casa, está dedicado a explorar librerías, a pescar novedades, a sorprenderme por la gran cantidad de esfuerzo, pensamiento y alma, que un puñado de autores pone en la confección de obras mayúsculas, que sirven en tiempos de mucha confusión, ya sea para echar algo de luz en el marasmo, o de abrir nuevos vericuetos para nuestra curiosidad y necesidad de plasmar en sentido nuestro asombro.